Espa?a, en el Euroej¨¦rcito
LA ESTABILIDAD del continente europeo durante 40 a?os se ha fundamentado en la solidez del llamado v¨ªnculo transatl¨¢ntico, es decir, de la alianza entre los europeos y Estados Unidos. La continuaci¨®n de dicho v¨ªnculo seguir¨¢ siendo una condici¨®n necesaria para el futuro, pero con la desaparici¨®n de los bloques y de la vieja disuasi¨®n ya no es una condici¨®n suficiente. Europa no puede delegar en Estados Unidos las cuestiones fundamentales de su propia defensa, tanto en inversiones como en medios y soldados.Los t¨¦rminos del problema se han invertido: hasta el fin de la guerra fr¨ªa se trataba de reforzar el pilar europeo sin debilitar el v¨ªnculo atl¨¢ntico; ahora es evitar que se debilite el v¨ªnculo antes de que el continente cuente con suficientes medios e instituciones para garantizar su estabilidad y su defensa. En cualquiera de los casos, incluyendo el de una Europa bien pertrechada, la alianza con Washington no debe ponerse en cuesti¨®n, porque es imprescindible, ya no para la seguridad del continente, sino mundial.
Los pasos recorridos hasta ahora, como la conversi¨®n de la Uni¨®n de Europa Occidental (UEO) en el pilar defensivo de la Uni¨®n Europea, eran meramente institucionales. Ahora, la creaci¨®n del cuerpo de ej¨¦rcito europeo o Euroej¨¦rcito, por parte de Alemania y Francia, con la participaci¨®n de B¨¦lgica y Espa?a, es el primer, paso pr¨¢ctico y efectivo para que: la Uni¨®n cuente alg¨²n d¨ªa con su Ej¨¦rcito propio, al igual que deber¨¢ tener una moneda com¨²n.
El nuevo cuerpo de ej¨¦rcito multinacional se constituy¨® formalmente el pasado 5 de noviembre en Estrasburgo, la ciudad disputada hist¨®ricamente entre alemanes y franceses y emblema ahora del europe¨ªsmo. Estar¨¢ plenamente operativo, con sus 50.000 soldados, en 1995, para ponerse a las ¨®rdenes de cualquiera de las instituciones que se solapan en el complejo entramado de la cooperaci¨®n europea e internacional: la UEO, la OTAN y Naciones Unidas. Es s¨®lo un cuerpo de ej¨¦rcito, pero quiz¨¢s le seguir¨¢n otros y llegar¨¢ a ser alg¨²n d¨ªa el primero en antig¨¹edad de un completo Ej¨¦rcito europeo. Aunque se incorporen m¨¢s pa¨ªses en los pr¨®ximos a?os, es un ejemplo eficaz de que la llamada geometr¨ªa variable no es mala de por s¨ª, sino que puede convertirse incluso en un modelo constructivo para combinar el mantenimiento de la diversidad con la imprescindible unidad.
?ste ser¨¢ el segundo gran proyecto ilusionante en que se implicar¨¢ el Ej¨¦rcito espa?ol, si se contabiliza como primero el contingente desplegado en Bosnia. Consagra el quiebro hist¨®rico en el que est¨¢n comprometidos los militares espa?oles, que les proporciona por primera vez en muchos a?os la imagen emotiva del humanitarismo y de la democracia. La ¨²ltima vez que soldados espa?oles estuvieron en los parajes m¨¢s centrales del europe¨ªsmo fue precisamente con los tercios imperiales, en el momento en que Espa?a se iba de Europa. Ahora regresan con una misi¨®n distinta y contraria, mucho m¨¢s bella, porque tambi¨¦n Espa?a ha regresado a Europa.
La puesta en marcha de este proyecto es, por lo dem¨¢s, uno de los pocos datos alentadores en un momento especialmente dif¨ªcil, m¨¢s dado a los clarinetazos de sonoridad chovinista que a los famosos "peque?os pasos" que predicaban los padres del europe¨ªsmo. La amistad franco-alemana ha sido, a fin de cuentas, uno de los fundamentos de la paz europea desde la II Guerra Mundial, como lo ha sido el v¨ªnculo atl¨¢ntico. Este ¨²ltimo sigue siendo necesario, pero la condici¨®n imprescindible es la preservaci¨®n de esta amistad, que tiene en el Euroej¨¦rcito uno de los frutos m¨¢s ¨²tiles para el futuro.
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