Una cierta monoton¨ªa

Caracol se le qued¨® chico a Parrita. Varios centenares de personas, mayoritariamente gitanos, abarrotaron la sala; y otros no pudieron entrar. Familias enteras, churumbeles incluidos, que en tres o cuatro a?itos ya hacen las palmas perfectamente a comp¨¢s, porque nacen con eso. Y, sin embargo, no se cre¨® el clima que cab¨ªa esperar. Parrita no fue capaz de traspasar un cierto distanciamiento entre ¨¦l y su p¨²blico. Se le aplaudi¨®, pero sin excesivo entusiasmo, y al final las peticiones de una propina no fueron secundadas por la mayor¨ªa.El concierto de Parrita se atuvo a lo que viene siendo habitual en sus actuaciones personales. Es un cantante de voz muy agradable, que brilla especialmente en esas creaciones que denomina baladas flamencas: temas sentimentales y l¨ªricos, f¨¢ciles, que ¨¦l hace con convicci¨®n. El problema quiz¨¢ sea que el g¨¦nero no tiene gran variedad; unos t¨ªtulos se parecen a otros, y al final qued¨® la impresi¨®n de una cierta monoton¨ªa.

Para finalizar, Parrita tom¨® la guitarra y, acompa?ado por el grupo, hizo un popurr¨ª por tanos -20 minutos de duraci¨®n-, de su pr¨®ximo disco. "S¨®lo caitos", advirti¨®, "para que no se lo grab¨¦is".