'Una vida entre burgueses' y algo m¨¢s
Una vida entre burgueses: ¨¦ste es el t¨ªtulo de las memorias pol¨ªticas publicadas en catal¨¢n por Manuel Ort¨ªnez, hombre de dilatada trayectoria privada y p¨²blica en importantes sectores de la burgues¨ªa catalana de la posguerra y en diversos organismos de la Administraci¨®n franquista, y, finalmente, personaje clave en el regreso de Josep Tarradellas como presidente de la Generalitat de Catalu?a restaurada. Es un libro estupendamente escrito, claro, contundente, unilateral, partidista y, por lo mismo, muy interesante, sobre todo si uno ha v¨ªvido el mismo periodo hist¨®rico desde otro ¨¢ngulo. Como documento es francamente importante para entender el fondo de muchas pol¨¦micas pol¨ªticas de estricta actualidad, especialmente las que tienen por objeto el nacionalismo catal¨¢n y su relaci¨®n con el conjunto de Espa?a.La primera parte es una descarnada descripci¨®n de los usos y costumbres de la burgues¨ªa catalana de la posguerra, especialmente del empresariado del sector textil. Es una burgues¨ªa catalanista -o m¨¢s exactamente, cambonista- que al igual que su mentor hist¨®rico, Camb¨®, ve el poder pol¨ªtico del centralismo -de la monarqu¨ªa anteriormente, del franquismo despu¨¦s- como algo ajeno y remoto, pero con el que hay que entenderse y pactar, una vez fracasado el reformismo camboniano y una vez pasado el inmenso susto de la Rep¨²blica y la guerra civil. Por ello acept¨® sin rechistar las reglas de juego del franquismo, entre ellas el soborno y la corrupci¨®n. Recomiendo especialmente las p¨¢ginas en que se describen los mecanismos al uso, conocidos por todos y m¨¢s bien rudimentarios, pero contundentes. El propio Ort¨ªnez explica sin ambages sus propias andanzas como uno de los hombres de la maleta que transportaba regularmente a Madrid los fondos de la corrupci¨®n institucionalizada. Y no deja de tener su morbo repasar la lista de los principales protagonistas del asunto.
De los aleda?os de aquella burgues¨ªa surgi¨® lo que bien podr¨ªamos llamar una intelectualidad org¨¢nica que se propuso intervenir en la reforma del franquismo desde su interior. El libro describe bien la trayectoria de algunos de aquellos hombres que desempe?aron un importante papel en la definici¨®n y la puesta en marcha de la pol¨ªtica desarrollista de los a?os sesenta y en la reforma administrativa que la acompa?¨®. Algunos lo entendieron como una mera aportaci¨®n t¨¦cnica sin mayor compromiso pol¨ªtico, otros como un apoyo expl¨ªcito a la l¨ªnea desarrollista del Opus Del frente a la l¨ªnea aut¨¢rquica del falangismo, y otros, en fin -entre ellos el autor del libro-, como la aplicaci¨®n l¨®gica de una concepci¨®n pol¨ªtica camboniana que consist¨ªa en intentar controlar en exclusiva un espacio pol¨ªtico y econ¨®mico propio -el espacio catal¨¢n- a cambio de ayudar al Gobierno central, o sea, el Gobierno franquista, a controlar sin mayores problemas el resto de Espa?a. Desde este punto de vista, nada molestaba m¨¢s a este sector social y a algunos de sus te¨®ricos, como el propio Ort¨ªnez, que la existencia de una oposici¨®n activa al franquismo. Por ello, el autor insiste una y otra vez en denunciar la actividad del antifranquismo clandestino o semiclandestino. Para ¨¦l, luchar contra el franquismo no s¨®lo era in¨²til, sino perjudicial porque endurec¨ªa al r¨¦gimen y alargaba su vida, y lo que hab¨ªa que hacer -lo que hizo- era colaborar con los sectores m¨¢s o menos reformistas del propio franquismo a la espera de la muerte de Franco.
Estas distinciones son importantes porque son las que conducen a la segunda -y decisiva- parte del libro: la que relata los pormenores del regreso del presidente de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas. En la pol¨ªtica catalana ¨¦ste es un tema que resurge una y otra vez, y siempre en clave actual, porque entre las fuerzas pol¨ªticas catalanas todav¨ªa no se han ventilado bien sus razones y sus consecuencias.
