Orden y estr¨¦pito

Con la Sinfon¨ªa n¨²mero 6 de Mahler se present¨® ayer en el Auditorio Nacional la Sinf¨®nica de Londres dirigida por su maestro titular, desde 1988, Michael Tilson Thomas (Hollywood, 1944). Se trata de un director y una orquesta sobradamente conocidos: ¨¦sta es capaz de servir las m¨¢ximas potencias; aqu¨¦l, de solicitarlas. As¨ª es que, en gran parte, la obra nos lleg¨® en versi¨®n estrepitosa. Ya es sabido: el siempre m¨¢s tiene en m¨²sica sus l¨ªmites que traspasados, en la medida que lo hizo Tilson Thomas, todo se entiende a medias y llega a rozarse la confusi¨®n y el caos.Es l¨¢stima, pues la sexta quiz¨¢ sea la m¨¢s original entre las sinfon¨ªas mahlerianas y, desde luego, es la menos programada. La grandeza propia de las formas mahlerianas adquiere aqu¨ª matices de extremo dramatismo; los hallazgos instrumentales revelan la fuerza de un sinfonista que parece reducir a unidad las dimensiones temporales de pasado, presente y futuro.

Junto al detalle de las esquilas, para el que Mahler ide¨® un artilugio que no dio resultado, est¨¢ el empleo, por dos veces, del gran mazo sobre yunque. La mel¨®dica del denominado "tema de alma" es bastante convencional, mientras el aire de l?ndler se transfigura de manera sorprendente. Todo ello dentro de un talante sonoro con frecuencia desazonado, ¨¢spero, tr¨¢gico y grotesco.

Tilson Thomas, es excesivo por naturaleza, en el gesto como en las desorbitadas intensidades, pero puso orden en p¨¢gina tan extraordinariamente compleja. Removi¨®. m¨¢s las sensaciones que las emociones. En uni¨®n de su magn¨ªfica centuria londinense tuvo un ¨¦xito notable.