El control sanitario auton¨®mico dej¨® pasar las reses con clenbuterol
La Consejer¨ªa de Salud inspeccion¨®, por medio de uno de sus veterinarios, las terneras que han causado desde el pasado lunes al menos 121 intoxicaciones en la Comunidad de Madrid. Las v¨ªsceras de los animales conten¨ªan clenbuterol, un anabolizante de engorde, nocivo para la salud. El control, que no descubri¨® ninguna anomal¨ªa, se efectu¨® en el matadero desde el que salieron al mercado los h¨ªgados adulterados, seg¨²n afirm¨® ayer el director de Prevencion y Promoci¨®n de la Salud, de la Comunidad de Madrid, Ricardo Garc¨ªa Herrera. Esta incapacidad para detectar la sustancia levant¨® polvareda. "Demuestra la inexistencia, o al menos, la inoperancia de controles sistem¨¢ticos por parte de los responsables de la calidad higi¨¦nica", afirm¨® la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU). Y la Federaci¨®n Madrile?a de las Industrias de la Carne redobl¨®: "Hasta el veterinario m¨¢s tonto ve si hay clenbuterol".
Una acritud en consonancia con la magnitud de la intoxica ci¨®n. El brote desatado entre los consumidores por la venta de: estas v¨ªsceras que burlaron el control de la Administraci¨®n aut¨®noma ha sido el m¨¢s grave registrado en la Comunidad. En 1991 se desencaden¨® una in toxicaci¨®n que afect¨®, en 11 comunidades, a 135 personas; una cifra que est¨¢ en camino de ser superada. Las autoridades sanitarias se?alaron ayer que el n¨²mero de afectados -ninguno ha requerido de hospitalizaci¨®n- puede seguir en aumento, tal y como ha ocurrido a lo largo de la semana.
La intoxicaci¨®n se ha centrado en Madrid, con 95 casos; Alcal¨¢ de Henares, con 21, y Alcobendas, con 4. Cientos de llamadas dispararon la alarma en el Instituto de Toxicolog¨ªa.
PASA A LA P?GINA 3
El ganado que caus¨® la intoxicaci¨®n masiva procede de granjas de Segovia y La Rioja
VIENE DE LA P?GINA 1Los animales descuartizados en el matadero de Pozuelo de Alarc¨®n proced¨ªan, a tenor de las primeras Investigaciones, de cuatro ganader¨ªas: tres de Segovia y otra de La Rioja. La Junta de Castilla y Le¨®n se apresur¨® a se?alar que carec¨ªa de cualquier responsabilidad en la intoxicaci¨®n. En La Rioja, en cambio, el Gobierno aut¨®nomo orden¨® el cierre preventivo de una granja situada en la localidad de Albelda.
El toque de alarma intercomunitario parti¨® de la Consejer¨ªa de Salud a trav¨¦s del denominado Sistema Coordinado de Intercambio R¨¢pido de Informaci¨®n Alimentarla. Sin embargo, a las 14.30 horas de ayer, en el Servicio de Bienestar Social y Sanidad de Segovia no se dispon¨ªa de las actas de los an¨¢lisis de las reses ni de los nombres de las explotaciones, informa Aurelio Mart¨ªn. Esta carencia limit¨® el trabajo de los veterinarios: s¨®lo inspeccionaron carnicer¨ªas, pero no las ganader¨ªas implicadas.
Similar actividad se llev¨® a cabo en Madrid, donde el Ayuntamiento moviliz¨® a 80 *inspectores. Peinaron la mayor¨ªa de las carnicer¨ªas, mercados y galer¨ªas comerciales de la capital. La inspecci¨®n retir¨®, para su an¨¢lisis, 51 h¨ªgados de ternera que proced¨ªan del matadero de Pozuelo de Alarc¨®n y de la distribuidora Bolapoc. Todas estas v¨ªsceras luc¨ªan un visado sanitario.
Pero la operaci¨®n de limpieza fue m¨¢s all¨¢: la Comunidad lanz¨® a la calle a otros 100 inspectores y los Servicios de Higiene Alimentaria inmovilizaron todas las partidas sospechosas que se pusieron a su alcance.
Como medida cautelar, la Consejer¨ªa de Salud tambi¨¦n abri¨® expediente al matadero de Pozuelo de Alarc¨®n. Seg¨²n el Ayuntamiento de Madrid, la instalaci¨®n pertenece a la empresa Gypisa. De hecho, los inpectores municipales que ayer barrieron las calles de Madrid retiraron toda la casquer¨ªa con el sello de esta firma y de la empresa distribuidora Bolapoc.
Pese a estos datos, el gerente de Gypisa, Federico Rodr¨ªguez Fuentes, afirm¨® a este peri¨®dico que no sab¨ªa nada de los h¨ªgados adulterados, informa Luis Esteban. Rodr¨ªguez prefiri¨® culpar de la falta de control a los responsables p¨²blicos y a los ganaderos.
