La respuesta de los indulgentes
?Qui¨¦n es el responsable de la aparici¨®n de los 400.000 mujeres y hombres, de toda condici¨®n y edad, que no tienen ni pan ni techo? La pregunta est¨¢ en iodos los labios. Cada franc¨¦s se siente con alma de juez. ( ... ) Conclusi¨®n: los culpables son los dem¨¢s, es decir, aquellos que no tienen nombre. ( ... )?Habr¨¢ que aullar con los corderos que se creen lobos o intentar describir con honestidad la situaci¨®n real? Primera evidencia: una sociedad que deja a miles y miles de mujeres y hombres sin pan y sin abrigo est¨¢ enferma, y a punto de perder su alma. ( ... )
Segunda observaci¨®n ( ... ) : millones de franceses se han movilizado contra las consecuencias de este sol helado. ( ... ) Y esta respuesta de los ben¨¦volos es, por su amplitud, un fen¨®meno nuevo. ( ... ) Es gracias a ella que millones de franceses participan en la lucha contra la miseria.
Tercera reflexi¨®n ( ... ): la crisis, los millones de parados, los sin hogar; estas realidades no son hijas de la fatalidad. Sin una vuelta al crecimiento econ¨®mico seguiremos asistiendo a la explosi¨®n en dos de Francia: de un lado, una clase media; del otro, los grupos de excluidos. Las mujeres y los hombres que intentan dormir, estos d¨ªas, en los agujeros del hormig¨®n son simplemente los hijos del famoso crecimiento cero.
No es una justificaci¨®n; sencillamente, una constataci¨®n angustiada.
, 24 de noviembre
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