"Hay una crisis nacional y la ¨²nica salida es la alternancia"
El l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n asegura que no tiene prisas y que s¨®lo desea llegar al Gobierno cuando lo decidan los espa?oles, en unas elecciones generales. Cuando todas las encuestas le conceden ventaja sobre el PSOE, Aznar afirma que Espa?a necesita una pol¨ªtica nacional, y no de partido, y se compromete, llegado el caso, a formar un Gobierno de apertura.
Aznar, de 41 a?os, ha visto reforzada su posici¨®n pol¨ªtica desde las elecciones de junio pasado. El crecimiento del paro, la divisi¨®n del partido socialista y los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n le sit¨²an como posible ganador de las pr¨®ximas europeas. La entrevista se celebr¨® el viernes en su despacho de la sede central del PP.Pregunta. Durante la reciente crisis, usted pidi¨® en el Congreso la dimisi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez. Sus adversarios le acusaron de tener demasiadas prisas por llegar a La Moncloa. ?Las tiene?
Respuesta. No tengo m¨¢s prisa por llegar al Gobierno que la que tengan Espa?a y los espa?oles. Yo no quiero atajos. No deseo otro modo de llegar que no sean las elecciones generales. Y desear¨ªa que fuera teniendo a Gonz¨¢lez como contrincante en nombre del partido socialista. Pero constato que la naci¨®n est¨¢ profundamente debilitada; la sociedad, alarmada, y nos encontramos ante una crisis pol¨ªtica nacional, que trasciende al Gobierno.
R. ?Qu¨¦ quiere decir cuando habla de crisis nacional? La expresi¨®n parece ambigua. Muchos dem¨®cratas temen que algunos sectores intenten transformar la crisis del socialismo en el poder en crisis del sistema.
R. Una crisis de Gobierno se soluciona con un cambio de ministros, mientras que la situaci¨®n actual ha abierto una brecha en la confianza de los, ciudadanos. Si a la crisis del partido en el poder se suman una fuerte, crisis econ¨®mica, un pa¨ªs sacudido por esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y una brecha de confianza institucional, estamos ante una crisis nacional, que provoca la p¨¦rdida de credibilidad de las instituciones, de los dirigentes pol¨ªticos o de ambos. Pero la democracia y las instituciones tienen una solidez m¨¢s que suficiente para dar la respuesta. La crisis nacional s¨®lo tiene una salida: recuperar la confianza a trav¨¦s de las urnas y la alternancia. Creo que la salida pasa por el PP, y estoy seguro de la fortaleza de la democracia. Una salida a la italiana no ser¨ªa, en absoluto, deseable.
P. ?No le parece que los abucheos callejeros al presidente del Gobierno o los insultos al vicepresidente en el Congreso de los Diputados s¨®lo contribuyen a crispar a¨²n m¨¢s las cosas?
R. Hay que diferenciar. En un debate parlamentario vivo y tenso se pueden producir abucheos, pasa en todos los Parlamentos.
P. Habl¨¢bamos de insultos.
R. Incluso. Tambi¨¦n ocurre en todos los Parlamentos. No hagamos del Congreso un convento o una. sala de reflexi¨®n. Si cualquier espa?ol viese las cosas que se dicen los diputados en Alemania, Francia o Inglaterra, se quedar¨ªa sorprendido. Es el funcionamiento normal de los Parlamentos.
Otra cosa son esas muestras de desagrado callejero al jefe del Gobierno que, desde luego, no me parecen correctas.
P. El vicepresidente Narc¨ªs Serra ha dicho de usted que es indigno" para presidir el Gobierno y un "obst¨¢culo para la recuperaci¨®n econ¨®mica" y que nunca acept¨® los resultados del 6-J. ?Por qu¨¦ no le ha contestado?
