La integracion europea
Hoy d¨ªa, Europa ha de hacer frente a unos desaf¨ªos completamente nuevos: por un lado, la rapid¨ªsima internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa y un cambio radical en la distribuci¨®n del trabajo; por otro lado, una tasa de paro que se ha disparado, los conflictos ¨¦tnicos y el fen¨®meno de un creciente nacionalismo. Al mismo tiempo, los instrumentos tradicionales de nuestra pol¨ªtica y nuestras propuestas de soluci¨®n en el ¨¢mbito de los Estados nacionales resultan cada vez menos adecuados para afrontar estos desaf¨ªos.El an¨¢lisis de esta situaci¨®n nos conduce a una sola conclusi¨®n: solamente podemos asegurar los puestos de trabajo, la competitividad de nuestra industria, el alto nivel social y los logros en la protecci¨®n del medio ambiente, y solamente podemos garantizar la seguridad de nuestros pa¨ªses, si intensificamos la cooperaci¨®n de las democracias europeas y continuamos, consecuentemente, en el camino de la integraci¨®n europea.
Austria fue el primer pa¨ªs de la AELC (Asociaci¨®n Europea de Libre Comercio) en sacar las consecuencias de este desarrollo, y present¨®, ya en julio de 1989, hace cuatro a?os y medio, su solicitud de adhesi¨®n a la Comunidad Europea. Posteriormente, Suecia, Finlandia y Noruega siguieron su ejemplo.
La creaci¨®n de la Uni¨®n Europea, que entr¨® en vigor el 1 de noviembre, significa un gran salto cuantitativo para el proceso de integraci¨®n europea: Austria y los otros candidatos a la adhesi¨®n est¨¢n plenamente dispuestos a participar en este desarrollo lo antes posible mediante su adhesi¨®n a la Uni¨®n.
En vista del panorama pol¨ªtico global -solamente quiero mencionar aqu¨ª la inminente conclusi¨®n de la Ronda Uruguay y la ratificaci¨®n del Tratado de Libre Comercio de Nortearn¨¦rica (TLC)-, es urgente que se lleven a cabo las actuales negociaciones de adhesi¨®n r¨¢pidamente y con un buen resultado, es decir, un resultado equilibrado para ambas partes.
Por supuesto, la integraci¨®n de Estados soberanos altamente desarrollados no es una tarea f¨¢cil. Pero si no son capaces de cumplir esta tarea la Uni¨®n Europea y los cuatro candidatos a la adhesi¨®n del grupo de los pa¨ªses de la AELC, econ¨®micamente fuertes y pol¨ªticamente estables, ?qu¨¦ perspectivas habr¨¢ entonces para la posici¨®n de Europa en el mundo?
Los Doce y los Cuatro est¨¢n sentados en el mismo bote. Con la r¨¢pida conclusi¨®n de la ampliaci¨®n se le ofrece a la Uni¨®n Europea una aut¨¦ntica oportunidad de reforzar su eficacia econ¨®mica y su cohesi¨®n social, y, al mismo tiempo, de conseguir un ¨¦xito pol¨ªtico muy significativo.
De hecho, el complejo proceso de las negociaciones de adhesi¨®n resulta prometedor: ya se ha podido cerrar una serie de los 29 cap¨ªtulos de la negociaci¨®n y en muchos otros se han logrado decisivos progresos. As¨ª que, en el caso de Austria, solamente quedan por tratar algunas cuestiones que forman el n¨²cleo duro de las negociaciones.Quiero hacer constar aqu¨ª expresamente lo siguiente: Austria no se ha fijado el objetivo de conseguir el mayor n¨²mero posible de excepciones permanentes o privilegios, sino su r¨¢pida y completa participaci¨®n en este proceso de integraci¨®n.Es evidente que en algunos sectores son necesarias, a pesar de ello, disposiciones transitorias, por un tiempo limitadas. Al fin y al cabo, la Uni¨®n Europea tambi¨¦n est¨¢ interesada en que la adhesi¨®n se realice sin contratiempos, est¨¦ bien preparada y no perjudique las estructuras de los nuevos miembros debido a un choque de adaptaci¨®n.
Pero para m¨ª es tambi¨¦n evidente que Austria -al igual que cualquier otro pa¨ªs miembro de la Uni¨®n- ha de enfrentarse a problemas espec¨ªficos en algunos ¨¢mbitos. Es l¨®gico que ¨¦stos precisen de soluciones espec¨ªficas, tambi¨¦n despu¨¦s de la adhesi¨®n a la Uni¨®n.
Esto es aplicable, por ejemplo, a la cuesti¨®n del tr¨¢fico de tr¨¢nsito. Debido a su c¨¦ntrica situaci¨®n geogr¨¢fica y a su topograf¨ªa alpina, muy delicada desde el punto de vista ecol¨®gico, Austria tiene una necesidad especial de protecci¨®n. Mi pa¨ªs ha emprendido caminos nuevos -ejemplares para toda Europa- en la pol¨ªtica medioambiental y de transporte. Austria parte del supuesto de que no se ver¨¢ afectada la sustancia de este r¨¦gimen por la adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea. Por el contrario, este camino seguido por Austria podr¨ªa servir de ejemplo para otros problemas medioambientales en Europa, como la prevenci¨®n de la contaminaci¨®n de los mares.
