Pol¨ªtica y tabaco

?Cu¨¢nta tristeza me ha producido la primera aparici¨®n en la televisi¨®n de Juan Alberto Belloch como nuevo ministro de Interior! Y no es porque haya apreciado en sus palabras una vena de su nueva y reciente investida autoridad gubernativa, cuanto que haya aparecido con el cigarrillo encendido en la mano. Como nada nuevo le es a, Joaqu¨ªn Leguina, por lo que debe pensar que tiene el mismo derecho, si bien Leguina lo hace casi exclusivamente en nuestra/ suya televisi¨®n auton¨®mica madrile?a; o el mismo que ten¨ªa, y ya no tiene, al no ser un derecho fundamental, Julio Anguita (obligado te veas) o el que ejerc¨ªan con solera los ca¨ªdos Carlos Solchaga y Jos¨¦ Luis Corcuera. Pero lo de Belloch me preocupa mucho m¨¢s. Ahora es superministro, cuasi vicepresidente y qui¨¦n sabe si presidente in pectore, pero, en cualquier caso, s¨ª es ministro de Justicia y sus apariciones en televisi¨®n se van a multiplicar. Personalmente no me gustar¨ªa que su imagen se da?ara tanto en poco tiempo que se viera obligado a dimitir. Lo de menos es el mal ejemplo que nos da a los espectadores televisivos, o sea, a los espa?oles, tan necesitados, a mi entender, de cultura sanitaria.?Se imaginan que las televisiones, en un acto de valent¨ªa, se pusieran de acuerdo y prohibieran aparecer en pantalla a todos los pol¨ªticos que tuvieran un cigarrillo encendido en sus manos? ?Dejar¨ªan de fumar? ?Antes dimitir¨ªan?

?C¨®mo vamos a lograr que en los edificios p¨²blicos se proh¨ªba el consumo de tabaco, como por ejemplo en la sede general de los juzgados de primera instancia e instrucci¨®n de Madrid, donde, trabajo con otras 2.000 personas y a donde acuden otras 5.000 personas, diarias y se consumen alrededor de 25.000 cigarrillos cada d¨ªa?