Isla cerrada a los 'morenos' de fuera
Unos cabellos morenos son en Austria casi una garant¨ªa de discriminaci¨®n. Desde los m¨¢s o menos abiertos gestos de desprecio hasta las rotundas agresiones de los neonazis a extranjeros, la xenofobia ha calado cada vez con m¨¢s fuerza en esta sociedad bienpensante, estable y temerosa de los cambios. Aunque se hable bien alem¨¢n o se respeten las costumbres del pa¨ªs de acogida, no resulta f¨¢cil para los extranjeros integrarse en esta rep¨²blica alpina.Eduardo Labarca, un escritor chileno y con varios a?os de residencia en Viena, lo define as¨ª: "Austria es una isla cerrada y feliz que no quiere molestias procedentes de gentes de fuera".
No obstante, tambi¨¦n existen categor¨ªas entre los inmigrantes, y hay extranjeros de primera y de segunda divisi¨®n. "Cuando me he sentido m¨¢s discriminada", comenta Montse S¨¢nchez, una salmantina casada con un austr¨ªaco y con siete a?os en Viena, "es cuando me han confundido con una turca o con una yugoslava. Pero lo m¨¢s grave es que para el l¨ªder de la ultraderecha J?rg Haider, y para sus seguidores, todos somos extranjeros de mierda, sin distinciones. Es indudable que tememos una caza de brujas si los neonazis llegan, alg¨²n d¨ªa, a gobernar en Austria".
La agitaci¨®n de los contrarios a la UE ha a?adido un nuevo factor de desconfianza en forma de los impuestos que estos ricos centroeuropeos tendr¨¢n que pagar para subvencionar a los perezosos pa¨ªses del Sur.
La demagogia ha llegado a tales extremos que el veterano orador de un mitin a favor de la adhesi¨®n en el centro de Viena, el pasado s¨¢bado, se vio obligado a explicar a su auditorio de 200 personas: "No hagan caso a quienes sostienen que, si entramos en la UE, cada vez que regresemos de unas vacaciones en Espa?a varios ind¨ªgenas tratar¨¢n de subirse a nuestros coches porque all¨ª tienen m¨¢s de un 20% de paro".
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