Rubalcaba, un pianista para so?ar

Escuchar por primera vez a Rubalcaba es una experiencia no siempre c¨®moda pero s¨ª impactante. Gonzalo Rubalcaba (La Habana, 1963) tiene esa pulsaci¨®n pian¨ªstica patrimonio exclusivo de los m¨¢s grandes. Si uno cierra los ojos puede hasta dar la impresi¨®n de que se trata de piano a cuatro manos: Gonzalo y Rubalcaba. A veces parece estar luchando con el teclado para extraer torrentes de notas a velocidades supers¨®nicas; aunque la voluntad creativa va m¨¢s all¨¢ de la exhibici¨®n. En cuanto a Meli¨¢n, Cabrera y Barreto, son tres acompa?antes de s¨®lidas cualidades.En el segundo pase, Gonzalo Rubalcaba derroch¨® generosidad. Unas dos horas de m¨²sica intensa en las que hubo un poquito de todo: el pianista influenciado por los tr¨ªos de jazz m¨¢s ilustres (Les feuilles mortes), el compositor contempor¨¢neo que experimenta en la riqueza t¨ªmbrica y las dificultades arm¨®nicas (Nueva cubana) y el m¨²sico capaz de trascender boleros como B¨¦same mucho y Perfidia. Mi gran pasi¨®n, un estimulante danz¨®n con citas de canciones cubanas y norteamericanas: ah¨ª estaban Beny Mor¨¦, Bill Evans, Bola de Nieve, Art Tatum, Cachao, Monk, Ernesto Lecuona, Keith Jarrett o Chano Pozo; en los dedos de este pianista de 30 a?os, cuyo futuro nos permite so?ar.