"M¨¦dico, date media vuelta"
Para hacerse una idea de c¨®mo es Crichton, hay que recordar a otros m¨¦dicos frustrados que se volvieron hacia la ficci¨®n, aunque puede que frustrados no sea la palabra adecuada: Conan Doyle y, m¨¢s recientemente, Walter Percy. De alguna manera, todo tiene que ver con novelistas formados en el campo de la ciencia, hombres como Crichton que encontraron la ciencia demasiado poco imaginativa.En los a?os sesenta ingres¨® en la Facultad de Medicina de Harvard y pronto se sinti¨® desilusionado. "Lo odiaba", dice. "Fui al psiquiatra y me dijo que todo el mundo lo odiaba. ?Por qu¨¦? Bueno, pasabas por ello para conseguir un permiso para ejercer".
?Lamentaciones? "Ninguna. En un principio me dio algo sobre lo que escribir, un ¨¢rea que dominaba, en la que pod¨ªa inspirarme, y un sentido del ritmo. Estas cosas suceden deprisa. Sigo pensando que es verdad que cualquier sentido del ritmo narrativo que yo pueda tener procede de la sala de urgencias. No llegas a conocer bien a nadie y ya tienes que pasar a otra cosa". Se r¨ªe de s¨ª mismo; le han criticado por construir personajes que tienen tanta profundidad como una superficie pelada por la erosi¨®n. La disciplina m¨¦dica encaja con la imagen que tiene de s¨ª mismo.
As¨ª que decidi¨®: "M¨¦dico, date media vuelta". Y se apart¨® de ese futuro en 1970. "A la mayor¨ªa de la gente le pareci¨® que dejar la medicina para convertirme en escritor era como dejar el Tribunal Supremo para convertirme en aval de fianzas", escribi¨®. Pero no era sincero. Ya hab¨ªa publicado 10 relatos de suspense. Cuando The Andromeda strain Reg¨® a la pantalla, en 1972, estaba escribiendo guiones y otras novelas, y a punto de iniciar una carrera como director de cine (Coma, The great train robbery, Runaway). Crichton dice que para ¨¦l era algo natural. Conoci¨® las obras de Hitchcock antes de conocer las de Dickens.
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