Misi¨®n imposible
LA PERSISTENCIA de la presencia de los cascos azules en Bosnia-Herzegovina est¨¢ siendo ya abiertamente cuestionada y no s¨®lo en los pa¨ªses -entre ellos Espa?a- que tienen tropas destacadas all¨ª. La posibilidad de su retirada en la primavera pr¨®xima, que comenz¨® siendo s¨®lo un recurso m¨¢s de los mediadores internacionales, especialmente David Owen, para presionar a una de las partes -al Gobierno de Sarajevo- hacia posturas de mayor transigencia o docilidad, es ya una opci¨®n real, incluso probable. Lo es por la certeza consolidada, tanto en las capitales europeas como en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, de que los cascos azules no pueden ya cumplir la misi¨®n que en su d¨ªa les fue encomendada: suministrar la ayuda humanitaria a la poblaci¨®n civil mientras se lograba un acuerdo de paz entre los contendientes.Tan s¨®lo un peque?o porcentaje de la ayuda humanitaria necesaria est¨¢ llegando a su destino y la paz negociada est¨¢ m¨¢s lejos que nunca. Hasta los m¨¢s disciplinados mandos militares de los cascos azules han llegado a la conclusi¨®n de que cada d¨ªa que permanecen en Bosnia sin el mandato ni la fuerza requeridos para cumplir su misi¨®n es una humillaci¨®n m¨¢s para sus tropas y para la propia ONU. Los oficiales de los ej¨¦rcitos de Francia, Reino Unido, Canad¨¢ y Espa?a est¨¢n literalmente hartos de aguantar con las manos atadas los hostigamientos de bandas de asesinos armados que impiden el paso de la ayuda humanitaria que escoltan. Sin voluntad pol¨ªtica de sus Gobiernos, est¨¢n ante una misi¨®n imposible. Es injusto y contraproducente exigirles lo irrealizable.
La actuaci¨®n de los cascos azules -entre las m¨¢s meritorias, la espa?ola- ha salvado muchas vidas. No cabe duda. Pero tambi¨¦n es cierto que esta ayuda humanitaria ha sido utilizada para que los Gobiernos occidentales tranquilizaran su conciencia y postergaran toda decisi¨®n que fuera m¨¢s all¨¢ de paliar superficialmente los efectos de la guerra. Posiblemente los seis ni?os que murieron bajo el bombardeo serbio hace unos d¨ªas en Sarajevo habr¨ªan muerto antes de hambre sin la ayuda internacional. Pero es dif¨ªcil justificar las muertes de soldados lejos de su patria, los inmensos costes de la operaci¨®n y el grave deterioro de la imagen de la ONU, de la OTAN y de la Uni¨®n Europea, con el argumento de que los destrozados cad¨¢veres de estos ni?os estaban bien alimentados hasta ese fat¨ªdico d¨ªa.
Es duro decirlo as¨ª, pero dura es esta guerra y dur¨ªsima tambi¨¦n la certeza de que para algunos Gobiernos occidentales la decepci¨®n est¨¢ ante todo en el hecho de que el Gobierno bosnio no se haya rendido a¨²n ante los dos Estados vecinos, Serbia y Croacia. La situaci¨®n actual no hace sino confundir a todos, crear fisuras en la alianza occidental y tensiones graves en la ONU, donde la actitud del secretario general, Butros Gali, en esta crisis ya est¨¢ provocando dimisiones entre los altos funcionarios en Nueva York.
Si los cascos azules consiguen hoy llevar algo de ayuda a. su destino es porque no encuentran resistencia alguna. Por tanto, la misma labor podr¨ªa llevarla a cabo cualquier organizaci¨®n humanitaria civil. Estados Unidos acaba de rechazar toda presencia militar propia sobre el terreno en Bosnia. Europa no parece capaz de tomar ninguna decisi¨®n efectiva sin el liderazgo de Washington. Es triste pero es obvio. Occidente en general ha dejado claro que no est¨¢ dispuesto a combatir por la integridad y soberan¨ªa de Bosnia -que ya ha enterrado-, y los pa¨ªses isl¨¢micos no hacen sino proclamar solidaridades tan verbales como gratuitas y vanas.
As¨ª las cosas y sin acuerdo de paz en primavera, la comunidad internacional deber¨ªa reconocer su fracaso y plantearse la posible retirada de los cascos azules. En este caso, habr¨ªa que poner fin al embargo de armas, esa peculiar intervenci¨®n internacional que durante casi dos a?os de guerra ha impedido que el Gobierno de Bosnia pueda al menos defenderse a s¨ª mismo. S¨®lo cuando las fuerzas se igualen tendr¨¢n Belgrado y Zagreb inter¨¦s en negociar en serio una paz estable.
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