Con aires nuevos
La empresa que regenta desde este a?o Ja¨¦n, Torinfisa, ha llegado con renovadores aires deautenticidad e integridad de la fiesta. No le sali¨® al 100% su apuesta previa de que se lidiasen toros con trap¨ªo y astifinos, lo que hubiera sido un milagro, una noticia de portada. Los poderes f¨¢cticos y el eterno orden que maneja la fiesta (l¨¦ase las figuras y sus mentores) ense?aron los dientes con el consiguiente baile de corrales: hasta 14 toros hubieron de reconocerse.Pero la empresa, sin alcanzar la utop¨ªa, mantuvo el tipo con dignidad y todo qued¨® en medias tintas: una corrida con cuajo y seriedad excepto en las astas, con s¨ªntomas de manipulaci¨®n, aunque no grosera ni bochornosa. El encierro era m¨¢s propio de Madrid, a excepci¨®n del anovillado segundo, en todo menos en los pitones, lo que significa un fuerte avance donde siempre rein¨® el minitoro sin cuernos. Uno de los empresarios lo resum¨ªa a la perfecci¨®n tras el l¨ªo en los corrales: "No es la corrida que pretend¨ªamos, pero tampoco la que pretend¨ªan los toreros". Esto ¨²ltimo era evidente en las faces serias de apoderados y cuadrillas.
Jim¨¦nez / Ortega Cano, Ponce, Finito
Tres toros de Jim¨¦nez Pasquau (otros tres rechazados en el reconocimiento): de buena presencia, mansotes, nobles y flojos. l?, 2? y 6?, de Gim¨¦nez Indarte, bien presentados,. excepto 2?; manejables y flojos. Todos sospechosos de pitones.Ortega Cano: oreja; ovaci¨®n con algunos pitos. Enrique Ponce: divisi¨®n; dos orejas. Finito de C¨®rdoba: pitos; ovaci¨®n. Plaza de Ja¨¦n. 26 de marzo. Tres cuartos de entrada.
De modo que con el casi toro, las figuras anduvieron cada una seg¨²n su estilo y momento actual. El mejor, con diferencia, Finito, cuya tarjeta de presentaci¨®n en forma de perfectas ver¨®nicas de alhel¨ª al sexto auguraba el faen¨®n que vino despu¨¦s. El de C¨®rdoba sde rompi¨® a torear con la clase que le brotaba del alma y pari¨® excelsas series de naturales, redondos, adornos varios todo ello rayando casi en la utop¨ªa taurina. A la hora de las estad¨ªsticas orejiles lo engorrin¨® con el p¨¦simo uso de los aceros, pero el p¨²blico vibr¨® y sali¨® del coso toreando gracias a ¨¦l. Con el tercero estuvo valent¨®n, pero por la corta embestida del bicho, ¨¦ste necesitaba mayor t¨¦cnica fidiadora. Finito todav¨ªa empeor¨® su labor con el descabello, que hubo de utilizar en 43 ocasiones, batiendo el r¨¦cord mundial de Emilio Oliva, con 35.
En orden de santa torer¨ªa le sigui¨® Ortega Cano, barroco y pasional con el que abri¨® el festejo en una faena que creci¨® desde las turbulencias iniciales a la tersura final. La soser¨ªa del cuarto s¨®lo le permiti¨® demostrar sus ganas novilleriles. Ponce, el mejor parado en la estad¨ªstica orejil, fracas¨® con el terciado segundo, al que mulete¨® destemplado y con crispaciones. Al otro le aplic¨® su casete de belleza sin hondura, consiguiendo encandilar a sus semipaisanos, que al final se lo llevaron en volandas.
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