La cooperativa PSV
La nuestra es una historia sin inter¨¦s. Al poco de casarnos, y con la intenci¨®n de tener pronto unos hijos parecidos a nosotros, nos planteamos la necesidad de comprarnos una vivienda. Por esa fecha, el Gobierno hab¨ªa anunciado el Plan 460.000, por el cual pretend¨ªa poner fin a la especulaci¨®n promoviendo la construcci¨®n de viviendas dignas a un precio asequible. En nuestro querido hogar de alquiler, la alegr¨ªa no pod¨ªa ser mayor. Si bien tuvimos que posponer la llegada de los tan a?orados reto?os, por el contrario, naci¨® en nosotros la estimulante ilusi¨®n de vincularnos al proyecto.El hecho de haber sido conformado por una cultura de izquierdas que valoraba ante todo el papel y la honestidad de la lucha sindical inclin¨® de forma naItural la balanza hacia la cooperativa PSV, vinculada a UGT, sindicato, a su vez, vinculado al PSOE, partido pol¨ªtico, a su vez, vinculado al Gobierno. Todo parec¨ªa muy f¨¢cil.
Durante un a?o dimos 20.000 pesetas por mes hasta que, por fin, decidimos inscribirnos en la cooperativa Ciudad Jard¨ªn Madrid Este, en Rivas-Vaciamadrid. Nuestra primera sorpresa fue el d¨ªa que firmamos el contrato, al ver que Por ninguna parte figuraba la fecha de entrega. Aun as¨ª, nuestra ilusi¨®n era tan grande y las siglas de UGT alegraban de tal forma la iconograf¨ªa de cuanto toc¨¢bamos o ve¨ªamos que decidimos firmar. En septiembre del a?o pasado, la cooperativa PSV era ya un animal acorralado, gordo y torpe, que no ten¨ªa ni fuerzas para replicar las numerosas denuncias period¨ªsticas.
Despu¨¦s de haber dado 2.600.000 pesetas, decidimos darnos de baja. Se nos penaliz¨® con el 8% de lo aportado (algo m¨¢s de 200.000 pesetas) y se nos comunic¨® que, tal como consta en el estatuto interno de la cooperativa, el dinero se nos devolver¨ªa en un plazo de tres meses a cinco a?os.
Y la verdad es que todo esto no ser¨ªa m¨¢s que una historia dolorosa, pero absurda, si Nicol¨¢s Redondo no hubiera dicho en rueda de prensa todo lo que dijo. Ahora ya parece una tomadura de pelo.-
Soy una de las cooperativistas de PSV, perteneciente a la promoci¨®n de Valdebernardo. Despu¨¦s de cuatro a?os y m¨¢s de cinco millones pagados, las parcelas donde se construir¨ªan las viviendas son un solar vac¨ªo, los terrenos no est¨¢n escriturados a nombre de la cooperativa, y la mayor¨ªa de las licencias no se han pagado. Teniendo en cuenta que nuestra promoci¨®n es una de las primeras y la m¨¢s grande que ha gestionado PSV, nos podemos hacer una idea del estado de las otras promociones.
Todos los cooperativistas somos gente de econom¨ªa modesta, y para aportar las cantidades que se nos ped¨ªan lo hemos pasado realmente mal en estos a?os. Lo hac¨ªamos porque ten¨ªamos la ilusi¨®n de tener una vivienda propia y porque confi¨¢bamos en un proyecto que avalaba la UGT y al que han dado su apoyo ayuntamientos, comunidades aut¨®nomas y los correspondientes ministerios. Es una verg¨¹enza que un sindicato de trabajadores se aproveche de sus necesidades de vivienda para estafarles y que los organismos p¨²blicos est¨¦n tapando el asunto y no ofrezcan ninguna soluci¨®n.- Mar¨ªa Jes¨²s Pel¨¢ez Bonilla. Madrid.
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