"Incluso en los sistemas democr¨¢ticos hay un cierto grado de corrupci¨®n"
El presidente de Olivetti, a sus 59 a?os, reemprende con ganas su vida normal en evidente forma. Ayer estuvo en Londres, hoy en su despacho de Ivrea, pero cena en Roma y no acierta a combinar una cita con el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, y un comida en Par¨ªs, mientras instruye a su secretaria al respecto. Sin embargo, Carlo de Benedetti a¨²n no ha asimilado totalmente que el mismo d¨ªa en que disertaba sobre los presupuestos ante el Parlamento italiano, un juzgado de Roma decidi¨® detenerle. No quiere hablar en detalle de ninguno de los temas que tiene pendientes en el juzgado bajo secreto de sumario. Pero s¨ª explicar lo que est¨¢ ocurriendo en Italia, porque est¨¢ seguro de que no se entiende en el extranjero."El problema", afirma, "es que Italia ha sido regida por el mismo Gobierno y en muchos casos por la misma gente durante 45 a?os. Durante ese tiempo hemos tenido la misma mayor¨ªa, sin alternativa posible, debido a que Italia ten¨ªa el mayor partido comunista del mundo. Y, como es sabido, en la historia de la humanidad la corrupci¨®n crece exponencialmente al tiempo de permanencia en el poder".
"En los ¨²ltimos 10 a?os", prosigue, "este sistema, que comenz¨® como una democracia se convirti¨® en un r¨¦gimen, salvo por una cosa: porque la prensa sigui¨® siendo libre y eso es una de las cosas que yo he tenido que pagar. Primero, por simpatizar con esa libertad. Segundo, por ser el accionista mayoritario de un grupo como L'Espresso-La Repubblica, que ha combatido al r¨¦gimen".
Pregunta. Resulta incre¨ªble que cualquier gran empresario italiano de sus dimensiones haya sido solamente v¨ªctima de ese r¨¦gimen y no al menos tambi¨¦n beneficiario.
Respuesta. En primer lugar, no es posible escribir con palabras de hoy la historia de hace 50 o 100 a?os. ?Cree que en 1945, cuando el r¨¦gimen nazi se derrumb¨®, hubiera tenido sentido preguntar a la clase dirigente por qu¨¦ no se hab¨ªa opuesto a Hitler 10 a?os antes? En segundo lugar, hay que distinguir entre los que se beneficiaron porque ganaron dinero y los que perdieron dinero en ese contexto. Puedo decirle que muchos empresarios italianos han hecho dinero con las comisiones ilegales, pero yo no. Los temas bajo investigaci¨®n son absolutamente marginales para Olivetti y desde luego no se hicieron para obtener beneficios, sino para mantener las cuotas m¨ªnimas de contratos p¨²blicos nacionales sin los, que no hubi¨¦ramos podido lograr los contratos internacionales, como los ferrocarriles suizos, o los correos franceses. Piense que, para una multinacional que realiza el 70% de sus ventas en el extranjero -como nosotros-; que viene de un pa¨ªs como Italia al que no se relaciona inmediatamente con la alta tecnolog¨ªa; ir a los correos alemanes y no poder presentar ni siquiera una referencia de trabajos realizados para los correos italianos ser¨ªa una aventura imposible.
P. Pero a usted se le ha criticado tambi¨¦n porque, hace dos a?os, durante el ¨²ltimo Gobierno de Giulio Andreotti, logr¨® que el Estado se hiciera cargo de 1.000 trabajadores excedentes en Olivetti.
R. Es muy interesante, porque Olivetti ha reducido su plantilla en 18.000 trabajadores durante los ¨²ltimos cuatro a?os. De ellos, 1.000 se supone que ir¨¢n a la Administraci¨®n P¨²blica. Digo se supone porque, hasta ahora ninguno ha ido, como consecuencia de un decreto del Gobierno que afecta a 15.000 trabajadores italianos de diversos grupos. Pero lo m¨¢s curioso es que el decreto responde a una petici¨®n de los sindicatos, no m¨ªa. Yo habr¨ªa echado a esos 1.000 en cualquier caso. Es evidente que no se trata de un favor hecho a mi, sino a los sindicatos.
P. Como ha dicho, usted es una gran multinacional y sus negocios se distribuyen por todo el mundo. ?Fuera de Italia, tambi¨¦n tiene que pagar comisiones? ?En Espa?a, por ejemplo?
R. En cualquier sistema sociopol¨ªtico, sin excepci¨®n, especialmente en los no democr¨¢ticos, pero incluso en los democr¨¢ticos, hay un cierto grado de corrupci¨®n, porque ¨¦sta est¨¢ asociada con el ser humano.
