La tradici¨®n contin¨²a
El Madrid reclama a la FIBA por una dudosa canasta
Las tradiciones mandan, y est¨¢n para que se cumplan. As¨ª lo deben pensar el p¨²blico griego, los ¨¢rbitros europeos y los estamentos de la FIBA. Y la tradici¨®n cuenta que un partido en Grecia es algo m¨¢s que un simple choque deportivo. Va mucho m¨¢s lejos. Es una manifestaci¨®n social, una fiesta en la que no caben sorpresas, un sufrimiento con final feliz. El Madrid sufri¨® la canasta final fuera de tiempo (al menos dos segundos despu¨¦s, seg¨²n Luyk) y ha presentado una reclamaci¨®n oficial a la FIBA.Lleno hasta la bandera, c¨¢nticos corales, partido igualado colegiados, que quieren volver sin problemas a sus pa¨ªses y un comisario de mesa que opina lo mismo. Los encuentros se deciden en un par de jugadas. Una cosita por aqu¨ª, otra por all¨¢, y la balanza se decanta para el lado local. Por si queda alguna duda, nada m¨¢s s¨®nar la bocina (cuando suena), invasi¨®n del campo para alejar posibles fantasmas en forma de arrepentimiento arbitral.
Una vez m¨¢s, todo se cumpli¨® a rajatabla. El Madrid tuvo su oportunidad en el tiempo reglamentario, desperdiciada por una mala elecci¨®n de Ant¨²nez (66-66). La del Olimpiakos hizo diana en la pr¨®rroga. Poco importa que fuese fuera de tiempo, ni tampoco el tremendo error de los jugadores blancos que permitieron dos rebotes ofensivos en una jugada crucial. Los actores de la representaci¨®n se conocen de sobra sus papeles. Para evitar dudas, invasi¨®n del campo. As¨ª son las cosas en Grecia, y no hay nadie interesado en acabar con esta obra teatral que tanto ¨¦xito tiene en un mercado tan productivo como el griego.
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