R. No quiero perder ni 10 segundos en contestar disparates. No merecen, respuesta.
P. Algunos hechos recientes han provocado malestar en esos sectores centristas que el PP aspira a conquistar. Por ejemplo cuando usted utiliz¨® contra Serra las declaraciones de un pr¨®fugo. Muchos se preguntaron c¨®mo un aspirante a La Moncloa pod¨ªa usar declaraciones period¨ªsticas de un presunto chorizo como Luis Rold¨¢n.
R. Me sorprende que esas mismas personas no se pregunten c¨®mo pueden seguir en la presidencia y la vicepresidencia del Gobierno los responsables de haber puesto al presunto chorizo Rold¨¢n al frente de la Guardia Civil. La informaci¨®n de que dispone Rold¨¢n, ?en calidad de qu¨¦ la tiene? ?En calidad de pr¨®fugo que la ha comprado en el mercado negro o en calidad de ex director general de la Guardia Civil? Se ha reconocido que tiene secretos de Estado que puede airear y ¨¦l amenaza con airearlos. En torno a la peripecia de Rold¨¢n se han producido circunstancias poco comprensibles y es obligaci¨®n del Gobierno aclararlas. Si se detiene a Rold¨¢n, el primer espa?ol en felicitar al Gobierno ser¨¦ yo, y todo se aclarar¨¢. Pero todav¨ªa no ha ocurrido.
P. Ello no impide que en el debate en el Congreso diera la impresi¨®n de que otorgaba m¨¢s presunci¨®n de veracidad a la palabra de un pr¨®fugo que a la de un vicepresidente.
R. La presunci¨®n de veracidad a Rold¨¢n se la dio Gonz¨¢lez cuando le hizo delegado del Gobierno en Navarra, se la dieron Gonz¨¢lez, Serra y Jos¨¦ Barrionuevo cuando le nombraron director general de la Guardia Civil, se la dio Jos¨¦ Luis Corcuera cuando le mantuvo. Yo, ni creo ni dejo de creer.
P. Cuando sugiri¨® que hab¨ªa complicidad del Gobierno en la fuga de Rold¨¢n y a?adi¨® que el Ejecutivo est¨¢ chantajeado por este pr¨®fugo, ?no cay¨® en una contradicci¨®n?
R. Tengo el m¨¢ximo inter¨¦s en que Rold¨¢n sea detenido, ya lo he dicho, pero no me corresponde explicar c¨®mo todos los servicios de seguridad e inteligencia de este pa¨ªs no han conseguido evitar la fuga. Las contradicciones s¨®lo las puede explicar el Gobierno.
P. En pocos meses se ha pasado por su parte de los encuentros con Gonz¨¢lez a las peticiones de dimisi¨®n. ?Cree que no mereci¨® la pena el di¨¢logo?
R. Siempre tengo una disposici¨®n abierta al di¨¢logo, y lo he practicado incluso cuando me costaba duras cr¨ªticas, pero la pol¨ªtica no es una foto fija. Han ocurrido cosas de enorme gravedad. Si el di¨¢logo con el Gobierno es ahora de menor intensidad que antes, hay que buscar la responsabilidad en el Gobierno, no en el PP. Si Gonz¨¢lez quiere tener una conversaci¨®n sobre el futuro, por m¨ª no hay ning¨²n problema. Ahora bien, el di¨¢logo no puede depender de la conveniencia de uno, y eso a Gonz¨¢lez le cuesta entenderlo.
P. Sea cual sea el resultado electoral de junio, ?estar¨ªa dispuesto a negociar con el presidente del Gobierno para garantizar la gobernabilidad y, quiz¨¢, pactar la fecha de unas elecciones anticipadas?
R. Siempre estoy dispuesto a buscar salidas a situaciones dif¨ªciles para el pa¨ªs, pero en este momento no puedo aventurar las f¨®rmulas. La primera salida es ahora la del 12 de junio, cuando los ciudadanos tendr¨¢n una oportunidad de manifestarse con tranquilidad. Y les invito a hacerlo. Lo que espero despu¨¦s de las elecciones es que todo el mundo acepte el resultado... y las consecuencias. Lo que hay que evitar es la sensaci¨®n de bloqueo y me parece que la consigna del Gobierno es resistir, resistir a toda costa, a costa de lo que sea.
