Una nueva corriente de feministas y juristas aboga por la despenalizaci¨®n de la prostituci¨®n
Gail Pheterson plantea en Madrid lo que ya es abierta pol¨¦mica en EE UU
"Hace tiempo que feministas e izquierdistas intentan ayudar a quienes trabajan en la prostituci¨®n; pero su incomprensi¨®n de la realidad de las putas, en lugar de ayudarlas, ha alimentado las distorsiones y discriminaciones contra las que pretend¨ªan luchar", explica Gail Pheterson, psic¨®loga y soci¨®loga norteamericana y cofundadora del comit¨¦ internacional por los Derechos de las Prostitutas creado en 1983. La necesidad de rectificar el tiro expresada por esta feminista, ha prendido en sectores del movimiento de liberaci¨®n de las mujeres y progresistas de la judicatura en Espa?a, donde todav¨ªa est¨¢ pendiente un proyecto de ley para la despenalizaci¨®n de la prostituci¨®n. En Estados Unidos la pol¨¦mica est¨¢ ya abierta.
"Las feministas y progresistas que creen que todas las prostitutas son v¨ªctimas y que lo mejor que se puede hacer para ayudarlas es erradicar su profesi¨®n. Generalmente, nunca se han preocupado de convivir con las putas, ni de saber lo que ellas piensan sobre el asunto", explica Gail Pheterson, que lleva 10 a?os dedicada al estudio del complejo mundo de la prostituci¨®n de mujeres, transexuales e, incluso, chaperos.Su papel ha sido clave para la organizaci¨®n de una red internacional de putas, (a ella no le averg¨¹enza el t¨¦rmino), para fomentar la solidaridad y la circulaci¨®n de la informaci¨®n sobre su problem¨¢tica. Su labor tambi¨¦n intenta acabar con los remilgos de feministas y progresistas que, parad¨®jicamente, han coincidido tradicionalmente con los sectores conservadores de la sociedad en considerar la prostituci¨®n como una plaga para la dignidad de la mujer. Por ello, durante su visita a Espa?a, la pasada semana, tambi¨¦n ha hecho lo posible para animar a estos potenciales aliados de la causa del cambio social, a que se animen a presionar al Gobierno para acabar con "las distorsiones legales y sociales que discriminan a las putas y les hacen la vida imposibles a ellas, pero no a los negocios que se benefician de sus actividades". Eso s¨ª, teniendo en cuenta la opini¨®n de quienes, de verdad, recorren las aceras de las calles en busca de clientes.
Legislaci¨®n hip¨®crita
En Espa?a, la necesidad de afrontar la hipocres¨ªa de una legislaci¨®n que en teor¨ªa sigue relacionando la prostituci¨®n con la peligrosidad social,-aunque en la pr¨¢ctica no se aplique-, ya fue afrontada por un proyecto de ley que, la disoluci¨®n del Parlamento por la convocatoria de elecciones, dej¨® pendiente."Los legisladores fueron a coger el toro por los cuernos", explica desde Arag¨®n el juez Alfonso Ballest¨ªn, uno de los redactores de la ponencia sobre prostituci¨®n presentada ante el VIII Congreso de los derechos de las minor¨ªas, de Jueces para la Democracia, el pasado octubre. "El anteproyecto despenaliza la prostituci¨®n excepto en los casos en que se produzca coacci¨®n o abusos en menores", dice al subrayar la coincidencia entre este texto y la ponencia de Jueces para la Democracia. En este texto se pone el acento en la reglamentaci¨®n como la mejor alternativa posible ante una actividad que "a¨²n siendo reprochable moralmente, su realidad impone una atenci¨®n especial por parte de los poderes p¨²blicos y de la sociedad, salvo que se quiera permanecer en el estado actual de hipocres¨ªa colectiva". "Nuestra l¨ªnea coincide bastante con la de los legisladores que, en este caso, se nos adelantaron; conf¨ªo en que no la modifiquen", a?ade Ballest¨ªn.
Adem¨¢s de apoyar la eliminaci¨®n del c¨®digo de los elementos que tradicionalmente han identificado prostituci¨®n con peligrosidad social, estos jueces sugieren que "esta legalizaci¨®n habr¨ªa de completarse, por supuesto, con la aplicaci¨®n de medidas que pudieran solventar el problema personal de origen (paro, drogas...) de quienes se han visto obligados a optar por este oficio por falta de otras alternativas, as¨ª como con la imposici¨®n de sanciones a personas o instituciones que exploten psicol¨®gica, social y econ¨®micamente a quienes se prostituyen".
Pheterson califica la despenalizaci¨®n de la prostituci¨®n como la soluci¨®n ¨®ptima, mejor incluso que la legalizaci¨®n o la regularizaci¨®n, que suponen la ventaja de suministrar a quienes la ejercen una pensi¨®n pero imponen unos controles de zona, impuestos y supervisiones m¨¦dicas, que "no siempre son lo que ellas desean".
"El problema es que el estigma que pesa sobre ellas, dificulta que las prostitutas se atrevan a dar la cara p¨²blicamente", dice Pheterson. Para ella no hay duda de que los planteamientos poco tolerantes del movimiento feminista han favorecido una "forma de discriminaci¨®n de la mujer contra la mujer". "Al considerar la prostituci¨®n como el ¨²ltimo escal¨®n de la degradaci¨®n femenina, no se han dado cuenta de que, mientras la actividad de la putas est¨¦ criminalizada, no habr¨¢ verdadera emancipaci¨®n para todas las mujeres porque, cada una de nosotras, estaremos sujetas a que nos llamen putas, en el sentido de malas chicas, por desviarnos de las pautas del orden patriarcal", recalca.
"Sobre el tema de la prostituci¨®n hay una pol¨¦mica grande dentro del feminismo espa?ol", dice Cristina Garaiz¨¢bal, portavoz de la Comisi¨®n Anti-agresiones del Movimiento Feminista. Seg¨²n este colectivo, "hay que exigir la total descriminalizaci¨®n del ejercicio de la prostituci¨®n y de su entorno (bares, garitos ... ). Consideramos penalizable la figura del proxeneta en el caso de que obligue a prostituirse a mujeres y a menores. El criterio que mantenemos es el de la voluntariedad de la prostituta. Hay que reconocer el derecho de la mujer a prostituirse y penalizar a aquellos que la coaccionen". Garaiz¨¢bal, psic¨®loga que trabaja en la Asociaci¨®n de Apoyo a la Mujer Prostituta de Madrid (APRAM), destaca un fen¨®meno reciente que acompa?a a la crisis econ¨®mica. Las Belle de jour espa?olas: amas de casa (con o sin marido en paro) que, para sacar un dinero extra, se prostituyen.
En cambio, la opini¨®n de las Feministas Aut¨®nomas de Madrid (FAM) est¨¢ en la l¨ªnea abolicionista de la estadounidense Kathleen Barry, autora del libro Esclavitud sexual de la mujer. "No estamos por la legalizaci¨®n, ya que no se puede legalizar la esclavitud. Estamos por la reinserci¨®n y la formaci¨®n profesional, plantea Herme Castro, una de las portavoces de FAM. " La mujer es forzada a prostituirse. En Occidente la fuerzan las circunstancias. En el Tercer Mundo las fuerzan a punta de pistola, las enga?an con falsos trabajos", dice Castro. Sobre las prostitutas reivindicativas y satisfechas de su oficio afirma que "son una minor¨ªa". Las feministas contrarias a la legalizaci¨®n y a la regulaci¨®n, opinan que "para defender a las prostitutas no es necesario defender la prostituci¨®n."
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