El env¨¦s del mito vamp¨ªrico
Hay un momento memorable en Cronos, la brillante y sorprendente ¨®pera prima del mexicano Guillermo del Toro, que ilustra a la perfecci¨®n la rara cualidad funambulesca de este filme absorbente. El gran Federico Luppi -sencillamente genial- asiste a una fiesta de fin de a?o cuando, de improviso, la extra?a fiebre que desde hace d¨ªas se ha apoderado de su cuerpo le golpea c¨®mo un latigazo. Ante la sangre que pierde uno de los invitados, Luppi siente un desasosiego que, desde que lo mostr¨® Max Schreck en el inmortal Nosferatu, tan bien conocemos: la impaciencia ante el olor de la sangre delata al vampiro. Luppi espera, una espera interminable, hasta que el otro se va; entonces se lanza, como Eusebio Poncela tras la droga en Arrebato, a lamer con fruici¨®n las baldosas. Pero no ser¨¢ su placer el que veamos, sino el comienzo de su tortura.Esta dial¨¦ctica de la sorpresa, siempre condimentada con el mayor imprevisto y siempre columpi¨¢ndose en el abismo, es la mejor virtud de Cronos. De ella nace, por ejemplo, un filme de vampiros sin vampiros, una suerte de env¨¦s del mito, puesto que es un insecto atrapado dentro de otro, la inmovilidad frente a la vol¨¢til ubicuidad del roedor alado, el encargado de inocular en el apacible anticuario el germen de la torturada inmortalidad. De hecho, no llega a morder a nadie, ni a quien tiene m¨¢s cerca, comenzando por su nieta (una idea estupenda su inclusi¨®n, porque es a trav¨¦s de la inocencia de sus ojos desde donde vemos la transformaci¨®n del apacible abuelo).
Cronos
Direcci¨®n y gui¨®n: Guillermo del Toro. Fotografia: Guillermo Navarro. M¨²sica: Javier ?lvarez.Producci¨®n: Alejandro Springall y Bernard Nossbaumer. M¨¦xico, 1992. Int¨¦rpretes: Federico Luppi, Ron Perlman, Claudio Brook, Margarita Isabel, Tamar Shanath, Daniel Gim¨¦nez Cacho. Estreno en Madrid: Princesa.
Pero no s¨®lo esto. Porque Cronos es algo m¨¢s que un homenaje a buena parte de la mejor historia del cine de terror, con una consciente reivindicaci¨®n del artesanado a la manera de Hammer contra el derroche tecnol¨®gico y poco imaginativo del horror film americano de hoy. Es un delirante y muy divertido ejercicio de humor negro.
Di¨¢logo fecudo
Por encima de su adscripci¨®n gen¨¦rica concreta, Del Toro construye a¨²n m¨¢s: un ejemplar y riguroso ejercicio de puesta en escena, con cuidado minucioso de la ubicaci¨®n de su c¨¢mara, un respeto escrupuloso por el punto de vista, por el di¨¢logo fecundo con la imaginaci¨®n del espectador. No s¨¦ si, como afirm¨® el escritor balear-mexicano Emilio Garc¨ªa Riera, es Cronos el mejor deb¨² de la historia del cine azteca, pero en todo caso es una pel¨ªcula mod¨¦lica que logra algo tan dif¨ªcil como es poner un punto y aparte en la mitolog¨ªa de un g¨¦nero tan fecundo, transitado y popular como el fant¨¢stico. Y lo hace desde el respeto, la humildad, la admiraci¨®n, el cari?o, cualidades todas ellas ausentes del g¨¦nero desde hace mucho tiempo.
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