La palabra y la idea
La irrupci¨®n de la Liga Norte y Forza Italia revoluciona hasta el esperpento el 'idioma' de los l¨ªderes
ENVIADO ESPECIALEl escritor y te¨®logo Baget-Bozzo, en una carta abierta al l¨ªder de la Liga Norte, Umberto Bossi, publicada en el semanal Panorama, le agradece el haber contribuido a la revoluci¨®n pol¨ªtica con "su protesta contra el lenguaje de un moralismo muerto". Y, en efecto, una de las grandes novedades de la pol¨ªtica italiana es el cambio del lenguaje de sus nuevos l¨ªderes, que est¨¢ contagiando incluso a los viejos. El nuevo lenguaje es completamente distinto del ¨¢ulico y retorcido o maquiav¨¦lico de la primera rep¨²blica, Convergencias paralelas, Estrategia de la atenci¨®n, Equilibrios m¨¢s avanzados.
Como ha dicho a EL PA?S Gianna Fregonara, autora, junto con Sergio Stimolo, de la obra Onorevole parli chiaro, el viejo lenguaje era el espejo de un sistema que intentaba aplazar y minimizar los problemas en vez de resolverlos.
Con la llegada de la Liga Norte y ahora de Forza Italia est¨¢ cambiando radicalmente el lenguaje de los pol¨ªticos, que se ha hecho de taberna, militaresco, anal y f¨¢lico como el de Bossi, o bien evang¨¦lico como el de Berlusconi. Si la Liga dice que Bossi es capaz, "con un pedo, de sepultar a todas las damas de la aristocracia milanesa", Berlusconi habla como Jes¨²s en las par¨¢bolas: "He venido para sembrar", y para sembrar, a?ade, "a los italianos de buena voluntad".
Otras veces habla de "beber el amargo c¨¢liz". Y, sobre todo, de "milagro", que es la palabra clave de su campa?a electoral. Y llega a m¨¢s en su ¨ªmpetu evang¨¦lico: "Creo en el respeto hacia todos mis enemigos". La fe de Berlusconi es total: "Creemos en la familia, en el amor, en el trabajo, en las ganancias, en el progreso". Y lo hace por un imperativo casi m¨ªstico, como si de lo contrario se sintiese traidor a su credo: "No reniego de nada. Creo en el milagro italiano; si no lo hiciera, es como si volviese la cabeza para no verlo". O sea, que se sentir¨ªa traidor. Su esp¨ªritu evang¨¦lico le lleva a creer en la predestinaci¨®n: "Forza Italia es un movimiento llamado a cambiar el des tino de este pa¨ªs". Personalmente, Berlusconi se siente tan inocente que ha confesado ante las c¨¢maras de televisi¨®n literalmente: "No odio a nada ni a nadie, soy incapaz de odiar, hasta el punto de que mi mujer sostiene que me falta know how".
Preguntado acerca de sus defectos, no ha conseguido hallar uno solo. Ha sido su brazo derecho, Gianni Letta, quien ha revelado que a veces, si no defectos, Berlusconi s¨ª tiene una debilidad: "Cae en momentos de depresi¨®n", pero a?ade enseguida que eso tiene un motivo muy concreto y que los culpables son los otros: "Le pasa", dice, "le pasa s¨®lo cuando le contradicen".
De todo otro talante es su compa?ero pol¨ªtico Umberto Bossi, quien, como un plebeyo revolucionario, enardece a sus huestes liguistas con un lenguaje de tipo er¨®tico-militaresco. Empez¨® diciendo: "Los de la Liga lo tenemos siempre duro", en un alarde f¨¢lico. En italiano es: "Ce lo abbiamo duro". Y ya ha nacido una palabra nueva para definir a los de la Liga: celodurismo. Pero adem¨¢s del car¨¢cter f¨¢lico, el lenguaje de Bossi es, sobre todo, anal. Y as¨ª habla de eructos, pedos y comida.
Afirma que sus pedos son tan fuertes que con uno s¨®lo puede dejar blanco el cabello de Scalfaro, presidente de la Rep¨²blica. Y en otra ocasi¨®n afirma que en realidad "los pedos le competen a Occhetto, que se ve que tiene los esf¨ªnteres del miedo incontrolados". En otra ocasi¨®n le espet¨® al serio y caballero Mino Martinazzoli, l¨ªder del Partido Popular, la ex DC, que a ¨¦l "le respond¨ªa s¨®lo con un eructo". Pero lo curioso es que el lenguaje vulgar o atrevido de Bossi est¨¢ contagiando a los viejos pol¨ªticos. El mismo Martinazzoli, en las ¨²ltimas elecciones, refiri¨¦ndose a Alessandra Mussolini, que se presentaba para alcaldesa de N¨¢poles, afirm¨®: "En esta campa?a parece que cuenta m¨¢s el color de las bragas que la inteligencia de las personas", cosa que hace unos a?os hubiese sido una herej¨ªa en boca del casto y cat¨®lico Mino. Y hasta Beniamino Andreatta, tambi¨¦n democristiano, ha afirmado que "¨¦sta es la democracia en bragas que desea Occhetto". Y no pod¨ªa faltar en el lenguaje de Bossi las alusiones al trasero. Como cuando dice: "Nosotros vencemos y los otros lo reciben en el culo". Y de la vieja DC y del extinguido Partido Socialista de Craxi dec¨ªa: "Est¨¢n encantados de ofrecerles el culo al PDS de Occhetto". Y los cojones. Hablando de los democristianos entusiasm¨® a su p¨²blico: "Son los cerdos de siempre, dispuestos a romper los cojones".
El lenguaje colorido de la Liga est¨¢ tomando cuerpo tambi¨¦n entre los periodistas. Por ejemplo, Funari, popular presentador de una televisi¨®n milanesa, empez¨® un programa diciendo: "Voy a intentar meter el dedo en el culo del futuro". M¨¢s elegante y m¨¢s corrosivo es Giampaolo Pansa, ex director adjunto de La Repubblica y ahora del semanal L'Espresso. Pansa, que siempre ha sido el periodista m¨¢s atrevido y fustigador, escritor brillante y de gran fantas¨ªa, ahora se est¨¢ incluso agudizando. En su ¨²ltimo art¨ªculo hablando de Gianfranco Fini, l¨ªder de Alianza Nacional, el partido ex fascista, dice que es "como una lasagna (pasta) que se derrite ante el sol de Berlusconi". Lo llama "cara de seminarista frustado", y afirma que el se?or Lasagna, si no est¨¢ atento, "pronto se mear¨¢ encima. Una meada apestosa. Una meada de gloria. Meada de gratitud ante el padre eterno [Berlusconil, que lo ha hecho resucitar del sepulcro" (es decir, del fascismo).
Los diarios que m¨¢s se lanzan al nuevo lenguaje son los controlados por Berlusconi. Hasta el arist¨®crata Indro Montanelli, hablando de Berlusconi, hoy su enemigo, ha dicho: "Una vez entrado en el circo de la pol¨ªtica, ha entrado, ?lo puedo decir?, en estado de erecci¨®n".
Ni los animales se salvan. Occhetto habla de "bandas de fieras salvajes". Se multiplican alusiones a los rebuznos, y Bossi dice que a Berlusconi lo tiene "cogido por el rabo como a un gato".
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