Tijuana
Un tipo dispar¨® en Tijuana al candidato oficial del PRI a las futuras elecciones presidenciales en M¨¦xico, y algo m¨¢s que la cabeza del pol¨ªtico salt¨® por los aires. Son las desventajas del poder absoluto ejercido bajo el manto de la democracia: a la menor ocasi¨®n -aunque ¨¦sta ha sido de campeonato- se despanzurra la precaria credibilidad del sistema, y uno no s¨®lo empieza a ver compl¨®s por todas partes, sino que entra de lleno en el terreno del realismo m¨¢gico.De entre los muchos temores que en estas horas se desparraman por M¨¦xico como tinta de calamar -qui¨¦n mat¨® a Luis Donaldo Colosio, por qu¨¦, qui¨¦n le mandaba, si est¨¢ el poder detr¨¢s del atentado y, sobre todo, qu¨¦ va a pasar a partir de ahora-, hay uno que fascina especialmente por su car¨¢cter simb¨®lico. Y es que una parte del pueblo mexicano manifiesta su convicci¨®n de que el hombre mostrado a las c¨¢maras en una prisi¨®n de m¨¢xima seguridad situada en las afueras del inmenso M¨¦xico Distrito Federal, encerrado en una jaula acristalada con blindaje a prueba de balas durante una sesi¨®n gr¨¢fica de 5 minutos, no es el mismo que vieron en la retransmisi¨®n televisada por todos los canales sobre el momento de su detenci¨®n. Es in¨²til decirles que limpio y rasurado parece otro. No lo creen, y basta.
Porque, as¨ª como en el cuento de Kafka sobre el emperador de China, sus s¨²bditos nunca supieron cu¨¢l era el rostro del hombre que pose¨ªa tierras y vidas de un extremo a otro del inmenso pa¨ªs, as¨ª, en el vasto mapa de la corrupci¨®n, nadie se siente capaz de identificar al culpable. Y no saber, dudar, desconfiar, es la cruz que lleva el pueblo y, m¨¢s a la corta que a la larga, deber¨ªa ser el arma que acabara con los privilegios de los gobernantes.
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