Pon?, visionario
Pon? es un artista cuya condici¨®n de "maldito", demoniaco y aislado contribuy¨® a forjar una leyenda sobre ¨¦l. Lamentablemente circunscrito a un ¨¢mbito tan s¨®lo local, el de la Catalunya que lo vio nacer, deber¨ªa reconoc¨¦rsele su papel en el resto de Espa?a y en el extranjero. El Museo Nacional Reina Sofia no mostraba -al menos en su exposici¨®n inaugural- nada de ¨¦l en su colecci¨®n permanente: un serio vac¨ªo, si se piensa que sus precios eran razonables y su producci¨®n f¨¢cilmente asequible. Un vac¨ªo, con todo, que sin duda no tardar¨¢ en repararse. Pon? ha gozado m¨¢s de un repertorio de an¨¦cdota que de otra cosa.Ahora, con motivo de la aparici¨®n de una gran monograf¨ªa de R. S. Lubar, la Galer¨ªa Joan Prats ofrece una miniretrospectiva con obras representativas de todos sus periodos, algunas de ellas in¨¦ditas. A la espera de una verdadera antol¨®gica, esta muestra descubre algunos dibujos pre Dau al Set (el t¨ªtulo no es del autor, sino de la galer¨ªa), que son interesantes porque son abstracciones junto a las de T¨¢pies y Santiago Lagunas, de las primeras, por tanto, de la posguerra espa?ola), no tan intensas como otras de este a?o, pero que anuncian su mundo hecho de elementos primigenios y m¨¢gicos (rostros, espirales, signos). Sin duda, Pon? no era un impostor, sino un verdadero visionario. La serie Alucinaciones, de 1947, pertenece a uno de sus mejores momentos y describe un microcosmos en el que se unen los animales, los humanos, elementos primitivos y la estela formal de Mir¨® y Kandinsky. A pesar de las evidentes deudas a otros artistas -tan propias de la juventud, por otro lado- estas obras poseen la fuerza que procede de algo que es aut¨¦nticamente vivido, sentido y padecido, adquiriendo una calidad de registro casi autom¨¢tico del inconsciente.
Joan Pon?
Galer¨ªa Joan Prats.Rambla Catalunya, 54. Artgr¨¤ic. Balmes, 52. Barcelona. Hasta finales de marzo.
Hay formas embrionarias (que recuerdan a las de Wols), vocabulario inventados, elementos naturales y otros antropomorfos, y en todo ello una piensa cu¨¢nto han extra¨ªdo de la lecci¨®n ponsiana artistas como Garc¨ªa Sevilla, Amat o Zush. En cuanto a las pinturas, destaca una de fondo verde con un aspa atravesada por una espiral y terminada en dos barcas, una de ellas exacta a la de los "ojos-barca" de Picasso en los dibujos de la ¨¦poca de Guernica. Es una lecci¨®n magistral de c¨®mo se integra una influencia siendo totalmente un Joan Ponc.
Posteriormente a Dau al Set, en el que su papel fue, sin duda, junto al de Brossa, el m¨¢s, importante, Joan Pon? ir¨ªa relegando su primitivismo en aras a un estilo m¨¢s caligr¨¢fico y mucho m¨¢s anecd¨®tico. Sus personajes, ahora dibujados con l¨ªneas preciosistas a veces rematadas por puntos, en espacios on¨ªricos o nocturnos, son ahora diablillos, gallos, seres de barba y de nariz puntiaguda, y de manos como garras. Estamos en un lenguaje propio de los cuentos infantiles, del mundo de las brujas o de los fen¨®menos paranormales, en lugar de flashes o sensaciones, su po¨¦tica de lo oculto se vuelve peligrosamente literal y cada vez m¨¢s anecd¨®tica.
Esto no excluye que, en alg¨²n caso, la magia de Por? impregne las telas y dibujos, pero en su mayor¨ªa, prevalece el lado ilustrativo que, a mi entender, ahoga su sentido po¨¦tico. Menci¨®n aparte merece la serie de Geometr¨ªa metaf¨ªsica de 1969-1970, interesante y bien pintada, comparable a los espacios vac¨ªos, con grabaciones de color y objetos, de Hern¨¢ndez Piju¨¢n de mediados de los a?os sesenta.
En Pon?, se trata de pir¨¢mides, cubos o esferas en espacios tambi¨¦n vac¨ªos, subdivididos por grabaciones crom¨¢ticas. La palabra metaf¨ªsica aqu¨ª no es vana ni ret¨®rica, no s¨¦ por qu¨¦ no continu¨® en esa v¨ªa.
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