Una nueva izquierda latinoamericana
Despu¨¦s del viraje hist¨®rico de 1989, una especie de euforia triunfalista se apoder¨® del mundo. Se nos inform¨® de que la historia hab¨ªa terminado. El comunismo hab¨ªa fracasado. El capitalismo hab¨ªa triunfado. Santas Pascuas.Cuatro a?os despu¨¦s, el desenga?o es may¨²sculo. Privado de las comparaciones ideol¨®gicas de la guerra fr¨ªa y de la par¨¢lisis inducida por el terror nuclear, el planeta se ha soltado el pelo: nacionalismo, racismo, xenofobia, fanatismo religioso... Todo sirve para construir un nuevo techo sobre una humanidad despojada de su antiguo amparo bipolar.
Pero el amargo sabor persiste. La recesi¨®n, el desempleo, la p¨¦rdida de confianza en los Gobiernos y en los partidos han echado lumbre a la ca¨®tica fogata. Los hu¨¦rfanos de la guerra fr¨ªa buscan un nuevo hogar. No lo encuentran ni al este ni al oeste del r¨ªo Elba ni al norte ni al sur del r¨ªo Bravo. El fin del comunismo no ha asegurado en ninguna parte el triunfo de la justicia social.
Los problemas ocultados por las m¨¢scaras de la guerra fr¨ªa est¨¢n all¨ª, d¨¢ndonos la cara y pidiendo soluciones. Esta vez nada puede ser pospuesto en nombre de la urgencia de combatir al comunismo en Occidente o el capitalismo en Oriente. El imperio del mal ha cedido su lugar a la barriada del mal. Mil millones de personas viven en la m¨¢s absoluta pobreza dentro del llamado Tercer Mundo. Pero tambi¨¦n hay un Tercer Mundo dentro del Primer Mundo. Ambos comparten la agenda de una profunda crisis de la civilizaci¨®n urbana. Sus nombres son Rodney King, en Los ?ngeles; los meninos da rua, en R¨ªo de Janeiro.
?Qui¨¦n va a luchar con estos problemas? ?Gobiernos que sus gobernados juzgan t¨ªmidos o corruptos? ?Partidos que representan proposiciones ideol¨®gicas agotadas, sean de derecha o de izquierda? Es m¨¢s: ?cabe hablar en el mundo actual de derecha e izquierda?
Jorge Casta?eda, el destacado polit¨®logo mexicano, contesta con un libro oportuno, La utop¨ªa desarmada. La izquierda latinoamericana despu¨¦s de la guerra fr¨ªa, publicado recientemente por Alfred Knopf en Nueva York. Es un libro exhaustivo, pero no extenuante, apasionado y apasionante. Casta?eda posee el profesionalismo del periodista anglosaj¨®n: entrevista, viaja, gasta mucha suela. Pero tambi¨¦n es due?o de la visi¨®n hist¨®rica del intelectual latinoamericano: memoria, deseo.
No se muestra ni complacido ni complaciente con la izquierda latinoamericana. Critica severamente las enajenaciones dogm¨¢ticas, las bizantinas discusiones internas, pero hace notar tambi¨¦n los muchos sacrificios hechos en la lucha contra una divisi¨®n interminable entre poseedores y despose¨ªdos, opulencia y miseria, en las rep¨²blicas latinoamericanas:
En a?os recientes, esta injusticia no ha hecho sino ahondarse. La crisis econ¨®mica de los a?os ochenta nos ha dejado con 300 millones de seres viviendo en la miseria. Han descendido los salarios, han desaparecido los empleos, han faltado alimentos, han disminuido los servicios sociales, la malnutrici¨®n y la mortalidad infantil han aumentado. Los ¨¦xitos macroecon¨®micos -la inflaci¨®n dominada, los presupuestos equilibrados, las reservas de divisas incrementadas- no se han transformado en condiciones mejores de vida para la mayor¨ªa.
"Las finanzas p¨²blicas han mejorado extraordinariamente", se?ala el distinguido escritor mexicano Gabriel Zaid. "?C¨®mo? A costa de la sociedad: con mayores impuestos, ventas del patrimonio social, salarios castigados para los trabajadores, r¨¦ditos castigados para los ahorradores".
La especulaci¨®n ha engendrado colosales fortunas de la noche a la ma?ana. M¨¦xico, de acuerdo con la revista Forbes ("a capitalist tool" se llama a s¨ª misma), tiene m¨¢s multimillonarios que cualquier otro pa¨ªs del mundo, con la excepci¨®n de Estados Unidos, Alemania y Jap¨®n. Sin embargo, 30 millones de mexicanos viven en la pobreza absoluta. Y a lo largo de Am¨¦rica Latina, el 20% m¨¢s elevado de la poblaci¨®n gana 20 veces m¨¢s que el 20% menos afortunado.