P. Gonz¨¢lez le record¨® el otro d¨ªa que el 13 de junio el Grupo Socialista seguir¨¢ con 159 diputados en el Congreso, y el Popular, con 141.
R. Esa actitud de Gonz¨¢lez es una traducci¨®n m¨¢s de la consigna de resistencia a ultranza.
P. Unos meses atr¨¢s, usted dec¨ªa que las europeas y andaluzas no son ni una segunda vuelta del 6-J ni una primera vuelta de las pr¨®ximas generales.
R. Y lo sigo diciendo.
P. Pero ahora reclama una clara lectura en clave de pol¨ªtica general interna.
R. Han pasado muchas cosas. Las elecciones europeas tienen en s¨ª mismas un contenido muy alto, porque el quinquenio que va a afrontar Europa es trascendental, pero no se pueden desgajar de una lectura nacional. La van a hacer los ciudadanos.
P. En caso de una severa derrota socialista, ?qu¨¦ consecuencias extraer¨ªa usted?
R. Ya veremos. No podemos aventurar nada. Yo no descarto nada.
P. Los ciudadanos expresar¨¢n su opini¨®n sobre la situaci¨®n pol¨ªtica, pero el presidente del Gobierno y sus aliados seguir¨¢n siendo los due?os del calendario. Si Gonz¨¢lez sigue gobernando estar¨¢ en su derecho.
R. No se trata de derecho, sino de l¨®gica pol¨ªtica. En ning¨²n pa¨ªs del mundo se puede gobernar mucho tiempo al margen de la opini¨®n p¨²blica. A m¨ª no me parecer¨ªa inteligente.
P. Una parte de la opini¨®n le ha reclamado una moci¨®n de censura que no presenta porque no tiene apoyo de otras minor¨ªas. ?C¨®mo explica que CiU y el PNV est¨¦n m¨¢s cerca del PSOE y que el PP no tienda puentes?
R. La moci¨®n de censura no era una salida ¨²til por la sencilla raz¨®n de que no era una salida. Ahora bien, ?por qu¨¦ partidos m¨¢s cercanos ideol¨®gicamente al PP apoyan al partido socialista? Es lo que se preguntan muchos ciudadanos y dirigentes pol¨ªticos en Europa, y tampoco entienden algunos de sus electores. CiU neg¨® el voto de investidura a Adolfo Su¨¢rez y se lo ha dado a Gonz¨¢lez. No creo que la interpretaci¨®n sea ideol¨®gica, sino en clave de intereses. Yo no critico tanto que los nacionalistas intenten hipotecar al Gobierno o que est¨¦n interesados en un Gobierno d¨¦bil, sino que el Gobierno se deje hipotecar o se complazca en su debilidad.
P. Nada de eso aclara su incapacidad para entenderse con los nacionalistas.
R. Ese planteamiento me parece ofensivo para el pa¨ªs. ?Ustedes confiar¨ªan en una persona dispuesta a cualquier cosa para llegar al Gobierno? Yo no. ?Qu¨¦ clase de dirigente pol¨ªtico ser¨ªa el que hace c¨¢lculos por un voto m¨¢s o menos con independencia de los intereses del pa¨ªs? Un proyecto nacional para Espa?a no puede estar sometido a condicionamientos previos.
P. ?No resulta evidente que el PP necesitar¨¢ para gobernar alg¨²n tipo de alianza?
R. Pero nadie me puede pedir que doble las apuestas o las ofertas, ?de ninguna manera! Tenemos cauces de comunicaci¨®n normales con todas las fuerzas pol¨ªticas y los seguiremos utilizando. Nuestra responsabilidad es tener un proyecto cre¨ªble para Espa?a, fijarnos en los intereses generales y suscitar la confianza del mayor n¨²mero posible de espa?oles. Lo dem¨¢s habr¨¢ que tratarlo en su momento.
