Desartunado

Desafortunado, insidioso y gratullo (hasta que no demuestre lo contrario) es el infundio, que no el art¨ªculo, con que se dej¨® venir don Manuel Vicent contra Fernando Botero en su diario del d¨ªa 22 de mayo.Se puede estar en total desacuerdo con su exposici¨®n madrile¨ªla y contra sus gordos. Ya lo han estado otros articulistas y cr¨ªticos (de su peri¨®dico. En su derecho est¨¢n. Otra cosa es insinuar, ladina y perversamente, que el ¨¦xito del "9intor colombiano no lo debe a su :,jaleta ni a su ingenio, sino a presuntas mafias que ¨¦l, Vicent, conecta aviesamente con lo que para muchos significa o se asocia Medell¨ªn. Deja, pues, sentada la sospecha de que Botero es por poco (o por mucho) un narcoartista.

Con este mismo y peligroso rasero, de seguro el se?or Vicent debe medir el ¨¦xito de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, al descartar talento y trabajo como causa. Y porque nuestro Nobel y Botero se nutren del mismo alijo: la "concepci¨®n del mundo" de los colombianos y, por extensi¨®n, de los latinoamericanos. Ambos son excesivos, abundosos, pasionales y desbordados.Es comprensible que Vicent ignore nuestra cultura y, por tanto, nada le suscite Botero. Lo que no puede hacer es arrogarse el derecho a descalificar de un plumazo el arte que le es ajeno, ni en su megalornan¨ªa sentenciar qu¨¦ es lo est¨¦tico, lo bello o lo ap¨®crifo e insustancial. Botero acabar¨¢ de aparecer para ¨¦l, no para nosotros.

Pero para no poner en entredicho la honestidad bienpensante del se?or Vicent, como ¨¦l s¨ª pone la de Botero (a quien no conozco personalmente), mucho le agradecer¨ªamos que nos desenga?ara y nos contara por qu¨¦ nos debemos sentir "abochornados" y no orgullosos de su arte. De no ser as¨ª, Manuel Vicent debe una explicaci¨®n p¨²blica a Fernando Botero, una disculpa a los colombianos y de paso a sus lectores, pues si su juicio no tiene fundamento, ha envilecido la inteligencia que le admiramos con alguna raz¨®n abyecta y oculta, como el racismo, la envidia o la soberbia