Un cambio positivo

Protestaron bastante. Cuando en febrero de 1992 se conoci¨® el primer borrador de la reforma del C¨®digo Penal, las organizaciones ecologistas protestaron porque s¨®lo se tomaba en serio los vertidos y la contaminaci¨®n. Aedenat y la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA) criticaron que no se hab¨ªa tenido en cuenta la sobreexplotaci¨®n y contaminaci¨®n de aguas subterr¨¢neas, ni las excavaciones indiscrimadas ni el comercio de especies protegidas. La ambig¨¹edad permanec¨ªa.Esos cap¨ªtulos han sido recogidos ahora con tal retah¨ªla de nombres y verbos de acci¨®n que parece claro el esfuerzo de concreci¨®n. Ejemplo elocuente es la lista del art¨ªculo 307: "emisiones, vertidos, radiaciones, extracciones o excavaciones, vibraciones, inyecciones o dep¨®sitos en la atm¨®sfera, el suelo, el subsuelo, o las aguas terrestres, mar¨ªtimas a suffiterr¨¢neas". Para hacerse una idea, el primer anteproyecto no mencionaba el subsuelo ni las aguas subterr¨¢neas.

El apunte ecologista de que los atentados al mundo animal no pod¨ªan ce?irse a legislar sobre caza y pesca ha quedado recogidos. El art¨ªculo 317 atrapa a quien dificultare la reproducci¨®n o migraci¨®n de las especies de fauna silvestre y comerciare o traficare con las mismas, o con sus restos. Esto, entendido en su sentido amplio, da pie a perseguir muchos desaguisados que ahora se cometen y quedan impunes, como los atentados a humedales, que dificultan la migraci¨®n de las aves.

Un portavoz de los servicios jur¨ªdicos de Greenpeace destaca como positivo todo ese empe?o en "concretar conductas". "Tal como estaba el C¨®digo Penal ahora, el delito ecol¨®gico era un delito en blanco, con todas las dificultades que eso entra?a para que los juristas delimiten lo que es delictivo. La mayor¨ªa de los casos se quedaban en informes periciales". De hecho, entre 1990 y 1992, de las 50.1000 denuncias presentadas por atentados al entorno, s¨®lo 20 acabaron en sentencias condenatorias. El mencionado jurista, que trabaja como fiscal, considera tambi¨¦n m¨¢s apropiado el t¨ªtulo que ahora se ha decidido -"De los delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente"- que el de "delito ecol¨®gico". Otro aspecto positivo que resalta es la referencia constante a las especies protegidas de fauna y flora: "Ahora incluso resulta complicado perseguir algo tan claro como la caza furtiva de un oso; hay que dar rodeos",

Los art¨ªculos 311 y 315 tambi¨¦n son especialmente bien recibidos. El primero impone penas e inhabilita a los funcionarios y facultativos que permitan el funcionamiento de industrias o actividades contaminantes. El 315 es crucial porque permite que los jueces y tribunales ordenen adoptar medidas cautelares para proteger los bienes rese?ados. "El C¨®digo Penal es s¨®lo la parte represiva de una legislaci¨®n, y no se le puede pedir todo", se?ala el experto de Greenpeace. "Hace falta una Ley General de Medio Ambiente, que concrete y unifique".