Sabores de un helado
La homosexualidad como met¨¢fora. Aunque su persecuci¨®n tambi¨¦n fuera parte de la realidad: la de Castro, como otras revoluciones, parti¨® de un machismo intransigente y, en espera de los tiempos menos duros, condujo a quienes se desviaban de tal norma a unidades de trabajos forzados. Al parecer, el caso de Pablo Milan¨¦s fue emblem¨¢tico. Luego las cosas fueron suaviz¨¢ndose, pasando a la discriminaci¨®n que rese?a Fresa y chocolate, para fines de los setenta. Visto desde este ¨¢ngulo, el filme de Guti¨¦rrez Alea puede incluso servir de ejemplo de c¨®mo la revoluci¨®n reconoce los propios errores y no siente verg¨¹enza al exhibirlos. En esa direcci¨®n se mueven las propias declaraciones del cineasta cubano y ello explicar¨ªa la oposici¨®n a la pel¨ªcula de aquellos a quienes califica de extremistas de Miami. Y no faltan apoyos para esa interpretaci¨®n: en la pantalla vemos un hermoso amor homosexual (unidireccional, no correspondido sino con la amistad, lo que resulta compatible con el puritanismo revolucionario) y los hechos se sit¨²an hace 15 a?os, con lo cual el espectador puede creer que estamos ante un problema ya superado.Pero, qui¨¦ralo o no Guti¨¦rrez Alea, ¨¦sa es una lectura incompleta de su obra. Porque el protagonista pol¨ªtico de Fresa y chocolate, presente en todas y cada una de sus secuencias, no es la homosexualidad, sino la delaci¨®n. Tropezamos con el tema en clave humor¨ªstica a trav¨¦s del personaje de Nancy, vigilante de casa, prostituta, santera y amante, todo en una pieza. Pero sobre todo el esp¨ªritu de delaci¨®n impregna hasta la m¨¦dula a los dos universitarios comunistas, tanto al denunciante perverso como a David, el bueno que asocia naturalmente en sus primeros juicios sobre Diego sexualidad an¨®mala y posibles actitudes conspirativas contra la revoluci¨®n. En las viejas casas habaneras, como en el har¨¦n de los sultanes en Estambul, hay que poner m¨²sica o dejar que corra el agua para no ser escuchado y denunciado. El control represivo est¨¢ por todas partes y eso es lo que empuja a Diego a abandonar la isla, si quiere ser algo m¨¢s que un hombre -no s¨®lo un homosexual- enjaulado.
Lo que desencadena su huida no es la marginaci¨®n sexual, sino la reacci¨®n oficial frente a una simple carta de protesta que escribe contra la censura de una exposici¨®n art¨ªstica. "Nadie me dar¨¢ ya trabajo", confiesa. El tema de la homosexualidad se convierte as¨ª en soporte para otra denuncia, en tra?able y rigurosa esta vez, del trato dado por el castrismo a toda disidencia. M¨¢s a¨²n, a cualquier pretensi¨®n de pluralismo cultural y pol¨ªtico.
En el fondo, como suced¨ªa con El hombre de m¨¢rmol, de Andrzej Wajda para la Polonia comunista, Fresa y chocolate nos muestra una revoluci¨®n tristemente agotada. La bell¨ªsima capital de la isla, mucho m¨¢s que el t¨®pico burdel para yanquis de la literatura oficial, se cae en pedazos. La censura pol¨ªtica produce la incomunicaci¨®n cultural. Todo el impulso de libertad que animara a la revoluci¨®n del 59 ha encallado definitivamente en una burocratizaci¨®n de tipo sovi¨¦tico y en ese asfixiante sistema de vigilancia universal, encubierto s¨®lo en la superficie por la enorme vitalidad del pueblo cubano. Dig¨¢moslo claro: la cuesti¨®n no es ya de rectificar unos errores. Es un problema de democracia y reconciliaci¨®n, como la que apunta el abrazo final de Diego y David, pero en el filme, obviamente, y contra su propia l¨®gica, falta decir que eso nunca podr¨¢ llegar en el marco del castrismo.
No est¨¢ mal recordarlo cuando en nuestro discurso oficial, visible en las entrevistas de TVE sobre Fresa y chocolate, parece imponerse un ego¨ªsta Cuba is different, donde las reformas econ¨®micas y las inversiones de recolonizaci¨®n, realizadas con el patrocinio del consejero designado por Gonz¨¢lez y Carlos Solchaga, dejan de lado el cambio pol¨ªtico. Izquierdistas nost¨¢lgicos y especuladores pueden as¨ª coincidir, en mala hora. Cuando lo que se impone, ante la desesperada situaci¨®n de la isla, es una ayuda humanitaria masiva, conjugada con el esfuerzo por impulsar una salida pac¨ªfica de la dictadura.
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