Federica Montseny

La soledad, el olvido y la miseria a la hora de la muerte suele ser caracter¨ªstica com¨²n entre aquellas personas que dedican su vida a los dem¨¢s sin pedir nada a cambio. Federica Montseny falleci¨® en Francia, y, como tantos otros, lo ha hecho en el olvido. Ni se han producido ni se producir¨¢n homenajes, s¨®lo aisladas menciones de algunos gobernantes del pa¨ªs donde naci¨®. Peque?as rese?as de prensa para aquella que dedic¨® su vida a la defensa de las gentes sencillas. Desde su ideario foment¨® valores de solidaridad contrarios al marco social existente, y cuando asumi¨® la dif¨ªcil y contradictoria responsabilidad de participar en el Gobierno de Largo Caballero, dict¨® y puso en marcha leyes desde el Ministerio d¨¦ Sanidad que procuraron el bienestar de los m¨¢s d¨¦biles.Pero la memoria del pueblo, y m¨¢s a¨²n la de sus dirigentes, es fr¨¢gil, y su persona, junto con todas las aportaciones realizadas por ella, pasar¨¢n sin pena ni gloria al ba¨²l de la historia, cosa que no sucede con las de otros personajes del periodo franquista que son reconocidos p¨²blicamente, por no se sabe qu¨¦ aportaci¨®n a la sociedad, desde las filas de los denominados dem¨®cratas. Federica, como tantos otros, es sin duda alguna parte importante de la historia de Espa?a. El olvido y 'la negaci¨®n de esta parte de la historia no es el mejor camino para que el pueblo espa?ol avance hacia su futuro. Deben aprovecharse sus aportaciones pol¨ªticas e intelectuales. Ello nos permitir¨¢ conocernos mejor como pueblo, evit¨¢ndose as¨ª errores en el futuro.-