Tras la lectura de esta ¨²ltima aportaci¨®n al debate, me reafirmo en mi convicci¨®n de que no hubo una operaci¨®n Tarradellas ni dos, sino cuatro o cinco, y que el desarrollo concreto del retomo y de la restauraci¨®n hist¨®rica de la Generalitat bajo la presidencia de Josep Tarradellas no se ajust¨® exactamente a ninguno de los cuatro o cinco proyectos, sino que fue la mezcla de varios de ellos.
La idea central de Manuel Ort¨ªnez es que, para impedir que la acci¨®n de la oposici¨®n antifranquista -¨¦l denuncia constantemente a Jordi Pujol y a los comunistas, y muestra muy escasa simpat¨ªa por los socialistas- bloquease su soluci¨®n del problema de Catalu?a, hab¨ªa que hacer entrar en escena al presidente de la Generalitat en el exilio y buscar un compromiso entre ¨¦ste y los reformistas que se iban agrupando en torno a Adolfo Su¨¢rez. El compromiso ten¨ªa que consistir en que la Monarqu¨ªa reconociese la legitimidad de la Generalitat y su presidente, y que ¨¦ste, en nombre de Catalu?a, reconociese la Monarqu¨ªa. De este modo, el regreso de Tarradellas significar¨ªa la restauraci¨®n de la autonom¨ªa de Catalu?a en el marco de la Monarqu¨ªa y se terminar¨ªa el contencioso hist¨®rico sin necesidad de crear otras autonom¨ªas. Ser¨ªa un pacto hist¨®rico entre una Monarqu¨ªa que seguir¨ªa siendo centralista en el resto de Espa?a y una Catalu?a auton¨®mica gobernada por los mismos reformistas del tardofranquismo y nuevos sectores ilustrados.
Pero ¨¦ste no era el ¨²nico proyecto. Hab¨ªa otros. Unos tambi¨¦n giraban en tomo a la figura de Tarradellas y otros no. Entre estos ¨²ltimos, el m¨¢s notable fue el proyecto patrocinado por Rodolfo Mart¨ªn Villa, Juan Antonio Samaranch y Federico Mayor Zaragoza -proyecto con el que en alg¨²n momento coquete¨® tambi¨¦n Jordi Pujol- de crear un consejo regional de Catalu?a. Este consejo se lleg¨® a crear por Real Decreto 382/1977, de 18 de febrero, pero se convirti¨® en letra muerta tras el resultado de las elecciones del 15 de junio de 1977.
Otro proyecto era, precisamente, el de las fuerzas que ganaron dichas elecciones, o sea, los socialistas y los comunistas, pero al que tambi¨¦n se a?adieron -aunque no por las mismas razones- los nacionalistas de Jordi Pujol. Consist¨ªa en exigir el regreso de Josep Tarradellas como presidente de la Generalitat restaurada, pero entendiendo que dicha presidencia deber¨ªa limitarse a asegurar el tr¨¢nsito a una nueva Generalitat basada en un estatuto de autonom¨ªa elaborado por las fuerzas surgidas de las elecciones democr¨¢ticas.
Existi¨® luego un cuarto proyecto, perge?ado precisamente a ra¨ªz del resultado de dichas elecciones. Cuando Adolfo Su¨¢rez vio que en Catalu?a hab¨ªan triunfado los socialistas y los comunistas, pens¨® en el proyecto inicial de Manuel Ort¨ªnez y sus colaboradores, pero d¨¢ndole un giro significativo. Con evidente audacia, patrocin¨® el regreso de Josep Tarradellas como presidente de la Generalitat restaurada, pero con la idea de que la presidencia del propio Tarradellas y de la nueva instituci¨®n sirviese para cerrar el paso a la izquierda triunfante en las elecciones. Para ello le dio un poco m¨¢s de poder del inicialmente previsto, pero su proyecto qued¨® tocado por el deficiente resultado electoral de su propia formaci¨®n, la UCD, en Catalu?a.
El regreso definitivo de Tarradellas no obedeci¨®, en sentido estricto, a ninguno de estos planes, sino que fue el resultado de una mezcla de todos ellos. Manuel Ort¨ªnez no lo reconoce expl¨ªcitamente, pero es palpable su decepci¨®n ante lo que realmente signific¨® el regreso de Tarradellas, que ¨¦l tanto hab¨ªa auspiciado.
En efecto, Tarradellas regres¨® como presidente de la Generalitat, y es cierto que con ello
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