Puntualizaciones de Miguel Boyer

La experiencia de mi comparecencia el pasado lunes 23 en la comisi¨®n del Congreso de los Diputados que investiga "la evoluci¨®n del patrimonio de don Mariano Rubio, as¨ª como el posible uso de informaci¨®n privilegiada y tr¨¢fico de influencias durante el periodo en que ejerci¨® cargos en el Banco de Espa?a", pero, sobre todo, la inexactitud de gran parte de las versiones que de esa comparecencia aparecen en la prensa, me impulsan a apoyar, sin la menor duda, que estas comisiones no deben ser secretas, sino con luz y taqu¨ªgrafos.Si la del lunes hubiera sido una comparecencia abierta a la prensa y a otros medios, en vez de verse ¨¦stos obligados a reunir briznas de informaciones interpretadas seg¨²n los intereses pol¨ªticos de cada filtrador, la opini¨®n p¨²blica podr¨ªa juzgar por s¨ª misma la contradicci¨®n entre las declaraciones del se?or Olabarr¨ªa (PNV), que calific¨® mi intervenci¨®n como "muy reveladora, interesante, y que contest¨® a todas las preguntas", y las de la se?ora Rudi (PP), que se manifest¨® decepcionada porque mi comparecencia "no aportaba pr¨¢cticamente nada a los trabajos de la comisi¨®n", frustraci¨®n de la que no tengo m¨¢s remedio que alegrarme, dadas las esperanzas y prop¨®sitos que cabe suponer albergaba una diputada del PP respecto a un ex ministro socialista.

Si mi comparecencia hubiera sido p¨²blica, EL PA?S no habr¨ªa sido inducido a equivocaciones varias respecto a los temas que se trataron y a c¨®mo lo fueron. Ni la se?ora Rudi me hizo numerosas preguntas ni la ¨²nica que me hizo fue sobre c¨®mo se vendieron cada uno de los bancos de Rumasa, sino sobre las ayudas p¨²blicas para el saneamiento del Banco Urquijo en 1985. Tampoco "hubo continuas referencias a los bancos y empresas de Rumasa y al proceso de reprivatizaci¨®n", sino que las referencias fueron pocas y m¨ªnimas, ya que las muchas preguntas se centraron, como era l¨®gico, en las razones de las designaciones de los se?ores Rubio y Ruiz de Alda como gobernador y subgobernador del Banco de Espa?a, as¨ª como en mi relaci¨®n de cliente de Ibercorp en 1989 y 1990. Yo, en efecto, aprovech¨¦ la ocasi¨®n del lunes para decir, motu propio, que he sido partidario de que el Parlamento constituyera una comisi¨®n de investigaci¨®n de la reprivatizaci¨®n de Rumasa, que escrib¨ª en tal sentido al presidente del Grupo Parlamentario Socialista, se?or Mart¨ªn Toval, y que, adem¨¢s, lo hice p¨²blico a la prensa, pero no fue, como dice EL PA?S, en 1984, cuando era ministro, sino en 1987, cuando se plante¨® la cuesti¨®n por diputados del Partido Popular y cuando ya hab¨ªa concluido el proceso de reprivatizaci¨®n. Y es que, aun no siendo ning¨²n ingenuo que ignore que en las comisiones de diputados pesan decisivamente los intereses de los grupos pol¨ªticos a que est¨¢n adscritos, temo mucho menos esos sesgos que a las calumnias difusas y a las insidias, ante las que no cabe, desgraciadamente, defensa eficaz.

Si la comparecencia del lunes hubiera sido abierta, no hubiera tenido el diario El Mundo ocasi¨®n de tergiversar mis explicaciones sobre cu¨¢ndo y por qu¨¦ ped¨ª al se?or De la Concha que vendiera mis acciones de Sistemas Financieros, titulando Boyer asegura que vendi¨® sus acciones por intuici¨®n", entrecomillando una palabra y concepto que no us¨¦. Lo que dije -y as¨ª fue- es que ped¨ª al se?or De la Concha, en marzo de 1990, que vendiera mis acciones de Sistemas Financieros, primero porque nuestra amistad se hab¨ªa roto al considerar ¨¦l que yo hab¨ªa tomado partido por su ex mujer en el proceso de divorcio; segundo, porque cre¨ªa que la Bolsa acabar¨ªa bajando, ya que los tipos de inter¨¦s ven¨ªan cre-

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