Una situaci¨®n parecida existe en el tema de las segundas residencias, as¨ª como en algunos ¨¢mbitos de la agricultura alpina austriaca, con sus estructuras espec¨ªficas, de explotaciones familiares.
Ultimamente, el debate sobre la integraci¨®n se ha centra do en la cuesti¨®n de las futuras instituciones de la Uni¨®n. Respecto a este tema, quiero destacar que Austria tiene al menos tanto inter¨¦s como los Estados miembros en un funcionamiento sin fricciones de las estructuras comunes.
Porque ¨¦ste es, precisamente, el objetivo del proceso de integraci¨®n: poder reaccionar con rapidez, flexibilidad y juntos ante los desaf¨ªos de nuestro tiempo y no estorbarse unos a otros en este cometido. Es evidente, por tanto, que en el marco de la inminente ampliaci¨®n tendr¨¢ que haber ciertas adaptaciones institucionales, sobre las cuales habr¨¢ que decidir en la fase final de las negociaciones de adhesi¨®n.Es inherente al car¨¢cter democr¨¢tico de la Uni¨®n que se les facilite a los nuevos miembros una participaci¨®n no discriminatoria en los ¨®rganos comunitarios que corresponda a su tama?o e importancia. En lo que se refiere al pr¨®ximo paso en la reforma institucional, sin duda necesaria y apoyada por mi pa¨ªs, Austria parte del supuesto de que se realizar¨¢ en el marco de la conferencia intergubernamental prevista para 1996.
Precisamente por ser un pa¨ªs peque?o y geopol¨ªticamente expuesto, Austria est¨¢ interesada en una participaci¨®n activa en la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n de la Uni¨®n. Esto no son solamente palabras vanas, y Austria lo ha podido demostrar repetidas veces con la solidaridad y el compromiso que caracterizan el papel internacional de mi pa¨ªs -por su colaboraci¨®n activa en las operaciones de mantenimiento de la paz en muchos lugares del mundo, por su postura en la guerra del Golfo, su pol¨ªtica de acogida de refugiados, desde Hungr¨ªa en 1956 hasta Yugoslavia hoy, o, recientemente, como anfitri¨®n de la Conferencia de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de la Cumbre del Consejo de Europa-.
Ciertamente, la Uni¨®n Europea a¨²n no dispone de una estructura propia de seguridad plenamente desarrollada, por lo que Austria no ve la necesidad, por ahora, de prescindir de su status de neutralidad. Pero, en cambio, Austria no se opondr¨¢ al desarrollo de un sistema de seguridad en el marco de la Uni¨®n Europea y m¨¢s all¨¢ de ella, sino que colaborar¨¢ activa y solidariamente en su elaboraci¨®n. Creo poder afirmar con raz¨®n que este punto de vista es comprendido y compartido por los miembros de la Uni¨®n Europea.
La integraci¨®n de Austria -y digo tambi¨¦n de los pa¨ªses n¨®rdicos- en la Uni¨®n Europea se basa en unos fuertes fundamentos: mi pa¨ªs realiza las dos terceras partes de su comercio exterior con la Uni¨®n; y ya ahora los pa¨ªses de la AELC constituyen el mercado m¨¢s importante de exportaci¨®n para los pa¨ªses de la Uni¨®n, una tendencia que a¨²n se reforzar¨¢ con
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La integraci¨®n europea
Viene de la p¨¢gina anteriorsu adhesi¨®n, por ejemplo, a trav¨¦s de la apertura de sus mercados para los productos agr¨ªcolas, excluidos hasta ahora del libre comercio.
Adem¨¢s, Austria, un pa¨ªs econ¨®mica y monetariamente estable, que ya cumple ahora con casi todos los criterios de convergencia de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, est¨¢ dispuesta a aceptar sin reservas el principio de solidaridad y cooperaci¨®n como se expresa en el marco de la Uni¨®n, por ejemplo, en la pol¨ªtica de cohesi¨®n.Por lo tanto, no se puede hablar de optimismo exagerado si califico de superables las cuestiones a¨²n abiertas en el marco de nuestras negociaciones de adhesi¨®n. Mis numerosas conversaciones con los responsables de gobierno de los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n Europea me han reafirmado en esta opini¨®n.
No solamente por las entrevistas con el presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, con ocasi¨®n de su visita a Viena este a?o, sino tambi¨¦n por nuestros diversos contactos, que se han producido con frecuencia desde entonces, s¨¦ que coincidimos en esta cuesti¨®n.
La se?al pol¨ªtica, sin duda muy positiva, dada en la cumbre extraordinaria de octubre, de querer concluir las negociaciones de adhesi¨®n con fecha de 1 de marzo de 1994 deber¨ªa motivar a todos los pa¨ªses que participan en ellas a cumplir con esta meta. Austria, sin duda, tiene la voluntad pol¨ªtica para. ello. La reuni¨®n del Consejo Europeo, los d¨ªas 10 y 11 de diciembre, deber¨ªa dar un nuevo impulso pol¨ªtico para lograr el ¨¦xito decisivo en las negociaciones.
Franz Vranitzky es canciller federal de la Rep¨²blica de Austria.
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