Tangent¨®polis
La tangente, la comisi¨®n sobre obras p¨²blicas y privadas, era el corolario inevitable del sistema en una Italia de econom¨ªa y democracia libres pero controladas. Todos los partidos, especialmente los de la mayor¨ªa, ten¨ªan una inversi¨®n hecha en los frutos del sistema. Todos eran, en alguna medida, Gobierno, siempre bajo la direcci¨®n de la Democracia Cristiana y a partir de los a?os 70, en que la presencia del Partido Comunista se hace oficial si no en los ¨®rganos directos del poder, s¨ª, al menos, en el llamado arco constitucional de apoyo externo al Gobiemo, tambi¨¦n la izquierda tiene sus tangencias con el sistema. El representante del partido que recib¨ªa su correspondiente enjuague por la contrata de que se tratara, guardaba una parte para s¨ª, pero pasaba la comisi¨®n de la comisi¨®n a su fuerza pol¨ªtica, y ¨¦sta a su vez derivaba porciones c¨®ngruas a los restantes partidos de la mayor¨ªa, seg¨²n baremos conocidos y escrupulosamente respetados. Con esta especie de redistribuci¨®n socialdem¨®crata de beneficios olig¨¢rquicos se financiaban los partidos y sus dirigentes, grandes y peque?os, se tallaban una red de relaciones clientelares que constitu¨ªan su base pol¨ªtica. Los jerarcas democristianos y socialistas, los dos partidos principales de la mayor¨ªa, representaban as¨ª una fuerza de arrastre social e incluso un buen n¨²mero de sufragios personales reproducidos a trav¨¦s de una capilaridad de subclientelas cada vez m¨¢s extendidas, que. alcanzaban hasta la ¨²ltima celdilla del sistema. La tangente no era, por tanto, un vicio del sistema, sino el microorganismo de base del sistema.
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