La paciencia del Caribe
400 cubanos esperan en Madrid desde hace a?o y medio el permiso de EE UU para emigrar a Miami
"El refugiado no llega a su nuevo pa¨ªs con las manos vac¨ªas. Einstein era refugiado". As¨ª reza el cartel que cuelga en el despacho de Roberto Fern¨¢ndez, el presidente del Centro Cubano, en la calle de Claudio Coello. Pero lo cierto es que la mayor¨ªa de los que arriban a ese local, dotado con restaurante y sal¨®n de actos, se quejan de eso: de que est¨¢n con las manos vac¨ªas desde qu¨¦ llegaron. Sus vaqueros de marcas no conocidas en Espa?a y las camisas ra¨ªdas dicen mucho de la situaci¨®n monetaria que arrastran, aunque se esfuerzan en aclarar que lo suyo no es una emigraci¨®n econ¨®mica, sino pol¨ªtica.Lo mismo m¨¦dicos que ingenieros, mec¨¢nicos o electricistas, la mayor¨ªa no encuentra un empresario espa?ol que se atreva a colocarle un contrato y una herramienta entre las manos. M¨¢s de cuatrocientos cubanos esperan desde hace a?o y medio a que la Embajada de Estados Unidos les autorice a emigrar a ese pa¨ªs. En 1992, el programa Exodo, que comparten los cubanos del centro con la Embajada de Estados Unidos, logr¨® enviar en avi¨®n a 150 cubanos hacia Miami. Desde entonces, nada. Los cubanos esperan en albergues, hostales y casas de amigos.
El paso es el siguiente: el emigrante que llega a Madrid pasa al hostal Cant¨¢brico, en la calle de la Cruz, cerca de la Puerta del Sol. All¨ª viven ahora mismo unos treinta. Esperan dos o tres meses hasta que la Cruz Roja les asigna un albergue para refugiados, bien en Vallecas, donde se alojan unos quince, o en el de Alcobendas, donde hay unos diez. Cuando se les acaba el plazo, han de vivir donde puedan. Y ¨¦se es el caso de Jes¨²s Contreras Mart¨ªn, de 40 a?os, uno de los asilados pol¨ªticos que logr¨® traer a Espa?a el dirigente del PP Manuel Fraga. Contreras tiene un ni?o de nueve a?os, y su mujer a dado a luz una ni?a hace pocos d¨ªas. No dispone de trabajo y se queja, lo mismo- que muchos compatriotas, de que Espa?a deber¨ªa facilitarle un empleo: "Si no, que no me hubiesen dejado entrar".
Situaci¨®n distinta a la de Contreras es la de los socios del Centro Cubano, unos trescientos, que llegaron en su mayor¨ªa hace m¨¢s de quince a?os (el centro se fund¨® hace 27), y dirigen empresas, visten buena ropa y hasta invierten en el extranjero. Es el caso de Fernando Fern¨¢ndez Cat¨¢, que cuenta a sus paisanos que un d¨ªa lleg¨® a botar (echar) de su local al c¨®nsul de Cuba. Por lo dem¨¢s, nunca han tenido problemas, ni los cubanos pobres, ni los ricos, con sus compatriotas de la embajada. Por eso, la versi¨®n que dio la pasada semana H¨¦ctor D¨ªaz les suena muy extra?a. H¨¦ctor cont¨® que le patearon en la calle agentes de seguridad del Gobierno de Fidel Castro.
El miedo de ellos se centra en lo que les pudiera pasar a los familiares que dejaron en Cuba. El pasado viernes, cinco hombres y una mujer acudieron al centro para dejar su direcci¨®n, sus nombre y, en definitiva, ponerse a la cola de los que pretenden irse a Miami. Por eso algunos no quer¨ªan posar en la foto para este peri¨®dico. Pero una sola frase, que era casi una orden, de Fernando Fern¨¢ndez Cat¨¢ los convenci¨®: "?Ustedes temen a Castro, ustedes tienen miedo de Castro?".
?Para qu¨¦ quieren casi todos los cubanos que viven en Madrid ir a Miami? "Para ver a nuestros farniliares", responden muchos. Al rato, cuando logran sincerarse, algunos reconocen: "Y porque es mucho m¨¢s f¨¢cil prosperar, hacer dinero".
Los cubanos que viven en el hostal ni siquiera creen que Espa?a sea un pa¨ªs xen¨®fobo. Algunos s¨ª, porqu¨¦ no encuentran trabajo, pero otros enseguida alegan que el trabajo no est¨¢ siquiera a disposici¨®n de los espa?oles.
La vida que llevan en el hostal es relajada. Casi todos coinciden en que en Madrid es relativamente f¨¢cil resolver, encontrar chapuzas para buscarse el sustento, bien como m¨²sicos o como camareros. Salen por las noches a locales de salsa donde algunos empresarios cubanos les dejan pasar gratis.
Sus preocupaciones son muy distintas a las de los socios del centro. Estos ¨²ltimos se ocupan, como sus amigos de Miami, de que nadie invierta en Cuba.
Ni un duro para Cuba
El pasado viernes 14 de enero se public¨® en el diario Abc un anuncio donde distintas asociaciones de empresarios cubanos advierten muy a las claras del peligro que corren quienes deseen invertir un duro en Cuba: "Tan pronto como la naci¨®n cubana constituya un Estado de derecho, los leg¨ªtimos propietarios de esos bienes ejercer¨¢n su derecho a la recuperaci¨®n de los mismos, con manifiesto perjuicio, para los adquirentes de propiedades robadas".
Pero algunos de los clientes que acuden al restaurante de Fernando Fern¨¢ndez Cat¨¢ tienen muy claro que pretenden invertir en Cuba. "Y yo que esta gente me pondr¨ªa ya a meter dinero a trav¨¦s de terceros, porque cuando quieran darse cuenta estar¨¢ todo el pescado vendido", explica un empresario mientras mastica.
La juventud mulata
Una media de quince espa?olas y espa?oles pasan cada mes, de la mano de alg¨²n joven cubano o cubana, por el Consulado de Cuba, sito en la calle de Pe?alver, 38. Es gente que acaba de casarse en el Caribe y pretende solventar los ¨²ltimos tr¨¢mites burocr¨¢ticos. A Carlos Hurtado, joven c¨®nsul de la Embajada cubana, no se le escapa que muchos de estos matrimonios se sustentan en unos pilares nada rom¨¢nticos: "Uno ve a un se?or viejo o a una anciana espa?ola de la mano de j¨®venes cubanos y cubanas y es inevitable pensar que algo no cuadra. Nos consta que muchos de estos j¨®venes se casan s¨®lo para salir de nuestro pa¨ªs, pero nosotros ni entramos ni salimos. Cuando llegan a Espa?a y la chica o el chico abandonan a su pareja para emigrar a otro pa¨ªs europeo o para irse con otra persona, los espa?oles llaman aqu¨ª para denunciar el caso, pero nosotros les decimos que no podemos hacer nada".El c¨®nsul dice que la media de enlaces va por oleadas, y que hay meses en que parece que se desata la fiebre casamentera: "De todas formas, hay matrimonios que funcionan muy bien, que han han venido a visitarnos despu¨¦s con sus beb¨¦s".
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