Una Asociaci¨®n para la Paz abierta al Este
En toda Europa Central y del Este, incluyendo los Estados de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, la democracia y la reforma est¨¢n en marcha, pero no est¨¢n aseguradas. Sufren el asalto de extremistas, alentados por problemas econ¨®micos que dan fuerza al hipernacionalismo. Muchas de estas naciones temen la resurrecci¨®n de rivalidades. centenarias entre Estados y el resurgir de ambiciones revanchistas. Descontroladas, estas tensiones, podr¨ªan frustrar el camino de la reforma y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, amenazar la estabilidad de Europa Occidental.Los Estados al este de la OTAN, algunos con una orgullosa tradici¨®n democr¨¢tica, otros con escasa o nula, anhelan una relaci¨®n m¨¢s profunda con las instituciones occidentales, especialmente con la OTAN. Fraguar unas relaciones de este tipo en este crucial periodo de transici¨®n otorgar¨ªa a la democracia y a la reforma m¨¢s que una oportunidad de lucha para subsistir. ?sta es la raz¨®n por la que el presidente Clinton ha propuesto una Asociaci¨®n para la Paz que profundice la cooperaci¨®n de la OTAN con el Este y atraiga a las nuevas democracias hacia Occidente.
La Asociaci¨®n estar¨¢ abierta a todos los miembros del Consejo de Cooperaci¨®n del Atl¨¢ntico Norte -que incluye a los Estados del antiguo Pacto de Varsovia y de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica-, as¨ª como a otros pa¨ªses europeos.
La Asociaci¨®n permitir¨¢ a las fuerzas de los Estados que no est¨¢n en la OTAN el desarrollo de una relaci¨®n de trabajo pr¨¢ctico con las fuerzas de la OTAN al planificar, entrenar y ejercitarse codo con codo. Tendr¨¢ un grupo de planificaci¨®n que organice maniobras y ejercicios conjuntos y que prepare posibles operaciones comunes. Ese grupo trabajar¨¢ directamente con los planificadores militares de la OTAN. Crearemos los recursos para definir los desaf¨ªos a nuestra seguridad com¨²n.
Los miembros activos tendr¨¢n representaci¨®n en los cuarteles generales de la OTAN y participar¨¢n en los ¨®rganos pol¨ªticos y militares de la Alianza. En cualquier momento en que haya una amenaza inmediata a la integridad territorial, independencia pol¨ªtica o seguridad de cualquier Estado miembro, tendr¨¢ el derecho expl¨ªcito de consultar y comprometer en un intenso di¨¢logo pol¨ªtico a los miembros de la Alianza. Establecer un derecho as¨ª es un paso importante para aliviar el sentimiento de inseguridad y reforzar los lazos pol¨ªticos con un n¨²mero importante de Estados de Europa Central y del Este.
La Asociaci¨®n no alterar¨¢ la misi¨®n esencial de la OTAN de defensa de la Alianza. Tampoco interferir¨¢ en la estructura de mando integrada de la OTAN, los mecanismos de toma de decisi¨®n o los compromisos mutuos de defensa colectiva. De hecho, ayudar¨¢ a adaptar las capacidades de la OTAN en ¨¢reas vitales tales como el control de las situaciones de crisis, la ayuda humanitaria y el mantenimiento de la paz.
La Asociaci¨®n es fundamental en la tarea de transformar la OTAN para superar el examen de la era de posguerra fr¨ªa. Ofrece a los pa¨ªses que buscan adherirse a la OTAN un medio para prepararse para las obligaciones de los Estados miembros. Cada Estado puede determinar su nivel de integraci¨®n en la asociaci¨®n. Aquellos que elijan una participaci¨®n activa en la misma comenzar¨¢n a desarrollar los h¨¢bitos de la cooperaci¨®n y las rutinas de consulta que son el alma de la Alianza.
Y, como ha dicho el general John Shahkashvili, la Asociaci¨®n para la Paz dar¨¢ "a nuestros militares procedimientos comunes, experiencia en operaciones mixtas, experiencia en maniobras. conjuntas que son absolutamente vitales para hacer que una alianza como la OTAN funcione".
Como un corolario l¨®gico para la propuesta de la Asociaci¨®n para la Paz, Estados Unidos buscar¨¢ una declaraci¨®n de principios en la cumbre de la OTAN que abra la puerta a la expansi¨®n de la Alianza. Prevemos un proceso evolutivo de expansi¨®n desde el cual ni Europa Central y Oriental, ni Rusia, Ucrania ni otros Estados de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica queden excluidos.
Consideramos que un acercamiento paulatino a la ampliaci¨®n puede lograr los dos objetivos de incrementar la confianza de los pa¨ªses de Europa Central y Oriental, y, adem¨¢s, de no inflamar las pasiones de elementos extremistas, sobre todo en Rusia, que ve a una OTAN ampliada como una amenaza militar.
Los miembros de la OTAN mantendr¨¢n el derecho en exclusiva a decidir c¨®mo y cu¨¢ndo pueden adherirse nuevos miembros. La participaci¨®n como asociados servir¨¢ para adquirir las cualificaciones necesarias para el ingreso, pero esta participaci¨®n no garantizar¨¢ el ingreso. Las decisiones de la OTAN sobre el ingreso estar¨¢n basadas en una valoraci¨®n realista de las necesidades de la seguridad transatl¨¢ntica y en la capacidad de cada candidato -demostrada a trav¨¦s de la Asociaci¨®n para la Paz- para asumir las responsabilidades mutuas de defensa de los Estados miembros.
