"La depuraci¨®n del Ej¨¦rcito en aras de la paz fue exagerada"
Comenz¨® con fama de dirigente pusil¨¢nime y ha terminado convertido en el gestor de la paz. Alfredo Cristiani, presidente de El Salvador, pasar¨¢ el relevo en junio al ganador de las elecciones que se celebran hoy en el pa¨ªs. En una entrevista con EL PA?S, Cristiani comenta los aspectos m¨¢s controvertidos de su mandato.
ENVIADA ESPECIAL El local de La Luna, santuario de la izquierda salvadore?a, estaba a rebosar el viernes por la noche. Militantes del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN), cooperantes, grupitos de progres y parejas encopetadas apuraban a ritmo de rock and roll los ¨²ltimos tragos antes de que entrara en vigor, minutos antes de la medianoche, la ley seca, tan consustancial a cualquier proceso electoral como las mismas urnas.
Hace cinco a?os, por estas mismas fechas, El Salvador tambi¨¦n se preparaba para las elecciones presidenciales. S¨®lo que en aquella ocasi¨®n la ley seca era lo de menos. El FMLN, entonces poderosa guerrilla, emprend¨ªa nuevas ofensivas y s¨®lo se escuchaban los compases de los disparos.
De aquellos comicios sali¨® presidente un empresario cafetalero de suaves modales y educaci¨®n estadounidense. Alfredo Cristiani, Freddy para los amigos, de 46 a?os, encarnaba la imagen de un t¨ªtere a manos de su mentor, el mayor Roberto D'Aubuisson, fallecido en 1992, fundador de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y hombre vinculado al nacimiento de los escuadrones de la muerte. Meses m¨¢s tarde, las conversaciones de paz con el FMLN empezaban a dar sus frutos. Y en enero, llegaba la paz.
El papel que ha desempe?ado Cristiani en todo el proceso es en s¨ª mismo controvertido. A ojos populares, es el presidente de la paz. Los cr¨ªticos aseguran que tan s¨®lo se limit¨® a estampar la firma en los documentos para ratificar un proceso que le vino impuesto. "Eso no es as¨ª", responde Cristiani. "Era parte de las propuestas de la misma campa?a electoral. Siempre dijimos que era necesario tender un puente de plata al FMLN para que se incorporase al proceso democr¨¢tico. En mi primer discurso al pa¨ªs ya inclu¨ª la propuesta de pacificaci¨®n. El conflicto ten¨ªa origen no tanto en los problemas socioecon¨®micos como en los pol¨ªticos: el FMLN pretend¨ªa optar al poder pol¨ªtico a trav¨¦s de la v¨ªa armada, porque no ten¨ªa un espacio para conseguirlo".
Lo cierto es que, desde la presidencia, Cristiani ha tenido que amarrar las riendas de un carro con caballos de ritmo dispar. Algunos asesores han confesado en privado que tuvo que pelear con su propia gente, y que Estados Unidos ayud¨® de hecho a su supervivencia, y no s¨®lo pol¨ªtica. "Mire, no s¨¦ si en lo individual habr¨¢ habido algunas personas que pensaron hacer algo. Me llegaban informes de no s¨¦ cu¨¢ntos compl¨®s para asesinar al presidente. Yo no he sentido amenazas y siempre dije que aqu¨ª no iba a haber golpes de Estado. Si se habla de un ala radical y le que quieren poner un nombre, el de Roberto D'Aubuisson, he de decir que ¨¦l fue clave para que el proceso de paz recibiera el apoyo del partido. Puede que me hayan llamado traidor, pero son individuos aislados".
Si algo pudo dificultar el proceso de paz, dice Cristiani, por los elementos de tensi¨®n que introdujo, fue la actuaci¨®n de la Comisi¨®n de la Verdad, creada al calor de los acuerdos de paz de 1992 para investigar la violaci¨®n de los derechos humanos a lo largo de 12 a?os de guerra civil. Su informe, hecho p¨²blico en marzo de 1993, puso en la picota a toda la c¨²pula militar, empezando por el propio ministro de Defensa, Ren¨¦ Emilio Ponce, implicado, entre otros horrores, en el asesinato del jesuita espa?ol Ignacio Ellacur¨ªa y de otros cinco compa?eros.
