Un solar maldito
Aquel solar que hoy es ceniza ayer era teatro; el 9 de abril de 1861 tambi¨¦n fue ceniza y anteriormente, desde 1847, era teatro. La historia aciaga de aquel solar a¨²n sigue hacia atr¨¢s; desde las revueltas de 1835 era ruinas, pero antes hab¨ªa sido convento, el de los trinitarios, edificado entre 1632 y 1639. La vida del convento tampoco hab¨ªa sido tranquila: fue saqueado por las tropas napole¨®nicas durante la Guerra de la Independencia y en 1835 fue nuevamente saqueado e incendiado.En 1844, el Gobierno cedi¨® el solar al Liceo por 680.546 reales. Tres a?os despu¨¦s se inauguraba el Gran Teatro del Liceo. Era, tal como hab¨ªa querido Joaquim de Gispert, su principal promotor, uno de los m¨¢s grandes y m¨¢s hermosos teatros del mundo.
El Liceo era el teatro de los progres de la ¨¦poca, la burgues¨ªa liberal, la clase social en alza. La instituci¨®n era el s¨ªmbolo de su poder; pocos metros m¨¢s abajo, en la misma Rambla, estaba el teatro de la Santa Cruz. Era el teatro de los conservadores, que, en un intento desesperado de no quedarse atr¨¢s, cambiaron el viejo nombre por el de teatro Principal. Fue in¨²til, el ascenso del Liceo y de la burgues¨ªa que lo sustentaba era imparable y la prueba est¨¢ en que, cuando 14 a?os m¨¢s tarde el Liceo ardi¨®, fue reconstruido en s¨®lo un a?o. Desde entonces, el Liceo ha sido ininterrumpidamente el primer teatro de ¨®pera de Espa?a, y ni durante la guerra civil, cuando se llamaba Teatre Nacional de Catalunya, detuvo sus actividades. Las tropas de Franco estaban a las puertas de Barcelona y el Liceo segu¨ªa funcionando. Las autoridades se cuidaron de ello, era ya casi el ¨²nico signo de vida normal que quedaba en la ciudad.
En su escenario se han representado unos 400 t¨ªtulos oper¨ªsticos diferentes. Algunas ¨®peras han tenido vida corta, como la ignota L'orfanella -de un compositor llamado Baraldi-, representada en una sola ocasi¨®n; otras no: Aida, con 414 representaciones, es el t¨ªtulo que ha subido m¨¢s veces al escenario del Liceo.
Por ese escenario ha pasado todo tipo de artistas, los grandes y los peque?os; desde aquel ef¨ªmero tenor, estibador de profesi¨®n, al que llamaban el Musclaire hasta Enrico Caruso -que, por cierto, no gust¨®-, pasando por Mar¨ªa Callas, Feodor Chaliapin, Richard Strauss y Arturo Toscanini. Todos los grandes de la ¨®pera han pasado en un momento u otro de sus carrera por el Gran Teatro del Liceo.
Al d¨ªa siguiente del prime incendio del teatro, el Diario de Barcelona publicaba: "Hoy s¨®lo quedan existentes las paredes del suntuoso edificio que nos envidiaban las principales y m¨¢s opulentas capitales de Europa". Hoy tenemos que volver a publicar lo mismo, aquellos pocos metros cuadrados han sufrido demasiado, han ardido demasiadas veces. Las ciudades, las viejas ciudades, se devoran a s¨ª mismas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.