Caldera pone en libertad a un grupo de 23 golpistas venezolanos

El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, cumpli¨® ayer una parte de su promesa electoral al poner en libertad a 23 militares y civiles involucrados en las intentonas golpistas del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992. Quedan a¨²n en prisi¨®n m¨¢s de 100 oficiales; entre ellos, el teniente coronel Hugo Ch¨¢vez Fr¨ªas, el cabecilla principal. Esta medida de gracia es la tercera que le aplica a los 247 que intentaron derrocar al ex presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez. El propio P¨¦rez liber¨® a 116 soldados.

Al principio, se pens¨® que el conservador Caldera, de 68 a?os, iba a poner en libertad a todos los golpistas, sin excepci¨®n, teniendo en cuenta la pol¨ªtica de pacificaci¨®n aplicada con la guerrilla en su primer Gobierno, entre los a?os 1969 y 1973. El que la medida de gracia alcance s¨®lo a 23 personas indica que la normalizaci¨®n va a llevar m¨¢s tiempo del pensado inicialmente y que se va a realizar en peque?os grupos, manteniendo el suspense durante el proceso. Los que faltan por beneficiarse deber¨¢n aceptar la baja en el Ej¨¦rcito como condici¨®n para salir de la c¨¢rcel.La situaci¨®n de los cabecillas del intento de golpe del 4 de febrero, los tenientes coroneles Hugo Ch¨¢vez y Francisco Arias C¨¢rdenas, y los del 27 de noviembre, los vicealmirantes Hern¨¢n Gruber Odreman y Visconti que contin¨²a apresado en Per¨², es un tanto complicada desde el punto de vista pol¨ªtico y judicial, pues desean reincorporarse a las Fuerzas Armadas y no firmar la exigida baja para poder salir en libertad. Cuesti¨®n de honor, dicen, porque ellos son unos presos de la dignidad.

Sus seguidores y familiares les visitan todos los s¨¢bados y mi¨¦rcoles en el cuartel San Carlos y la c¨¢rcel de Yare, d¨¢ndoles apoyo moral y material para que no abandonen la causa que los llev¨® a levantarse en armas. Muchas veces estallan enfrentamientos con los guardianes cuando ¨¦stos requisan los libros, peri¨®dicos, radios, c¨¢maras de v¨ªdeo, televisores y tel¨¦fonos celulares que los oficiales rebeldes tienen en sus celdas. En los dos a?os transcurridos desde las asonadas militares, los golpistas se han mantenido bien informados y preparados desde sus trincheras carcelarias, incluso han realizado entrevistas y declaraciones directas a las emisoras de radio. Conservan una imagen de h¨¦roes ante la opini¨®n p¨²blica.