El retorno de los comunistas
Un fantasma recorre Europa del Este, el del retorno al Gobierno de los partidos comunistas, esta vez apoyados por el voto popular y no por las tropas sovi¨¦ticas. El primer caso fue el de Lituania en 1992, seguido por Polonia en 1993. En Hungr¨ªa, que celebra sus segundas elecciones libres el pr¨®ximo 8 de mayo, todas las encuestas pronostican el triunfo del Partido Socialista H¨²ngaro, continuador reformado del comunista.En Eslovaquia, que acudir¨¢ a votar en oto?o, el sucesor del partido comunista disputa el primer puesto en las preferencias electorales, y en el pa¨ªs checo se consolida en segundo lugar.
En todos estos pa¨ªses, las primeras elecciones libres dieron la victoria a partidos anticomunistas, de tipo nacionalista, cristiano-dem¨®crata o liberal, que han gobernado en los ¨²ltimos a?os. ?Significa entonces este reflujo comunista una especie de vuelta al pasado, de rechazo a la reciente experiencia de cambios pol¨ªticos y econ¨®micos? M¨¢s bien se trata de un simple voto de castigo contra los partidos que gobiernan, a los que se responsabiliza de la dificil situaci¨®n econ¨®mica: en los pa¨ªses de la zona sur, Rumania, Albania y Bulgaria, donde los ex comunistas ganaron las primeras elecciones libres, se ha producido el fen¨®meno contrario; es decir, el voto de castigo contra los gobernantes se ha dirigido a los partidos ajenos a la tradici¨®n marxista. En definitiva, la penuria econ¨®mica y la falta de perspectivas tienen un primer resultado pol¨ªtico: el que gobierna pierde votos siempre.
El voto comunista, o socialista, no implica un rechazo a la econom¨ªa de mercado ni a la democracia pluralista, aceptados por la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n en todos estos pa¨ªses, como muestran las encuestas dirigidas por la Comisi¨®n Europea. As¨ª, por ejemplo, el 63% de los lituanos se declaraban favorables a la econom¨ªa de mercado en las mismas fechas en que votaron al Partido del Trabajo, y lo mismo ocurr¨ªa con el 69% de los polacos cuando la Alianza de Izquierdas gan¨® las elecciones.
Por otra parte, la aceptaci¨®n global de la democracia coincide con una extendida insatisfacci¨®n en la zona sobre el funcionamiento de las nuevas instituciones. En el oto?o de 1993, 6 de cada 10 habitantes de Europa del Este y los pa¨ªses b¨¢lticos se declaraban insatisfechos con su sistema pol¨ªtico, porcentaje que aumentaba a 8 de cada 10 en el resto de la antigua URSS. El 66% de los h¨²ngaros o de los lituanos, el 75% de los ucranios y el 60% de los b¨²lgaros y eslovacos cre¨ªan que su pa¨ªs caminaba en una mala direcci¨®n.
Sin embargo, all¨ª donde los ex comunistas han vuelto al Gobierno, como en Polonia y Lituania, no se han producido cambios bruscos ni en la fatalista percepci¨®n popular de la evoluci¨®n del pa¨ªs ni en la realidad pol¨ªtica o econ¨®mica.
En Polonia, donde las reformas eran ya muy profundas cuando los ex comunistas volvieron a gobernar, ¨¦stos han seguido las l¨ªneas del anterior Gabinete de coalici¨®n democristiano, tanto en pol¨ªtica exterior, con su acercamiento a Europa occidental y a la OTAN, como en la interior y la econ¨®mica.
Los partidos sucesores de los comunistas son, en muchos pa¨ªses de la zona, los ¨²nicos que conservan una organizaci¨®n extendida a todo el territorio y que no se ven sacudidos por disputas personalistas. Ofrecen una imagen de coherencia, estabilidad y experiencia que falta a menudo en los dem¨¢s partidos, y que es una raz¨®n importante para atraer el voto insatisfecho. Por lo dem¨¢s, su militancia se ha reducido a un 10% de lo que era antes de 1989; han adoptado, con m¨¢s o menos sinceridad, programas socialdem¨®cratas, y, lo que es m¨¢s importante, carecen ya de la red en el Estado y en las empresas que les permiti¨® en el pasado ejercer un control exhaustivo de la sociedad. Adem¨¢s, tienen voluntad de supervivencia pol¨ªtica a largo plazo, y saben que la aplicaci¨®n de un programa radical, en este su primer retorno al Gobierno, arruinar¨ªa definitivamente su atractivo electoral para pr¨®ximas consultas.
En definitiva, all¨ª donde los cambios producidos desde 1989 son lo bastante profundos, como ocurre en toda Europa central oriental, la recuperaci¨®n del Gobierno por los ex comunistas no supone una amenaza de vuelta al pasado.Carmen Gonz¨¢lez Enr¨ªquez es profesora de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia.
El voto comunista no implica un rechazo a la econom¨ªa de mercado ni a la democracia pluralista
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