Lo m¨¢s importante, como se?ala el Tratado, del Atl¨¢ntico Norte, es que el aspirante a miembro tendr¨¢ que demostrar que se adhiere a los principios de democracia, libertad, individual, respeto a los derechos humanos, el Estado de derecho, la soluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos, la inviolabilidad de las fronteras de los Estados, y, en pocas palabras, los valores que la OTAN personifica y que han hecho que la Alianza perdure.
La Asociaci¨®n y el paulatino acercamiento a la ampliaci¨®n de la OTAN constituyen una inversi¨®n en el proyecto para que en el futuro de Europa no sean necesarios los enemigos comunes. Queremos que Rusia ocupe su lugar en la nueva arquitectura de la seguridad europea. Pero Rusia debe asumir su parte de responsabilidad, tanto respecto a la definici¨®n de su Estado como en su relaci¨®n con los Estados de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Rusia deber¨¢ evitar todo intento de reconstruir la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Su conducta con los dem¨¢s Estados deber¨¢ ser conforme a los c¨¢nones internacionales, evitando la tentaci¨®n de adoptar las antiguas pr¨¢cticas sovi¨¦ticas de intimidaci¨®n y dominio. En el caso de que Rusia abandonara esta v¨ªa, podr¨ªamos volver a evaluar nuestro planteamiento de la seguridad transatl¨¢ntica y las prioridades estrat¨¦gicas de la OTAN.
Las propuestas de la Administraci¨®n para una Asociaci¨®n para la Paz y el principio, de una expansi¨®n estructurada y gradual de de la OTAN han obtenido un apoyo sustancial en Europa, tanto entre los miembros de la Alianza como entre los pa¨ªses de Europa central y oriental. Aun as¨ª, el enfoque de la Administraci¨®n ha sido criticado desde algunos frentes. Algunos temen que nuestras propuestas vayan demasiado lejos, y que se diluya la efectividad de la Alianza. Otros temen que la Asociaci¨®n sirva para poco, y que pueda dejar a la Europa Central y Oriental expuesta a lo que algunos perciben como ambiciones imperiales rusas.
Tales temores no tienen sentido. La Asociaci¨®n que proponemos no suplantar¨¢ en modo alguno a la Alianza. La fuerza de la OTAN se basa en su cohesi¨®n pol¨ªtica y militar y en el s¨®lido compromiso de Estados Unidos con la seguridad europea. La Alianza no admitir¨¢ nunca nuevos miembros en detrimento de la aptitud o de la efectividad militar. Como ha dicho recientemente el senador Sam Nunn, la OTAN debe valorar cuidadosamente las necesidades de recursos y los cambios de estrategia que acarrear¨ªa una eventual ampliaci¨®n.
Al mismo tiempo, no debemos dar un significado de talism¨¢n al n¨²mero actual de miembros de la OTAN. Si la Alianza no logra incluir al Este y, finalmente, admitirlo, la OTAN puede estar sembrando las semillas de la misma inestabilidad que
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Una Asociaci¨®n para la Paz abierta al Este
Viene de la p¨¢gina anteriorpretende prevenir. Una OTAN que no se adapte a los nuevos retos de la seguridad que afronta Europa se arriesga a verse debilitada por las fuerzas centr¨ªfugas de la apat¨ªa y la mezquindad, cuando los Gobiernos occidentales, preocupados por el presupuesto, tienen que responder ante una opini¨®n p¨²blica cada vez m¨¢s esc¨¦ptica.
Pero, si existe peligro a largo plazo en mantener la OTAN tal como est¨¢, tambi¨¦n existe un peligro inminente en cambiarla inmediatamente. Ampliar la extensi¨®n de la OTAN al Este podr¨ªa hacer que la profec¨ªa de una Rusia neoimperialista se hiciese realidad.
Se podr¨ªa correr el riesgo de volver a dividir Europa al trazar nuevas l¨ªneas y repetir de modo no intencionado, un poco m¨¢s hacia el este, la l¨ªnea de enfrentamiento que hemos combatido con perseverancia durante cuatro d¨¦cadas. Adem¨¢s, la ampliaci¨®n prematura podr¨ªa llevar a la inclusi¨®n de Estados que no est¨¢n preparados, pol¨ªtica o militarmente, para las responsabilidades de la Asociaci¨®n.
Al adaptar la OTAN para afrontar los desaf¨ªos en materia de seguridad de la Europa posterior a la guerra fr¨ªa, pretendemos que la Alianza siga siendo el ancla de la seguridad transat¨¢ntica. Sin embargo, la OTAN no ser¨¢ por s¨ª sola suficiente para que la reforma triunfe en el Este. La seguridad transatl¨¢ntica depende no s¨®lo de la cooperaci¨®n pol¨ªtica y militar, sino tambi¨¦n de marchar al duro paso de la reforma econ¨®mica. Aquellos pa¨ªses europeos que se encuentran en una dif¨ªcil transici¨®n a la democracia de libre mercado deben ser capaces de ofrecer beneficios tangibles a sus pueblos.
Las naciones e instituciones de Occidente tienen la responsabilidad de apoyar ese esfuerzo, especialmente ampliando el acceso a los mercados occidentales. Mediante modelos menos exclusivos de comercio, aceleraremos la reforma y adelantaremos la prosperidad.
Al comienzo de esta semana en Bruselas, cuando ampliemos la cooperaci¨®n de la OTAN con el Este, crearemos una fundaci¨®n de seguridad sobre la cual pueda descansar una Europa democr¨¢tica y pr¨®spera.
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