Mito y realidad

Los ¨²ltimos conciertos madrile?os se han desarrollado bajo el signo del viol¨ªn: Yehudi Menuhin, el mito; Silvia Marcovici, la realidad. Menuhin mud¨® hace tiempo su stradivarius y su guarnelius por el m¨¢s franciscano de los instrumentos: la batuta. Y en su condici¨®n de director se puso al frente de la Orquesta de RTVE para ejercer la magia de su prestigio, de su musicalidad y de su experiencia. De su versi¨®n de la Sinfon¨ªa en re (Londres), Haydn, es imposible escapar al hechizo de ese Haydri vital, de esa transparencia de los arcos, de esa puntuaci¨®n de las maderas.Otra cosa fue la aparatosa Segunda sinfon¨ªa, con la que rinde homenaje a Eduardo VII sir Edward Elgar. M¨²sica glorificante all¨ª donde las haya y casi tanto como la de los polifonistas de la escuela romana: estos glorificaban la fe y la m¨ªstica; Elgar, el Imperio brit¨¢nico.

Marcovici, 40 a?os de juventud, belleza y lirismo, nos dio una preciosa traducci¨®n del Concierto en re de Brahms. La perfecci¨®n de su juego, la temperatura y color de su sonido, la generosidad de su fraseo son rigurosamente fascinantes. Colabor¨® muy bien el maestro finland¨¦s Okko Kamu con la Sinf¨®nica de Helsingborgs en su actuaci¨®n para la Asociaci¨®n Filarm¨®nica. T¨®nica meritoria que imper¨® en la atractiva suite de Lars-Erik Larsson (1908-1986), no demasiado representativa de su personalidad, y en la Sinfon¨ªa n¨²mero tres, renana, de Schumann.