Nuevo triunfo de Zubin Mehta
Volvi¨® Zubin Mehta con la Filarm¨®nica de Israel, de la que es director titular, pr¨¢cticamente desde 1961. Su retorno ha sido con Brahms y sus Cuatro sinfon¨ªas. La ¨²ltima visita de Zubin Mehta a los ciclos de Iberm¨²sica fue con la sinfon¨ªa Resurrecci¨®n, de Gustav Mahler, y la pr¨®xima, el mes que viene, al frente de la Filarm¨®nica de Viena, con Wagner, Schubert y Strauss en los atriles.
Hasta en los momentos en los que se pueda disentir con lo que hace, Zubin Mehta es maestro que interesa siempre, cuando menos, porque se adivina con claridad su visi¨®n de las obras. As¨ª sucedi¨® con su interpretaci¨®n de la la Sinfon¨ªa en fa mayor n¨²mero 3, de Brahms, quiz¨¢ la m¨¢s problem¨¢tica y, sin duda, la menos programada del ciclo. La sensaci¨®n para el oyente-espectador era como si el maestro, por cualquier raz¨®n, se mantuviera un tanto distante, de modo que la comunicaci¨®n perdi¨® fluidez con la orquesta y con el p¨²blico. Cualquier int¨¦rprete, por egregio que sea, es un ser humano y del mismo modo que tiene d¨ªas m¨¢gicos puede sufrir otros menos iluminados. Todo ello debe entenderse a partir de los niveles que imponen una batuta del prestigio de la de Zubin Mehta y una formaci¨®n tan excelente como la Orquesta Filarm¨®nica de Israel.
Orquesta Filarm¨®nica de Israel
C¨ªrculo de Bellas Artes. Alcal¨¢, 44.Madrid. Hasta el 30 de marzo.
Director: Z
Mehta. Obras de Brahms.
Auditorio Nacional
Madrid, 12 de febrero.
Intensidad
Por el contrario, en la Sinfon¨ªa n¨²mero 1 en do menor tuvimos a Zubin Mehta en toda la intensidad de sus valores como director. Desde el comienzo, la obra de Brahms discurri¨® tensa, firme y expresiva. Si los movimientos extremos quedaron construidos con la segundad y el equilibrio de una arquitectura, tambi¨¦n tuvieron la esbeltez de una hermosa escultura.
Mientras, esas dos geniales enso?aciones que son los movimientos centrales nos dec¨ªan todo acerca de la sensibilidad del gran barbudo de Hamburgo, de su ensimismamiento y su contemplaci¨®n, de la delicadeza de su esp¨ªritu y de su tierna y su friente intimidad. La gran versi¨®n provoc¨® un mar de ovaciones a las que Zubin Mehta y los filarm¨®nicos israel¨ªes correspondieron con la Danza eslava en mi menor, de Dvorak, un halago l¨ªrico que renov¨® las ovaciones de la asistencia que, esta vez abarrot¨® el aforo del Auditorio Nacional.
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