P. Pero ?Italia es excepcional por la importancia del fen¨®meno?
R. Eso sin duda. El grado de corrupci¨®n que hemos tenido en Italia era una excepci¨®n, del mismo modo que lo ha sido Jap¨®n dentro del mundo occidental, y por la misma raz¨®n: tuvieron el mismo Gobierno durante 45 a?os.
P. ?C¨®mo ha reaccionado a lo que le ha ocurrido?
R. Como ser humano, lo he dicho, me siento mucho m¨¢s fuerte que antes. Como empresario, me siento muy orgulloso porque he sido el ¨²nico presidente de una gran empresa que ha asumido todas las responsabilidades, de modo que es el ¨²nico de su grupo que ha estado en la c¨¢rcel. Creo que he hecho lo que ten¨ªa que hacer. Como ciudadano, estoy preocupado por el grado de confusi¨®n asociado a esta revoluci¨®n pac¨ªfica que atravesamos.
P. ?Qu¨¦ impacto tiene todo esto en Olivetti?
R. Creo que la gente ha respondido ya esa pregunta a trav¨¦s de la bolsa. Si veo lo que ha ocurrido con las cotizaciones de Olivetti durante la ¨²ltima semana, tengo que decir que la respuesta positiva ya est¨¢ ah¨ª. Pero hay otra cosa que no entiendo, y es por qu¨¦ la gente me pregunta tanto por lo que va a pasar con Olivetti y no plantea la misma cuesti¨®n a tantas multinacionales que est¨¢n implicadas en la misma investigaci¨®n sobre el Ministerio de Comunicaciones y por cantidades que son muy similares.
P. Hay analistas financieros que razonan que su imagen est¨¢ muy ¨ªntimamente ligada a la de Olivetti.
R. El problema es que yo no he estado en la c¨¢rcel por haber hecho algo malo personalmente, por haber pegado a un ni?o en la calle, sino por Olivetti. Porque he asumido todas las responsabilidades. Por eso es completamente est¨²pido decir que Olivetti est¨¢ teniendo problemas por m¨ª. Es al rev¨¦s. Nunca discut¨ª, ni organic¨¦ o realic¨¦ personalmente el pago de una comisi¨®n. Y ninguno de los denunciantes ha dicho que me conoce, porque jamas los he visto. Lo que hice, y lo dije desde el primer momento hace seis meses, es que, en algunos casos muy espec¨ªficos, autoric¨¦ a gente que se ocupaba de las relaciones comerciales con empresas dependientes del Estado a que realizaran los pagos ilegales.
P. Ha anunciado que presentar¨¢ pruebas sorprendentes de c¨®mo fue implicado en la quiebra del Banco Ambrosiano por motivos pol¨ªticos. ?Cree que una misma mano le ha perseguido tanto en aquel caso como en el de la Banque Dumeneuil Lebl¨¦, por el que ha tenido problemas judiciales en Suiza, o ahora en Tangent¨®polis?
R. No, en modo alguno. El caso de la Dumeneuil Lebl¨¦ fue un asunto de un simple estafador, y lo ganamos. Cualquiera puede encontrarse un estafador en su vida. Tangent¨®polis tampoco tiene que ver con el Ambrosiano, ni pienso que haya motivaciones pol¨ªticas en lo que me ha pasado. Lo que s¨ª he dicho es que el Ambrosiano fue una venganza pol¨ªtica, y lo demostrar¨¦.
P. ?Alguna idea sobre los motivos?
R. No tengo ni idea. Me preguntar¨ªa m¨¢s bien otra cosa. ?No es extra?o que el texto de la sentencia por la que me condenaron en primera instancia, en abril de 1992, no haya sido todav¨ªa publicado? He comprobado que no hay ning¨²n caso, ni siquiera en Italia, en el que se haya tardado tanto. Alg¨²n motivo debe haber para ello.
P. ?Concluida la revoluci¨®n pac¨ªfica, en Italia seguir¨¢n existiendo estos grandes grupos familiares caracter¨ªsticos de su econom¨ªa, como el suyo, el de Agnelli o de Berlusconi?
R. No hay duda de que Italia es un pa¨ªs muy individualista, ni de que, desde el punto de vista econ¨®mico, nuestro sistema es muy primitivo, muy medieval. Ha sido muy dificil que emerjan grupos nuevos. Se ha referido a dos, a m¨ª y a Berlusconi, que somos los ¨²nicos nuevos en este pa¨ªs. No pertenecemos a las familias tradicionales.
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