El Bar?a no dio la talla

El Barcelona no cumpli¨® con los requisitos. Despues de cinco a?os, los pesos pesados del de porte espa?ol se ve¨ªan las caras de nuevo en una final, y el esperado enfrentamiento no alcanz¨® en ning¨²n momento, la intensidad, emoci¨®n y lucha que se pod¨ªa suponer. Fue un choque des cafe¨ªnado, y casi toda la culpa la tuvo el colectivo blaugrana, incapaz, por lo menos en este primer encuentro, de presentar una s¨®lida alternativa a la tradici¨®n que otorga de antemano un nuevo t¨ªtulo para el equipo de la capital.El Madrid supo estar a la altura de las circunstancias mientras que los azulgrana se quedaban a medio camino. Sus constantes vitales practicamente no sufrieron. alteraci¨®n en los 40 minutos. Funcion¨® el cerebro, Biriukov; las piernas, Santos; el brazo destructor, Sabonis; y el ejecutor, Arlauckas.
Adquiri¨® sin excesivos problemas una c¨®moda ventaja (29-, 16, minuto 14) y nunca sufri¨® agobios. Pertrechados en una inteligente defensa que no dej¨® maniobrar con comodidad al Bar?a, sus movimientos ofensivos ten¨ªan ritmo, precisi¨®n y fluidez. Hasta consigui¨® que los 19 balones perdidos no tuvieran el efecto devastador de otras ocasiones. No acusaron los acercamientos en el marcador, ni siquiera al final del encuentro, cuando todo su trabajo qued¨® reducido a 4 puntos de diferencia.
Todo lo contrario le ocurri¨® al Barcelona. Le chirri¨® hasta el alma, o sea, Epi. El alero zaragozano es siempre un seguro de vida. No hay bal¨®n que el queme, ni situaci¨®n que le supere. Juega sin bal¨®n, sabe aprovechar mejor que nadie los bloqueos de sus compa?eros y su precisi¨®n est¨¢ por encima del bien y del mal. Pero Epi, aunque a veces consiga sembrar la duda, es humano. Y ayer lo fue demasiado.
Con Epi vigilado e impreciso, al Barcelona no le quedaba otro remedio, que atarse los machos e intentar que el partido se, decidiese a base de defensa, pues le hab¨ªa dejado de interesar el juego del intercambio de canastas, al que tarde o temprano no podr¨ªa dar contestaci¨®n. Tampoco lo consigui¨®. El Madrid nunca dej¨® de anotar con una frecuencia suficiente. 40 puntos en la primera parte, 41 en la segunda. Sus anotadores, al nivel habitual (25 de Sabas, 26 de Arlauckag).Si el partido lleg¨® vivo a falta de 5 minutos (65-61) s¨®lo tuvo una raz¨®n, llamada Crowder. El alero norteamericano tuvo unos instantes inspirad¨ªsimos a la vuelta del descanso, que terminaron cuando por razones de fuelle A¨ªto le llev¨® al banquillo para que cogiese aire. Mientras Crowder descansaba, el Madrid sentenci¨® la primera entrega de la mano de Sabonis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
