El Paganini del tromb¨®n
Orquesta Sinf¨®nica de RTVEDirector: S. Comissiona. Solista: Ch. Lindberg, trombonista. Obras de Ruders, Sibelius, Rautavaara, Gr¨®ndahi y S¨¢ndstr¨®rn. Concierto en el Teatro Monumental, Madrid, 8 de abril
Sergiu Comissiona, titular de la Orquesta Sinf¨®nica de RTV espa?ola, lo es tambi¨¦n de la de Helsinki, adem¨¢s de actuar asiduamente en todos los pa¨ªses del Norte de Europa. As¨ª, dentro del breve ciclo dedicado a la m¨²sica del siglo XX, Comissiona nos ha tra¨ªdo a Espa?a un programa escandinavo, tan variado en su conjunto, que result¨® no s¨®lo interesante, sino se convirti¨® en un gran ¨¦xito. Para sustituir a la anunciada sinfon¨ªa de Allan Petterson, escuchamos una versi¨®n muy bellamente cantada y estructurada de la Sinfon¨ªa n¨²mero 2 en re mayor, de Jan Sibelius.
Con El Patriarca y cabeza de la generaci¨®n de 1871 -la misma de nuestro Manuel de Falla-, desfilaron Gr?ndahl (de la generaci¨®n siguiente), Rautavaara (de la del a?o 193 l), Ruders (de la de 1946) y S¨¢ndstr?m (de la de 1961), todo ello teniendo en cuenta que las diferencias existentes entre el suceder musical de los pa¨ªses escandinavos y los de nuestro entorno.
El finland¨¦s Einojuhani Rautavaara (nacido en Helsinki en el a?o 1928), sigui¨® en su Cantus Articus, las huellas de Olivier Messiaen, pero lo hizo de manera real y no simplemente metaf¨®rica. Viaj¨® por el ?rtico y grab¨® los cantos y los rumores de las aves, a los que supo rodear m¨¢s tarde de un clima musical adecuado que nos llev¨® desde El Pantano a La migraci¨®n de los cisnes. Vio la naturaleza de otro modo el compositor dan¨¦s Poul Ruders (nacido en Copenhague en 1949) en su breve y atractiva Tundra, de 1990, en la que parece apresar, desde la distancia, la inmensa y grandiosa aridez de la tundra que se extiende por Siber¨ªa y Alaska.Lindberg
Las dos p¨¢ginas restantes tuvieron como protagonista al concertista de tromb¨®n Christian Lindberg, un verdadero Paganini de su instrumento, que llam¨® la atenci¨®n de todos y provoc¨® oleadas de aplausos.
El Concierto para tromb¨®n, de Launy Gr?ndahl, escrito en 1924, sigue los usos virtuosistas y formales de la tradici¨®n aunque evolucionados y puestos al d¨ªa, lo que permite al solista la exhibici¨®n de sus ilimitadas, casi endiabladas, posibilidades.
Otro tanto sucede en otra pieza, que es m¨¢s anecd¨®tica, pero muy divertida, de Jan S¨¢ndstr?m: Un corto paseo en motocicleta. Visti¨® el solista el mono de los motoristas, en tanto el bien humorado Comissiona, se cal¨® el casco protector adecuado. No hubo entonces la sorpresa de ning¨²n accidente, sino la sorpresa del ingenio, la imitaci¨®n y la voluntad l¨²dica. Ante las largas ovaciones recibidas, que comparti¨® justamente con maestro y orquesta, Lindberg dio como regalo un brillant¨ªsimo trozo "de bravura".
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