Recursos
Hasta ahora, cuando las mujeres llegaban a la pol¨ªtica hac¨ªan lo de la se?ora Cristina Alberdi: quejarse por un culito de m¨¢s o de menos, que es lo que ha hecho la ministra a prop¨®sito del inocente, del inocent¨ªsimo anuncio del C¨®rdoba, que, por cierto, lejos de reducir su ambici¨®n simb¨®lica al culito femenino, se extiende democr¨¢ticamente hacia todas las formas posibles de culitos. Tradicionalmente, las mujeres en pol¨ªtica han sido, sobre todo, mujeres demasiado preocupadas por no parecerlo y esta insistencia ha deste?ido a veces la eficacia del trabajo para el que fueron contratadas. Por fortuna, todo eso ha cambiado ya y las mujeres se insertan en la pol¨ªtica de un modo natural, campechano, human¨ªsimo. Dispuestas, en suma, a aprovechar todos sus recursos naturales o adquiridos de la misma manera implacable que lo hacen los hombres.As¨ª, Alejandra Mussolini, desnuda esta semana en las p¨¢ginas de Interviu, exhibici¨®n que a buen seguro habr¨¢ provocado m¨¢s de un estremecimiento entre los apocal¨ªpticos, satisfechos de que por fin la pol¨ªtica haya llegado a la sima m¨¢s profunda, all¨ª donde se confunde con el espect¨¢culo y la basura. Estremecimiento habr¨¢ provocado, y tambi¨¦n la broma de alg¨²n macho progre: "Yo siempre hab¨ªa dicho que era preciso joder al fascisino". Al espect¨¢culo Mussolini -una exhibici¨®n de potencia no extra?a a la esencia fascista- pueden a?adirse otros muchos ejemplos: el ya viejo y muy c¨¢ndido de Cicciolina -el desnudo como provocaci¨®n radical-; el de Hillary Clinton, posando suave y algodonosa para Vogue, y el mucho m¨¢s racial de Marta Ferrusola, saltando en parapente y apretada, muy deportivamente, al cuerpo volandero de su joven monitor. Para no hablar, que es al fin todo uno y lo mismo, de la determinante sonrisa de la ministra de Cultura.
Una sabia utilizaci¨®n de los recursos: no hay m¨¢s esc¨¢ndalo.
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