P. Ciertas declaraciones del PP sobre la lengua o la realidad nacional catalana parecen minarle el futuro.
R. Un proyecto nacional no consiste en dar la raz¨®n a un partido determinado. Alguien tiene que hablar de Espa?a, preocuparse de sus intereses generales, defender la noci¨®n cultural de Espa?a, defender el espa?ol junto a las otras lenguas espa?olas. Lo dem¨¢s es hacer pol¨ªtica para ver si caes simp¨¢tico.
P. ?No cree que esa terminolog¨ªa suscita recelos, en el sentido de que la derecha sigue sin entender la realidad plurinacional de Espa?a?
R. Lo ¨²nico que hago es expresar en t¨¦rminos pol¨ªticos lo que dice la Constituci¨®n. Me parecer¨ªa absurdo que se considerara leg¨ªtimo o¨ªr de un dirigente nacionalista que Espa?a no es una naci¨®n, sino simplemente un Estado, y que nos rasg¨¢ramos las vestiduras porque un dirigente de un partido nacional dijera que Espa?a es una naci¨®n y no simplemente un Estado. Ser¨ªa de locos. Muchos espa?oles se preguntar¨ªan: ?y a m¨ª qui¨¦n me representa, qui¨¦n me defiende?
P. Cuando critica el apoyo de los nacionalistas a este Gobierno no explica c¨®mo se puede pactar de una forma distinta.
R. No hay dos circunstancias pol¨ªticas iguales. ?Ante qu¨¦ estamos ahora, una operaci¨®n hist¨®rica o una conveniencia electoral? Yo planteo una pol¨ªtica para Espa?a, no c¨®mo mantenerse un d¨ªa m¨¢s en el Gobierno. Pero las puertas las tengo siempre abiertas al di¨¢logo.
P. ?Hasta qu¨¦ punto est¨¢ el PP dispuesto a desarrollar la singularidad de ciertas comunidades aut¨®nomas?
R. La singularidad es un hecho natural. Por ejemplo, cuando hay un idioma propio o una tradici¨®n jur¨ªdica distinta. Esas diferencias, recogidas en la Constituci¨®n y los estatutos, hay que desarrollarlas.
P. Adem¨¢s de los factores que usted cita, existen poderosos sentimientos nacionalistas en Catalu?a y Euskadi que explican el hecho de que CiU y el PNV gobiernen apoyados en las urnas.
R. Sentimientos que tienen su ra¨ªz en lo que antes he dicho. Lo importante no es tanto la expresi¨®n nacionalista, sino lo que significan esas singularidades. Hay quien las interpreta en t¨¦rminos de nacionalismo moderado o de nacionalismo radical. Yo las interpreto en t¨¦rminos de integraci¨®n en el conjunto de la Espa?a plural que defendemos.
P. Usted se presenta, igual que Gonz¨¢lez en 1982, como adalid del cambio. ?Qu¨¦ hay que cambiar y c¨®mo hacerlo?
R. A trav¨¦s de las urnas, est¨¢ claro. El cambio significa abrir una p¨¢gina nueva. Espa?a ha tenido dos objetivos fundamentales desde 1976, la democracia y Europa. Ahora hay un proyecto nuevo de reconstrucci¨®n y regeneraci¨®n. Nos consideramos herederos de la tradici¨®n regeneracionista de un Ortega, un Mara?¨®n o un Madariaga, con actitudes tan liberales, tan espa?olas y tan abiertas a Europa. Hay que poner Espa?a a la altura de los tiempos. Es un proyecto que trasciende con mucho al PP. No estoy dispuesto a diferenciar entre ellos y nosotros ni a amparar actitudes exclusivistas, sectarias o revisionistas.
P. Se le critica al PP una actitud destructiva y carente de programa. ?Cu¨¢les ser¨ªan las medidas de un Gobierno popular en sus 100 primeros d¨ªas?
