El Deportivo tuvo que apelar al sudor
El Atl¨¦tico de Madrid demostr¨® su recuperaci¨®n e hizo sufrir al l¨ªder
El Deportivo sufri¨® tanto como lo hab¨ªa hecho el Barcelona 24 horas antes. Se encontr¨® con un Atl¨¦tico sorprendente, que demostr¨® que su recuperaci¨®n tras el en¨¦simo cambio de t¨¦cnico no era un espejismo. Con una estrategia minuciosamente preparada, los rojiblancos maniataron al Deportivo durante toda la primera parte e incluso fueron capaces de sobreponerse a un gol traicionero al borde del descanso. El l¨ªder se vio contra las cuerdas, incapaz de superar la tela de ara?a dispuesta por D'Alessandro. Con su juego decapitado, no tuvo m¨¢s remedio que apelar al sudor. Fue una batalla extenuante, muy equilibrada y, por momentos, incluso hermosa. Los gallegos ganaron porque supieron sacar m¨¢s provecho a sus ocasiones. El partido ech¨® a andar con los papeles cambiados. Fue el Atl¨¦tico el que domin¨® la parcela ancha, control¨® el juego y pis¨® sin temor el ¨¢rea contraria. Los madrile?os secaron las fuentes del juego coru?¨¦s y obligaron a su rival a resignarse a buscar el contragolpe, cuando no a rifar el bal¨®n con pelotazos largos hacia ninguna parte.
Jorge D'Alessandro interpret¨® con agudeza la estrategia de su rival. Sab¨ªa de antemano que el arma letal de los gallegos son sus ataques en parejas por las bandas y le tendi¨® emboscadas a ambos flancos del terreno. En la derecha, coloc¨® a Pirri sobre L¨®pez Rekarte y en la izquierda a Kosecki encima de Nando. Cualquier subida de los carrileros coru?eses supon¨ªa ceder un terreno peligros¨ªsimo a dos de los hombres m¨¢s r¨¢pidos del conjunto madrile?o. Y D'Alessandro se sali¨® con la suya: retuvo en posiciones muy defensivas a Rekarte y Nando y dej¨® sin apoyos el ataque deportivista. Los gallegos perdieron la perspectiva del juego. S¨®lo tuvieron ojos para la banda derecha, pero sus incursiones fueron tan inofensivas como el pinchazo de un alfiler en una muralla de acero.
La sibilina red rojiblanca se complet¨® con el impresionante trabajo de Caminero. A¨²n en precaria condici¨®n f¨ªsica, el madrile?o es un futbolista descomunal, en los aspectos m¨¢s grises y tambi¨¦n en los m¨¢s brillantes del juego. No s¨®lo hizo un trabajo incansable para presionar al centro del campo local sino que cuando vio el horizonte despejado se lanz¨® hacia adelante con su contundencia habitual. En el minuto 23 lleg¨® hasta el pico del ¨¢rea. Cerrado por Nando, se sac¨® de la manga un centro imposible, colocado con guante en la cabeza de Pirri. Al asturiano le fall¨® el punto de mira. Los mismos protagonistas tuvieron de nuevo la oportunidad de reventar el partido ocho minutos despu¨¦s. En esa ocasi¨®n, Caminero abri¨® desde el centro del campo hacia la banda izquierda pero Pirri volvi¨® a fallar en el disparo.
En toda la primera parte el Deportivo apenas pudo echar mano de su munici¨®n. Un tiro muy lejano de Claudio fue lo ¨²nico que puso en ciertos apuros a Abel. Pero acab¨® sacando un provecho extraordinario cuando el Atl¨¦tico ya sonaba con un pl¨¢cido descanso. En el minuto 43, a la salida de un corner, Donato sorprendi¨® con un salto y un cabezazo impresionantes. El bal¨®n, imparable, entr¨® por la escuadra.
El gol psicol¨®gico pareci¨® reblandecer la resistencia rojiblanca. El Deportivo sali¨® m¨¢s suelto en la reanudaci¨®n y amenaz¨® en un par de ocasiones con dictar la sentencia definitiva. Pero los colchoneros se sobrepusieron. Volvieron a tropezar con la mala fortuna en el minuto 54, cuando Ur¨ªo Vel¨¢zquez se trag¨® un clamoroso penalti de Djukic a Manolo. Poco despu¨¦s obtendr¨ªa su premio. Juanito, que estaba realizando un partido horroroso, lanz¨® un formidable misil desde 30 metros que peg¨® en la cruceta de Lia?o. Kosecki, muy atento, remach¨® la jugada.
Aunque el Deportivo dio la cara y pele¨® como un guerrero por cada bal¨®n, su juego qued¨® lastrado por el peso de la urgencia. El partido entr¨® en la t¨ªpica fase en la que cualquiera pod¨ªa marcar. Los coru?eses, porque a base de apretar los dientes empujaban con fuerza. Y el Atl¨¦tico, porque el espl¨¦ndido trabajo de Kosecki y, sobre todo, de Pirri, segu¨ªa sembrando minas en la espalda de la defensa coru?esa.
Otra vez fue el Deportivo el m¨¢s eficaz para aprovechar su oportunidad. Lleg¨® a falta de un cuarto de hora, en un momento en que el coraz¨®n de Riazor lat¨ªa a ritmo de v¨¦rtigo. Bebeto caz¨® en el pico del ¨¢rea un bal¨®n de esos que s¨®lo un pu?ado de elegidos son capaces de bajar al suelo. Y Nando, que llegaba desde atr¨¢s, lo col¨® entre un bosque de piernas. Hasta el final, el encuentro fue una agon¨ªa casi insoportable para ambos equipos. Pero el Deportivo supo cerrar la puerta.
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