Tres veterinarios asignados
En sus instalaciones trabajan tres veterinarios de la Consejer¨ªa de Salud. Controlan diariamente la matanza y disecci¨®n de reses. Su labor consiste en inspeccionar a las reses antes y despu¨¦s de ser sacrificadas. En principio, seg¨²n dicta un Real Decreto de 1992, el veterinario s¨®lo manda analizar el ganado cuando tenga sospechas de que pueden encontrase clenbuterol u otras hormonas ilegales. Las reses que a primera vista no presenten s¨ªntomas de haber sufrido una adulteraci¨®n pasan la criba sin m¨¢s. Este fue presumiblemente el caso que desat¨® la mayor intoxicaci¨®n por clenbuterol conocida en Madrid.
"Nosotros llegamos a un acuerdo con los propietarios del ganado para matar sus reses y no tenemos nada m¨¢s que ver en el asunto", se justific¨® el gerente de Gypisa. A¨²n as¨ª, reconoci¨® que "todas las semanas aparecen productos contaminados 'que se retiran" y asegur¨® que los veterinarios de su empresa no han detectado en su matadero la partida "sospechosa". "Los h¨ªgados", a?adi¨®, "se venden a una empresa distribuidora de despojos"
El matadero implicado alberga la denominada Escuela de la Carne, que pertenece a la Federaci¨®n Madrile?a de Industrias de Carnes. En dicho centro se imparten cursos a futuros carniceros.
El origen del brote descansa en una pr¨¢ctica extendida: la administraci¨®n ilegal del clenbuterol, un anabolizante que act¨²a sobre el sistema nervioso central. Junto a sus aplicaciones terap¨¦uticas en casos de insuficiencia respiratoria, esta sustancia es empleada por algunos culturistas para aumentar hiperb¨®licamente la masa muscular. En el caso de los animales, su efecto de engorde tambi¨¦n es contundente. Un solo gramo de clenbuterol basta para una tonelada de pienso. Y los beneficios se disparan: el productor consigue unas 25.000 pesetas m¨¢s por cada animal.
Estas ganancias sit¨²an en desventaja a aquellos ganaderos que se resisten a adulterar la carne de su ganado, en opini¨®n del presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de Espa?a, Antonio Borreg¨®n, quien explic¨® que la venta de clenbuterol a las ganader¨ªas corre a cargo de mafias.
"Est¨¢ muy extendido, incluso en las ferias, se pregunta de antemano si se ha suministrado clenbuterol a los animales; as¨ª se aseguran m¨¢s carne. Es un fraude al consumidor y un riesgo sanitario", a?adi¨® Borreg¨®n. "Se trata de narcotr¨¢fico", precis¨® un portavoz de la Comunidad.
Dosificador
Pero la lucrativa sustancia, que incluso se llega a suministrar a las reses con un dosificador subcut¨¢neo, se almacena en el h¨ªgado del animal. A partir de entonces, la posibilidad de intoxicaci¨®n depende muchas veces de la cantidad proporcionada al ganado. Un experto se?al¨® que este brote posiblemente se ha debido a la administraci¨®n de dosis excesivamente elevadas a los animales. Esto explicar¨ªa su impacto sanitario.
La intoxicaci¨®n traza un cuadro compuesto por taquicardias, temblores, n¨¢useas, cef¨¢leas y en algunos casos v¨®mitos. Los efectos, a juicio del Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa, desaparecen a las 48 horas. Para la Consejer¨ªa de Salud la intoxicaci¨®n no tiene consecuencias graves para el organismo. Ninguno de los afectados por este brote ha requerido hospitalizaci¨®n.
Frente a las declaraciones de la Comunidad, la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU) calific¨® la intoxicaci¨®n de grave. "No compartimos en absoluto el mensaje tranquilizador de la Administraci¨®n que parece no preocuparse hasta que no hay fallecidos", indic¨® la OCU en un comunicado.
M¨¢s duro a¨²n fue Jes¨²s Mar¨ªa Crespo, odont¨®logo de 64 a?os, quien cay¨® intoxicado el mi¨¦rcoles junto a otros cuatro familiares en una comida en casa de su cu?ado. Comi¨® h¨ªgado encebollado. Se salvaron los que prefirieron la carne con patatas.
"Esto es una burla de la sanidad y de la Administraci¨®n, que son las encargadas de velar por la salubridad de los alimentos", se quejaba ayer desde su casa. Su mujer, en otra habitaci¨®n, yac¨ªa en la cama presa de convulsiones. Al sufrir los primeros s¨ªntomas, Crespo crey¨® que podr¨ªa tratarse de un ataque cardiaco y la llev¨® a la cl¨ªnica Ruber. All¨ª le confirmaron que no sufr¨ªa un infarto. El escueto diagn¨®stico le cost¨® 57.000 pesetas.
"Y ahora, ?qui¨¦n me lo va a pagar?", dec¨ªa Crespo junto a su mujer. Eran el ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena.
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