La realidad y el deseo
S¨®lo el 35% de estadounidenses sabe del Mundial de f¨²tbol, y un 13%, d¨®nde se jugar¨¢
La realidad y el deseo, o un problema de amores contrariados: el f¨²tbol llora por no poder enamorar al pa¨ªs que mejor ha cuidado el lado comercial del deporte, y Estados Unidos palidece sin comprender ni rentabilizar la actividad m¨¢s popular del mundo, capaz de generar 20 millones de partidos al a?o y poseer 4,1 millones de equipos y 200 millones de futbolistas. En medio, la Copa del Mundo de 1994, el acontecimiento que debe unir a unos y a otros. No est¨¢ tan claro. De momento, s¨®lo hay un proyecto de Liga profesional para 1995. El pa¨ªs anfitri¨®n del acontecimiento navega entre el escepticismo y la pura ignorancia. A pesar de ello, el aparato promocional de EE UU 94 trabaja a destajo para conseguir adeptos en un pa¨ªs que desconoce lo que es el f¨²tbol profesional. El 54% de la poblaci¨®n estadounidense (255 millones) afirma estar dispuesto a seguir el Mundial por televisi¨®n. Sin embargo, s¨®lo el 13% sabe que se va a celebrar en su pa¨ªs."?Qu¨¦ viene a mi mente cuando digo Copa del Mundo? Si te encoges de hombros y respondes 'nada', no estar¨¢s solo. Los ojos del mundo estar¨¢n el domingo en el sorteo de Las Vegas, pero en Estados Unidos ser¨¢ mucho m¨¢s interesante ver qu¨¦ sucede entre los Buffalo Bills y los Miami Dolphins. La gente en Estados Unidos no piensa que la Copa del Mundo sea aburrida. Simplemente, no piensa en ella". La radical opini¨®n del periodista Mark Woods, del Florida Today, no es una excepci¨®n. La conclusi¨®n es clara. El norteamericano medio siente cierta curiosidad por una competici¨®n que alcanzar¨¢ los 31.000 millones de espectadores en todo el mundo, que ha vendido 3,6 millones de entradas y que supondr¨¢ un impacto econ¨®mico en Estados Unidos superior a los 4.000 millones de d¨®lares (unos 550.000 millones de pesetas). Pero m¨¢s all¨¢ de eso, los sentimiento son vagos.
Robert Lispyte, columnista del New York Times, se plantea si los corazones de los estadounidenses tienen sitio para m¨¢s h¨¦roes, adem¨¢s de los del baloncesto, el b¨¦isbol, el hockey sobre hielo o el f¨²tbol americano. Buena pregunta para una no menos interesante respuesta. SRI (Sponsorship Research International), una filial de ISL, la empresa que controla toda la mercadotecnia de la FIFA, efectu¨® diversas encuestas en cuatro pa¨ªses (EE UU, Brasil, Alemania y Rusia) para evaluar el impacto promocional del Mundial. En comparaci¨®n con el 99% de Brasil, el 83% de Alemania y el 76% de Rusia, en Estados Unidos s¨®lo el 35% tiene plena consciencia de lo que es la Copa del Mundo. El logotipo del Mundial es, sin embargo, m¨¢s conocido en Norteam¨¦rica. Aqu¨ª, un 63% de la poblaci¨®n es partidario de comprar un producto con dicho s¨ªmbolo en perjuicio de otro que no lo tenga. En las otras tres naciones el porcentaje no pasa del 50%. Los encuestados de EEUU se mostraron dispuestos a ver nueve de los 52 partidos del Mundial. En Alemania, Brasil y Rusia la cifra asciende a 15. En el pa¨ªs anfitri¨®n, el 53% es capaz de distinguir al menos una de las firmas patrocinadoras. De entre la jungla de datos, una evidencia: de conocer algo, los estadounidense conocen mejor el envoltorio de la competici¨®n que la competici¨®n en s¨ª.
La apuesta por llevar el Mundial a todos los hogares estadounidenses no ha sido barata. Hace un a?o se invirtieron 2.000 millones en una gran campa?a de promoci¨®n y la m¨¢quina sigue en marcha. El sorteo de Las Vegas no es sino un gigantesco spot con el que llamar a la puerta de los indecisos. "Ha llegado el momento de que ese afortunado hincha del peque?o pueblo en el m¨¢s remoto de los pa¨ªses, que posee la ¨²nica televisi¨®n en varias millas a la redonda, abra su puerta a los vecinos y a los extra?os para presenciar el espect¨¢culo por el que llevan cuatro a?os esperando".
Dejando de lado el tono pla?idero y facil¨®n de Alan Rothenberg, presidente del comit¨¦ organizador de EE UU 94, lo cierto es que la fiesta de Las Vegas promete ser un bombazo. 3.500 invitados y un buen n¨²mero de artistas de la talla de Julio Iglesias, Barry Manilow, Jim Belushi o Tom Selleck justifican los 500 millones de espectadores previstos en todo el mundo.
En medio de la confusi¨®n que se vive en torno al futuro del f¨²tbol en Estados Unidos se advierten signos t¨ªpicamente americanos. La raz¨®n por la que un vaquero como Jack Beckman, uno de los socios del Mesquite Rodeo de Dallas, ha invertido 30 millones en el Mundial como patrocinador local es una y solo una: la voluntad de negocio. Ese af¨¢n es el que ha permitido al acontecimiento contar con 225 productos colaboradores, lo que supone un volumen de negocio de 135.000 millones de pesetas.
A ellos hay que sumar los 10 patrocinadores oficiales (Canon, Coca Cola, Fujifilm, General Motors, Gillette, JVC, Mastercard, McDonalds, Philips y Snickers), que aportan 2.800 millones cada uno, y las siete empresas asociadas (Adidas, American Airlines, EDS, ITT Sheraton, Sprint, Sun y Upper Deck), que contribuyen con unos 900 millones. Del reparto entre la FIFA y el comit¨¦ organizador surge la conclusi¨®n de que EE UU 94 puede superar los m¨¢s de 8.000 millones de beneficios previstos en Italia9O.Liga a la vista
El horizonte del f¨²tbol profesional estadounidense comienza, pese a todo, a clarearse. Ayer fue dado a conocer en Las Vegas el proyecto de una Liga estable a partir de 1995, requisito impuesto por la FIFA antes conceder la organizaci¨®n del Mundial de 1994. La competici¨®n tendr¨¢ 12 equipos y unos 15.000 millones de pesetas de presupuesto inicial. 15 de los 18 jugadores que compondr¨¢n las plantillas tendr¨¢n que ser estadounidenses. Sus salarios oscilar¨¢n entre los 5 y los 7 millones de pesetas. La temporada se disputar¨¢ entre abril y septiembre a los largo de 12 ciudades. El control de la Liga sobre la competici¨®n ser¨¢ total. Las reglas ser¨¢n americanizadas para hacer el juego m¨¢s din¨¢mico. Michael Lewis, editor de la revista Soccer Magazine, considera que el proyecto puede ser un ¨¦xito: "Lo ¨²nico que los jugadores estadounidenses guieren es poder vivir del f¨²tbol. Habr¨ªa que garantizar la presencia de estrellas locales bien pagadas y de fichajes extranjeros que legitimen la competici¨®n".
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