Una pesadilla de la depresi¨®n
A pesar de que el cine norteamericano no atraviesa uno de sus mejores momentos, sigue teniendo la suficiente capacidad para producir las grandes pel¨ªculas de ¨¦xito mundial asegurado y tambi¨¦n para- que a su sombra puedan hacerse obras tan personales o m¨¢s de las que se realizan en Europa, pero siempre con unas caracter¨ªsticas nacionales muy marcadas.Esto es lo que ocurre con El rey de la colina, tercera pel¨ªcula de Steven Soderbergh, famoso por ganar a los 26 a?os la Palma de Oro del Festival de Cannes por su primer filme Sexo, mentiras y cintas de video (1988). Su triunfo le impulsa a continuar por el m¨¢s complejo de los caminos y de esta manera rueda a continuaci¨®n Kafka (1992), un relativo fracaso que no se ha distribuido comercialmente en Espa?a, y recientemente El rey de la colina.
El rey de la colina
Director y guionista: Steven Soderbergh. Fotograf¨ªa: Elliot Davis. M¨²sica: Cliff Martinez. Estados Unidos, 1993. Int¨¦rpretes: Jesse Brafford, Jeroen Krabb¨¦, Lisa Eichhorn, Karen Allen, Spalding Gray y Elizabeth McGovern. Estreno en Madrid: Ideal (versi¨®n original subtitulada).
Punto de partida
El punto de partida es una novela con una gran carga autobiogr¨¢fica de A. E. Hotchner, pero Soderbergh sabe convertir a Aaron, su joven protagonista de 12 a?os, en la exacta continuaci¨®n de sus anteriores e introvertidos h¨¦roes. Narra una dram¨¢tica historia, ambientada en una peque?a poblaci¨®n de Misisip¨ª en 1933 en plena depresi¨®n econ¨®mica, pero lo hace de una forma tan desenfadada, cargada de un sutil humor, que el resultado tiene mucha mayor fuerza que si estuviese planteada como un simple melodrama.
Dentro del excelente relato que es El rey de la colina destacan dos elementos imprescindibles para el buen resultado final. En primer lugar, Jesse Bradford, un joven de 12 a?os, sin ninguna experiencia cinematogr¨¢fica, que gracias a la fuerza de Soderbergh para dirigir actores aparece como uno de los grandes int¨¦rpretes juveniles de la historia del cine. Bien secundado por Jeroen Krabb¨¦ y Lisa Eichhom como sus padres y Karen Allen y Elizabeth McGovem en peque?os cometidos.
Y en segundo lugar, la excelente fotograf¨ªa de Elliot Davis, que toma como modelo las tonalidades de los cuadros del pintor Edward Hopper para hacer una perfecta reconstrucci¨®n de los ambientes de los a?os treinta y darles vida propia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.