El ogro, la bella durmiente y los siete enanitos
Las desviaciones de fondos p¨²blicos implican a docenas de diputados en Brasil
En los urinarios del aeropuerto de Brasilia se congregan varios pol¨ªticos que acaban de aterrizar en la capital en el vuelo procedente de S¨¢o Paulo y se disponen a cumplir con su semana de cuatro d¨ªas como representantes del pueblo. Participan en el minic¨®nclave cuatro diputados, entre ellos un ex candidato presidencial derrotado. Del animado cuchicheo s¨®lo emerge de vez en cuando una palabra m¨¢s alta que otras: "Cheques". Desde hace tres semanas, desde que el pasado 20 de octubre se constituy¨® la Comisi¨®n Parlamentaria de Investigaci¨®n (CPI) para investigar las desviaciones de fondos en el presupuesto, varias docenas de diputados y senadores viven presa del p¨¢nico de que su nombre aparezca relacionado con el lodazal de corrupci¨®n que parece invadirlo todo en Brasilia.Todav¨ªa no han transcurrido ni siquiera 14 meses desde aquel 30 de septiembre, cuando el presidente Fernando Collor abandon¨® el palacio de Planalto por la rampa principal de entrada entre insultos de "?ladr¨®n, ladr¨®n!". Hoy d¨ªa, Collor vive recluido en la Casa da Dinda en Brasilia, la misma residencia particular que no tuvo reparo en reformar con un coste millonario en d¨®lares, pagado con los dineros que su compinche Paulo C¨¦sar Faria consegu¨ªa de extorsionar a empresarios brasile?os. Collor se prepara para trasladarse a S¨¢o Paulo e intentar¨¢ desde all¨ª reiniciar su carrera pol¨ªtica si consigue levantar su sanci¨®n de ocho a?os de prohibici¨®n para intervenir en la vida p¨²blica.
Ha pasado poco m¨¢s de un a?o, pero parece como si la pel¨ªcula se repitiese en Brasil casi con el mismo gui¨®n, pero con otros actores. Como si de aut¨¦nticos aprendices de brujo se tratase, parte de los mismos diputados que votaron contra Collor se ven ahora devorados por los esp¨ªritus que dejaron escapar de la botella al destituir al presidente.
Mafia presidencial
Antes de la ca¨ªda de Collor era un secreto a voces en Brasil que la llamada "mafia de Alagoas", en torno al presidente que hab¨ªa ganado la elecci¨®n en 1989 con la promesa de moralidad, romp¨ªa los moldes habituales por su voracidad a la hora de reclamar mordidas. Fue necesario que Pedro Collor, hermano del presidente, hablase, en mayo de 1992, en la revista Veja, para desencadenar el proceso que concluy¨® con la destituci¨®n de Collor.
Ahora todos sab¨ªan que el mecanismo de adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas era un foco de corrupci¨®n y negocios entre las empresas contratistas de obras p¨²blicas y los diputados y funcionarios encargados de elaborar el presupuesto nacional. No hab¨ªa pruebas hasta el d¨ªa en que el economista Jos¨¦ Carlos Alves dos Santos, un alto funcionario de 51 a?os, padre de tres hijos, acusado del homicidio de su mujer, posesi¨®n de d¨®lares falsos y narcotr¨¢fico, tir¨® de la manta en unas declaraciones, c¨®mo no, a la revista Veja y sali¨® a relucir el papel de los "siete enanitos". Una vez m¨¢s el tufo de la corrupci¨®n invadi¨® Brasilia y se extendi¨® por todo el pa¨ªs.
Dos Santos trabaj¨® durante muchos a?os como asesor del Congreso en la Comisi¨®n de Presupuesto. La Constituci¨®n democr¨¢tica de 1988 permiti¨® a los congresistas introducir enmiendas al presupuesto, cosa que el r¨¦gimen de los militares hab¨ªa reservado para el poder ejecutivo. Con la posibilidad de las enmiendas, un grupo de diputados sin escr¨²pulos descubri¨® el m¨¦todo para enriquecerse, a base de concesi¨®n de obras con sobreprecio, que cobraban de las empresas contratistas. Otro mecanismo a¨²n m¨¢s canallesco era el de conceder fondos para obras sociales a fundaciones, que con frecuencia no eran m¨¢s que direcciones fantasmas en casa de familiares o empresas de los propios diputados. Estos desalmados se embolsaban as¨ª fuertes sumas, destinadas en principio a repartir comidas a fam¨¦licos habitantes del Noreste brasile?o u otros fines sociales, pero que acababan en los bolsillos de una pandilla de diputados con el asesoramiento de Dos Santos.
