La muerte ronda a Bioy Casares
A sus 80 a?os ha visto fallecer a su esposa y a su hija en menos de un mes
La muerte ha estrechado el cerco alrededor del escritor argentino Adolfo Bioy Casares. El pasado 15 de diciembre muri¨® su esposa, la escritora Silvina Ocampo, que llevaba 10 a?os enferma, y tres semanas m¨¢s tarde, su ¨²nica hija, Marta Bioy, v¨ªctima de un accidente de tr¨¢fico. Dos autos se embistieron, y uno de ellos, sin control, trep¨® a la calzada y aplast¨® a Marta, que caminaba por all¨ª. "Me dejaron m¨¢s viudo que nunca", dijo el escritor, que el pr¨®ximo 15 de septiembre cumple 80 a?os y se recupera a su vez de una fractura del hueso de la cadera tras una ca¨ªda que sufri¨® el a?o pasado.
Bioy pasa sus d¨ªas escribiendo sus memorias y "algunos cuentos" en la amplia biblioteca y escritorio del piso que ocupa en el barrio norte de la ciudad. Est¨¢ previsto que la primera parte de esas memorias se publiquen en Espa?a durante este a?o en Tusquets Editores. Bioy Casares interrumpe s¨®lo su trabajo por las pausas que tiene que hacer para evitar el dolor que todav¨ªa siente en una pierna. "Por suerte hace una semana que casi no me duele y he vuelto a notar con alegr¨ªa que mi pluma est¨¢ casi vac¨ªa".Bioy escribe como siempre, con pluma sobre un cuaderno. Dedica toda la ma?ana a la tarea y parte de la tarde a corregir. El resto del tiempo lo pasa con amigos. Nada parece haber cambiado en su rutina, pero quienes le conocen mejor dicen que los dos golpes en tan poco tiempo han sido muy duros aun para un hombre como ¨¦l, "que celebra y disfruta cada d¨ªa". Camina con la ayuda de un bast¨®n y casi no sale de su casa, a pesar de que cada ma?ana se, afeita y se viste de chaqueta y corbata como si se preparara para asistir a una recepci¨®n. Con la misma elegancia, Bioy Casares ha encajado las obvias preguntas de la prensa sobre la muerte cercana en unos pocos reportajes que concedi¨®, y tras los cuales, con suma cortes¨ªa, ha suplicado que se le deje descansar y trabajar al menos hasta marzo.
A un mes de la muerte de SilvIina Ocampo, Bioy todav¨ªa no puede evocarla porque no puede creer que se haya muerto. "Me dicen que su larga enfermedad me deber¨ªa haber preparado para la muerte, pero ?es tan distinto eso a la nada que provoca la muerte!".
El escritor no pudo estar a su lado en los ¨²ltimos momentos (le la vida de su esposa porque, a su vez, deb¨ªa permanecer mucho tiempo en cama para reponerse de su ca¨ªda. "Eso hizo que se ahondara este vac¨ªo inimaginable que siento hoy".
"El dolor fue mayor"
Tres sernanas m¨¢s tarde del fallecimiento de su esposa, dos amigos de la familia se presentaron en su casa con la pesada misi¨®n de darle la noticia de la muerte de su ¨²nica hija. "Cuando rae lo contaron, pude entender una frase vulgar que se dice en estas ocasiones: tengo que creer que esto es verdad. Con Marta el dolor fue a¨²n mayor porque ella era muy joven. Yo trato de consolarme pensando que cada d¨ªa pasamos por todas las experiencias de la vida, pero debo ser sincero y reconocer que esto no es m¨¢s que una disquisici¨®n intelectual, lo real es el dolor".A pesar de que la muerte es ya un fantasma instalado en la casa, Bioy dice que "a¨²n no se transform¨® en una obsesi¨®n", pero teme que la soledad y la postraci¨®n se conviertan en un estilo de vida ¨²nico e irreemplazable. "Siempre pienso en lo ingrata que es la gente que vive quej¨¢ndose de la vida y no se da cuenta del placer de levantarse, de desayunar o de comer con los amigos". En la ¨²ltima entrevista que ha concedido la pasada semana en Buenos Aires, el escritor dijo que desear¨ªa "tener nuevamente cuatro a?os para empezar a vivir de nuevo, no saber nada y aprenderlo todo". Para que eso suceda, Bioy Casares tiene todav¨ªa la esperanza de poder colgarse del pasamanos "en la ¨²ltima puerta del tren de la vida, que no se detiene jam¨¢s".
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