Una ligera lluvia devuelve la esperanza a quienes combaten el fuego que amenaza a la ciudad de Sidney

Los australianos de Nueva Gales del Sur ten¨ªan puestas ayer todas sus esperanzas en que un enfriamiento atmosf¨¦rico les permitiera tomar la iniciativa en la lucha contra el fuego que en los cuatro d¨ªas precedentes hab¨ªa matado a cuatro personas, consumido 480.000 hect¨¢reas de zona arbolada y destruido 150 residencias. Ayer llovi¨® ligeramente, pero los meteor¨®logos hac¨ªan hincapi¨¦ en que la zona de Sidney no deber¨ªa esperar lluvia de importancia hasta el mi¨¦rcoles o jueves pr¨®ximos."Hasta que no llueva, la situaci¨®n ser¨¢ muy dif¨ªcil de controlar", manifest¨® un meteor¨®logo, mientras sobre el terreno los alrededor de 8.000 bomberos y voluntarios que combaten las llamas se dispon¨ªan a pasar a la ofensiva contra el peor incendio de los dos siglos de historia contempor¨¢nea del pa¨ªs. El objetivo prioritario era controlar un frente de unos 50 kil¨®metros en las Monta?as Azules, al oeste de Sidney.

A la ca¨ªda de la noche, cambios err¨¢ticos en la direcci¨®n del viento llevaron el fuego en direcci¨®n de las casas y obligaron a evacuar a centenares de personas en las zonas residenciales del norte y sur de la ciudad. Sin embargo, el viento hab¨ªa perdido fuerza y la temperatura hab¨ªa bajado algo con respecto a los d¨ªas anteriores, lo que hizo posible el pr¨¢ctico control del fuego en el parque nacional de Ku-ring-gai Chase. En algunas ¨¢reas del sur de la ciudad, tambi¨¦n fue posible contener, aunque no dominar, las llamas. De hecho, se estima que hay unas 120 lenguas de fuego que todav¨ªa avanzan libremente.

Muchos de los focos que han causado esta cat¨¢strofe, que ha llegado a tener un frente de 1.200 kil¨®metros, han sido provocados y la polic¨ªa ha detenido ya a 13 sospechosos. Las autoridades ofrecen 68.000 d¨®lares (casi siete millones de pesetas) de recompensa a quien aporte datos que permitan detener a los pir¨®manos.