R. ?Destructivos? Nosotros nunca hemos dicho que Gonz¨¢lez iba a entrar en el Congreso a "lomos del caballo de Pav¨ªa" o que es un "peligro" para la democracia". Mi responsabilidad es ofrecer una alternativa a los espa?oles, y la tienen. M¨¢s de ocho millones votaron nuestro programa de gobierno. Acabo de repasar nuestras propuestas contra la corrupci¨®n. Eran 16 y todas las presentamos en el Congreso. Todas las vot¨® en contra el Grupo Socialista, todas.
P. Refr¨¦squelas.
R. Desde reforzar la Intervenci¨®n General del Estado hasta someter a control la publicidad institucional, restablecer los controles externos del digo que, pese al nivel de ineficacia y despilfarro, todo el mundo tiene que cumplir sus obligaciones fiscales y el Estado tiene que responder con transparencia.
P. En el terreno de la otra crisis, la econ¨®mica, ?cu¨¢les ser¨ªan sus principales empe?os?
R. Recuperaci¨®n de la confianza y de la competitividad.
P. ?Con qu¨¦ medidas?
R. La Comisi¨®n Europea, no yo, advierte que el a?o pr¨®ximo va a haber m¨¢s inflaci¨®n en Espa?a, m¨¢s paro, menos bienestar relativo y mayor endeudamiento que la media europea. Veremos mejorar ciertos indicadores econ¨®micos y ciertos sectores, como el turismo y la exportaci¨®n, pero los desequilibrios b¨¢sicos siguen sin corregir. La prioridad es atajar el crecimiento de los precios, equilibrar la balanza exterior y mejorar la competitividad. ?C¨®mo? Con una reforma fiscal para hacer el sistema competitivo; reduciendo el d¨¦ficit para permitir una rebaja de la presi¨®n sobre el contribuyente; modernizando el sistema fiscal, especialmente los impuestos de la renta y sociedades, y controlando el gasto despu¨¦s de fijar prioridades.
P. ?En qu¨¦ direcci¨®n hay que controlar el gasto?
R. Hay que liberar recursos para apoyar la inversi¨®n productiva, con un rigor presupuestario que vaya acompa?ado de un pacto de austeridad entre las administraciones. Mientras tengamos que dedicar tantos recursos a sufragar el d¨¦ficit no podremos emprender una pol¨ªtica de creaci¨®n de empleo. Y hay que hacer previamente una auditor¨ªa de las cuentas p¨²blicas. Los espa?oles deben saber lo que tenemos, lo que debemos y qu¨¦ podemos hacer con lo que vamos a ingresar. Adem¨¢s, hay que dar una dimensi¨®n adecuada al sector p¨²blico para conseguir mayor eficacia; liberalizar los servicios y desmonopolizar todos los sectores; avanzar en el camino de la Administraci¨®n com¨²n o ¨²nica para ahorrar, y mantener con claridad la flexibilidad del mercado laboral. Espa?a tiene posibilidades de crecimiento mucho mayores que cualquier otro pa¨ªs europeo y estamos abocados a ello. ?Por qu¨¦ el paro tiene soluci¨®n en Gran Breta?a y no va a tenerlo en Espa?a? La recuperaci¨®n es inevitable, si nadie lo impide. Y en este momento, este Gobierno lo est¨¢ impidiendo.
P. Supongamos que se enfrenta a la responsabilidad de formar Gobierno. ?C¨®mo ser¨ªa su perfil?
R. Un Gobierno basado en la competencia y no restringido al ¨¢mbito del PP, lo digo claramente. Espa?a no necesita una pol¨ªtica de partido, sino una pol¨ªtica nacional, y estoy dispuesto a hacer un Gobierno de la m¨¢xima apertura, aunque el partido tenga la m¨¢xima responsabilidad. Hay muchas personas en el mundo profesional o universitario dispuestas a colaborar lealmente en una tarea de regeneraci¨®n y hay que darles una oportunidad, con independencia del mayor o menor compromiso pol¨ªtico. Nuestra actitud tiene que ser liberal, abierta y centrada.
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