Para Cristiani, el Ej¨¦rcito, "que ten¨ªa sus pecadillos, deb¨ªa sacrificarse en aras de la paz, como tambi¨¦n se sacrific¨® en la guerra". Pero el precio pagado fue muy alto. "La depuraci¨®n fue exagareda, ni el FMLN se esperaba una lista de depurables tan grande. Y es que la Comisi¨®n, con mis respetos, actu¨® no ya buscando violadores de los derechos humanos, sino que se sinti¨® comandante general de las Fuerzas Armadas. Decidieron sacar a quien no serv¨ªa, a quien era corrupto y a quien les falt¨® al respeto cuando le entrevistaron".
?Por esto vino la ley de amnist¨ªa?. "La ley de amnist¨ªa era necesaria, y quiz¨¢s no se ha dado a conocer, pero fue producto de un consenso de todos los partidos pol¨ªticos, incluyendo el FMLN, que la quer¨ªa hacer m¨¢s tarde. Pero si se atrasaba ¨ªbamos a pasar por un periodo de recriminaciones, que hubiera perjudicado m¨¢s al FMLN, porque hab¨ªa suficiente informaci¨®n como para colgarlos a ellos tambi¨¦n. Se requer¨ªa un gran esfuerzo de reconstrucci¨®n del pa¨ªs, y eso conllevaba la reconcilici¨®n".
"La Comisi¨®n se excedi¨® en mucho, y hablo de las recomendaciones", prosigue Cristiani. "No quiero juzgar sus investigaciones. Pero s¨ª creo que se les fue la mano. Lo m¨¢s grave es que desconocieron por completo cu¨¢l era el objetivo del proceso de paz, al que estaban sujetos. incorporar a la vida pol¨ªtica a gentes armadas. Y su primera recomendaci¨®n fue, por ejemplo, pretender impedir la participaci¨®n de la c¨²pula del FMLN".
Las sombras del pasado, sin embargo, atenazan a los protagonistas del presente y Cristiani tiene ahora que defender a capa y espada a su m¨¢s probable sucesor en el cargo, Armando Calder¨®n Sol, candidato de Arena a la presidencia, al que unos documentos de los servicios secretos estadounidenses lo relacionan con los escuadrones de la muerte. "Yo tengo esos documentos y el Gobierno de Estados Unidos no puede garantizar su veracidad: se trata de transmisi¨®n de informaciones y no de una investigaci¨®n. Ha habido amigos de la izquierda que, con ayuda algunos medios de comunicaci¨®n norteamericanos, han venido haciendo una campa?a de desprestigio contra Calder¨®n, como la que yo sufr¨ª en 1989. No podemos seguir debati¨¦ndonos en ese periodo oscuro de la historia de El Salvador".
Cuando se le menciona que a ¨¦l mismo se le acusa en estos documentos de haber tapado el asesinato de los jesuitas, la mirada de Cristiani se acera: "Yo me llevo la conciencia muy tranquila: jam¨¢s he encubierto a ning¨²n criminal".
"Calder¨®n", prosigue el presidente, "es producto, como yo, de la educaci¨®n jesuita. Se pretende hacer creer que Cristiani es la l¨ªnea moderada de Arena y que Calder¨®n, por haber empezado antes el partido, es producto de la l¨ªnea del mayor D'Aubuisson y autom¨¢ticamente se le convierte en radical comeni?os".
El camino hacia la consolidaci¨®n democr¨¢tica en El Salvador es, dice el presidente, inexorable. Calder¨®n, si resulta elegido, culminar¨¢ la aplicaci¨®n de los acuerdos de paz. "Lo que est¨¢ ocurriendo en el pa¨ªs es como un alud y los grupos violentos no lo van a poder resistir mucho. Al ratito se van a encontrar dentro de la bola de nieve".
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