El 'sabueso' del 'Watergate' persigue a Bill Clinton
Un libro de Woodward desvela secretos de la Casa Blanca y contradicciones del presidente
Lo ¨²ltimo que hizo Bill Clinton antes de abandonar la ciudad brit¨¢nica de Oxford, el pasado mi¨¦rcoles, fue comprar unos libros: entre ellos, The client, de John Grisham, y Honor among thieves (Honor entre ladrones), la m¨¢s reciente novela de Jeffrey Archer. Pero es otro libro el que centra la atenci¨®n del presidente de Estados Unidos en estos momentos. Su t¨ªtulo, The agenda. Su autor, el famoso periodista de investigaci¨®n Bob Woodward, uno de los descubridores del esc¨¢ndalo Walrergate, que oblig¨® a dimitir al entonces inquilino de la Casa Blanca, Richard Nixon.Esta ¨²ltima bomba editorial, que ha salido a la venta esta semana, describe las luchas internas en la Casa Blanca, la indecisi¨®n y la inconsistencia del presidente y la enorme influencia y el buen juicio de Hillary Clinton. El libro se ha convertido en otra amenaza para la popularidad de Bill Clinton, quien parece instalado ya en una permanente imagen de controversia.
The agenda pasa revista fundamentalmente al primer a?o de presidencia. Algunos de los problemas que se analizan ya han sido parcialmente solucionados. Pero otros casos, en los que se caracteriza a Clinton como un hombre carente de escr¨²pulos en busca de la reelecci¨®n y a Hillary como una pieza insustituible para dar coherencia a la pol¨ªtica de la Casa Blanca, sirven a¨²n para ilustrar el estilo de gobierno del residente dem¨®crata.
Bob Woodward no revela las fuentes que le narraron instantes tan ¨ªntimos como una conversaci¨®n en la cama entre Bill y Hillary Clinton en la que, una ma?ana de agosto de 1991, ella le asegura a su marido: "Si te presentas, ganas. Estoy segura". Pero el escritor subraya que todos los episodios narrados est¨¢n documentados y que las informaciones de las que se vali¨® ser¨¢n hechas p¨²blicas dentro de 40 a?os. El libro recoge comentarios sobre Clinton tan extraordinarios como el que hizo uno de sus principales asesores, George Stephanopoulos, a uno de sus colaboradores: "Es como un caleidoscopio. Depende de donde lo mires, lo vas a ver de una forma o de otra".
El presidente de EE UU es descrito tambi¨¦n como un hombre muy temperamental, al que frecuentemente traicionan los nervios y sufre exageradas explosiones de ira. Como aquella de la que fue testigo su director de comunicaci¨®n, David Gergen, en la que Clinton se quej¨® a gritos de. "?qui¨¦n diablos ha cometido un puto error como ¨¦ste?", simplemente porque se hab¨ªa anunciado que no iba a tener tiempo de reunirse con el alcalde de Chicago.
Asimismo, el libro afirma que todo el mundo en la Casa Blanca es consciente de que Clinton duerme poco y apenas descansa, porque lo quiere hacer todo y es incapaz de delegar. En las p¨¢ginas de Woodward se recoge la siguiente conversaci¨®n del presidente con su secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen: "Se?or presidente, usted quiere tomar todas las decisiones y eso no puede ser. No se trata de la cantidad de decisiones que tome, sino de la calidad. Yo he estado con usted en muchas reuniones y he comprobado que muchas veces est¨¢ ido. Simplemente porque est¨¢ cansado. No puede seguir as¨ª". Clinton respondi¨®: "Creo que tienes raz¨®n, Lloyd".
The agenda sostiene que la mayor parte de las contradicciones que se apreciaron en los primeros meses de Bill Clinton se deben a la guerra entablada entre los asesores de su campa?a electoral (George Stephanopoulos, James Carville, Paul Begala, Mandy Grunwald y Stan Greenberg) y los hombres reclutados para formar el Gobierno, entre ellos, el director de Presupuesto, Leon Panetta; el secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, y los miembros del equipo de asesores econ¨®micos. Los primeros pelearon para mantener a Clinton en la l¨ªnea de los compromisos m¨¢s populistas asumidos durante la campa?a, mientras que los segundos, respaldados por el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, le pidieron realismo para reducir el d¨¦ficit p¨²blico como primer objetivo.
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