Otro personaje clave en este negocio era Jo¨¢o Alves, de 74 a?os, separado y con seis hijos, que ocupa esca?o en el Congreso desde hace m¨¢s de 30 a?os, el diputado decano, sentado desde los tiempos del r¨¦gimen militar en la Comisi¨®n de Presupuesto. Este individuo, de 1,62 de estatura, y otra pandilla de individuos, que, curiosa coincidencia, no med¨ªan mucho m¨¢s, formaban la llamada "maf¨ªa de los siete enanitos". Se encargaban de la distribuci¨®n de fondos que consegu¨ªan de los sobornos de las empresas contratistas y del saqueo del presupuesto de obras socia les. Alves lleg¨® a mover 32 millones de d¨®lares (unos 4.320 millones de pesetas) en sus cuentas en los ¨²ltimos a?os y tuvo la desfachatez de declarar en la CPI que hab¨ªa ganado en la loter¨ªa. Parece que Alves lleg¨® a jugar millones de d¨®lares (m¨¢s de 4.000 millones de pesetas) en la lo ter¨ªa para ganar s¨®lo nueve (unos 1.200 millones de pesetas), que que daban as¨ª blanqueados.
Todo hubiera seguido su curso normal y esto no se habr¨ªa descubierto, de no ha ber mediado las desavenencias conyugales de Dos Santos. Este cincuent¨®n, que fue seminarista, barbudo, con aspecto de progre de los sesenta, integrado en el sistema inici¨® una relaci¨®n con una antigua alumna de la universidad privada donde daba clases. Dos Santos se hab¨ªa casado en 1969 en Brasilia con Ana Elisabeth Lofrano, una pedagoga hija de un comisario de polic¨ªa, a quien conoci¨® en los tiempos de estudiante.
Elisabeth trabajaba en el Ministerio de Educaci¨®n, pero mientras su marido desarrollaba el esquema de atraco al presupuesto, ella denunciaba el intento de comprar en su Ministerio un lote de ordenadores a un precio excesivo. Las aventuras extraconyugales de Dos Santos le llevaron en ocasiones a vivir fuera de casa y escaparse con su amante seguidas de momentos de reconciliaci¨®n con su mujer. Estas desavenencias preocupaban a los siete enanitos, temerosos de que ella conociese toda la trama.
El 19 de noviembre del a?o pasado, tras una cena con su mujer en un restaurante de Brasilia, Dos Santos denunci¨® haber sido asaItado y encerrado en el maletero del coche. Despu¨¦s declar¨® Dos Santos que consigui¨® escaparse, pero su mujer hab¨ªa desaparecido sin dejar huellas. La polic¨ªa sospech¨® que Dos Santos la hab¨ªa matado, pero no le detuvo hasta el pasado 7 de octubre al encontrar en su casa 1,1 millones de d¨®lares en efectivo (unos 150 millones de pesetas).
Tras haber sufrido torturas de la polic¨ªa, Dos Santos no tuvo inconveniente en aparecer como el ogro que mat¨® a su esposa, pero luego revoc¨® su declaraci¨®n y denunci¨® la existencia de la mafia de diputados, para explicar la cantidad de d¨®lares en efectivo que se encontraban en su casa. En las declaraciones a Veja, Dos Santos mencion¨® los nombres de casi dos docenas de diputados, tres gobernadores de Estados y dos ministros del actual Gabinete del presidente, Itamar Franco, como implicados en la mafia del presupuesto que manejaban los enanitos.
Acusaciones y dimisiones
Se form¨® inmediatamente una Comisi¨®n Parlamentaria de Investigaci¨®n, que rompi¨® el secreto bancario y ha empezado a investigar las cuentas de los diputados acusados y sus conexiones. Ya se han producido varias dimisiones, de uno de los ministros acusados y de varios diputados en los cargos que desempe?aban en la C¨¢mara. Para los partidos de izquierda, sobre todo el Partido de los Trabajadores (PT) de Luis Inacio Lula da Silva, el candidato presidencial derrotado por Collor en 1990, las denuncias de Dos Santos vinieron como anillo al dedo para impedir la reforma de la Constituci¨®n de 1988, prevista para estas fechas.
La Constituci¨®n de 1988 contiene una serie de principios queridos por la izquierda, como una elevada dosis de planificaci¨®n estatal y contenidos sociales. Una disposici¨®n transitoria impone su revisi¨®n al cumplirse ahora cinco a?os de su entrada en vigor. El Gobierno, los empresarios y la derecha quieren reformarla para introducir una serie de principios que hagan posible la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa brasile?a, pero la izquierda se opone.
La comisi¨®n de investigaci¨®n y el esc¨¢ndalo de corrupci¨®n han paralizado al Congreso y la reforma constitucional corre el riesgo de no salir adelante. Esto satisfar¨ªa a los partidos de izquierda. El PT argumenta que los corruptos no pueden participar en la reforma constitucional y anuncian para los pr¨®ximos d¨ªas que movilizar¨¢n a la opini¨®n p¨²blica y las calles de todo Brasil se llenar¨¢n con manifestantes al grito de "?El ladr¨®n no toca la Constituci¨®n!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.