Lapsus

"No hace falta ser psicoanalista para darse cuenta del peque?o lapsus que el portavoz de Eusko Alkartasuna cometi¨® con motivo de la comparecencia del se?or Rubio ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso de los Diputados. Dijo que estas situaciones no perjudican -en lugar de no favorecen- a los pol¨ªticos. El sentido oculto de este tropiezo de la palabra "parece" demasiado evidente como para ocuparse de ¨¦l. A pesar de ello, lo menciono porque demuestra que el creador del psicoan¨¢lisis no se equivoc¨®: tanto los lapsus, como los chistes, los sue?os y los s¨ªntomas revelan la existencia en el sujeto de un saber no sabido, que hablan de la verdad de su deseo.A primera vista, se dir¨ªa que el deseo del portavoz es favorecerse de la situaci¨®n creada en el Gobierno y en el pa¨ªs por el se?or Rubio; sin embargo, la verdadera dimensi¨®n de su lapsus "s¨®lo se debe y se puede" aclarar en la dolorosa intimidad del div¨¢n. No obstante, el lapsus en cuesti¨®n s¨ª nos explica por qu¨¦, como sucede en tantos otros pa¨ªses, en Espa?a el psicoan¨¢lisis se considera d¨¦mod¨¦; por qu¨¦ las obras de Freud fueron quemadas en Alemania y requisadas por la polic¨ªa en Argentina (para luego ser vendidas por los mismos esbirros en los quioscos de Buenos Aires).

No me sorprender¨ªa que, en su lejana juventud pol¨ªtica, el presidente Gonz¨¢lez o los ex ministros de Econom¨ªa Boyer y Solchaga hayan le¨ªdo la Psicopatolog¨ªa de la vida cotidiana. Ello explicar¨ªa por qu¨¦, aunque de una manera m¨¢s civilizada, el psicoan¨¢lisis se halla proscrito de la Seguridad Social. Que la gente aprenda a reconocer la verdad de su deseo a trav¨¦s de los lapsus, los olvidos o los equ¨ªvocos es peligroso: puede espabilarse demasiado. Es preferible que permanezca dormida.