El carril de las miradas
Los patrocinadores de la exposici¨®n de Botero, Caja de Madrid, ten¨ªan previsto cubrir las esculturas con unos lienzos hasta el d¨ªa de la inauguraci¨®n. Pero han desistido ante la forma tan natural y completa con la que la gente las hab¨ªa hecho suyas desde el momento de su instalaci¨®n. Ayer por la ma?ana, miles de personas se paseaban mirando las estatuas alineadas a lo largo del paseo de Recoletos, invadiendo el carril bus para poder observarlas mejor. Por la tarde se hab¨ªan colocado va Has para improvisar un carril botero y per mitir que, mientras hubiese poco tr¨¢fico, los transe¨²ntes pudieran pasear y foto grafiarse " con las orondas esculturas.Los ni?os parec¨ªan ser los m¨¢s animados con estas enormes figuras de bronce, que pesan entre 550 y 2.200 kilos. Iban de una en una y trepaban con toda libertad entre las patas de los caballos o sobre los muslos de las gordas mujeres desnudas. Fernando Botero firmaba aut¨®grafos sin cesar, con esa cortes¨ªa y afabilidad que lo identifican. Pero adem¨¢s lo hac¨ªa con verdadero placer, porque, seg¨²n ¨¦l, no esperaba una reacci¨®n tan espont¨¢nea y positiva ante sus obras. "Cuando estuvieron instaladas en Par¨ªs la gente las acogi¨® como lo han hecho en Madrid", dijo, "pero lo que me impresiona aqu¨ª es la alegr¨ªa con la que se acercan a ellas".
El artista no puede evitar ciertos recuerdos que lo atan a Madrid y que ahora se hacen m¨¢s cercanos. "Hace a?os viv¨ª en una pensi¨®n cerca del Prado y despu¨¦s en un apartamento modesto en la calle Almirante, 34. Qui¨¦n iba a decir que a?os despu¨¦s tendr¨ªa mis esculturas instaladas aqu¨ª y a tanta gente alrededor".
Babelia
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