Estas cifras apenas son amortiguadas por las tres damas oscuras de la crisis: la exportaci¨®n ilegal de droga, la emigraci¨®n y la econom¨ªa informal. Pero, como lo indica Casta?eda, la mayor crisis econ¨®mica de este siglo ha coincidido con la mayor explosi¨®n de movimientos de la sociedad civil en toda la historia latinoamericana.
?Qui¨¦n se ocupar¨¢ de estos enormes problemas? La izquierda, pero s¨®lo si se une a la sociedad civil, abandonando la tradici¨®n marxista de la lucha de clases a favor de la lucha por soluciones concretas a problemas concretos, que corta transversalmente las alianzas clasistas para abarcar a los movimientos femeninos, a las exigencias ciudadanas de t¨ªtulos, agua, tierra, comunicaciones, viviendas, escuelas...
Casta?eda observa varias intersecciones entre una izquierda latinoamericana renovada y una sociedad civil dinamizada por la crisis. La izquierda est¨¢ da?ada por sus fidelidades al modelo comunista. No s¨®lo debe renunciar a ¨¦l, dice Casta?eda, sino proclamar y apoyar sistemas verdaderamente democr¨¢ticos m¨¢s amplios, ciertamente, que los estrechamientos prevalentes en pa¨ªses como Colombia o Venezuela, pero inexcusablemente ligados al valor universal de elecciones transparentes, alternancia en el poder, protecci¨®n de los derechos humanos, vigencia de la independencia judicial, libertades de prensa y asociaci¨®n y la obligaci¨®n de rendir cuentas por parte del Ejecutivo.
El pulso de la sociedad civil participatoria nunca ha sido m¨¢s acelerada en Latinoam¨¦rica. ?sta es una gran novedad en sociedades que siempre han sido gobernadas desde arriba y desde el centro. Tal ha sido la tradici¨®n de los imperios ind¨ªgenas, la monarqu¨ªa espa?ola y el centralismo administrativo franc¨¦s, tan admirado entre nosotros. Hoy, la sociedad se mueve desde abajo y desde la periferia de los sistemas autoritarios. Es como si a mayor crisis econ¨®mica correspondiese mayor socializaci¨®n y democratizaci¨®n.
?D¨®nde puede la izquierda unirse tanto a la sociedad civil como a la democracia pol¨ªtica? Casta?eda propone una intersecci¨®n viable: la libertad municipal. Elecciones libres en una sociedad latinoamericana mayoritariamente urbana.
Los problemas est¨¢n ah¨ª, avasallantes. Es dudoso que la derecha los resuelva. Siempre ha vivido con ellos; ha vivido de ellos. La izquierda tiene muchos pecados que hacerse per-
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Carlos Fuentes es escritor mexicano.
Una nueva izquierda latinoamericana
Viene de la p¨¢gina anteriordonar. Pero los de la derecha son infinitamente mayores. La izquierda ha estado rara vez en el poder, y en dos ocasiones, electa democr¨¢ticamente, ha sido desalojada con violencia por la derecha y Estados Unidos en Guaternala y en Chile. La derecha ha estado casi siempre en el poder, ha mantenido y acrecentado la injusticia y se ha plegado dernasiadas veces a la voluntad militar o norteamericana.
Sin embargo, tambi¨¦n la derecha puede evolucionar hacia la intersecci¨®n ciudadana que propone Casta?eda. En nuestra cultura pol¨ªtica, altamente barroca, cuando aparece un vac¨ªo, algo, y no siempre lo mejor, lo llenar¨¢. Esta posibilidad de responder al horror vacui se extiende en Am¨¦rica Latina desde el extremo de las brutales dictaduras militares del Cono Sur hasta el polpotismo igualmente brutal del sanguinario Sendero Luminoso en Per¨².
Pero la inversi¨®n extranjera, cuya ideolog¨ªa es la ganancia, puede influir decisivamente para que Latinoam¨¦rica adopte el modelo chino, el mercado sin democracia, el capitalismo autoritario. Temo que ¨¦ste se convierta en el modelo irresistible, tanto en la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica como en las bien abonadas tierras del autoritarismo latinoamericano.
?Puede una izquierda democr¨¢tica, renovada, evitar este peligro mediante la acci¨®n pol¨ªtica? Casta?eda nos advierte que en un continente donde casi tres cuartas partes de la poblaci¨®n son pobres o se han empobrecido durante la pasada d¨¦cada la izquierda puede, finalmente, competir limpiamente y con su plataforma propia. Puede ganar elecciones y probar su merecimiento en el poder. O puede exponerse a un fracaso irreversible. El ¨¦xito o la incompetencia miran a la izquierda latinoamericana sin parpadear.
Pero por lo menos, concluye Jorge Casta?eda, la izquierda ser¨¢ juzgada por sus m¨¦ritos propios, y no a trav¨¦s de las sombras distorsionadas del anticomunismo y el antisovietismo de la guerra fr¨ªa.
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