Un informe internacional denuncia la situaci¨®n de las c¨¢rceles espa?olas
Las prisiones son viejas, los presos viven hacinados y existe un trato vejatorio
"Las prisiones espa?olas son vetustas, la poblaci¨®n penitenciaria vive hacinada, y los funcionarios recurren a menudo, aunque no de manera sistem¨¢tica, a la brutalidad y a un trato degradante. Han sido denunciados casos de tortura". Eso dice, al referirse a Espa?a, el informe anual del Observatoire International des Prisons, presentado ayer en Par¨ªs. El Observatoire es una instituci¨®n independiente creada en 1990 y que elabora sus conclusiones a partir de los datos suministrados por organizaciones no gubernamentales.
"El Observatoire realiza la misma tarea que Amnist¨ªa Internacional, pero aplicada al terreno del derecho com¨²n", explica Bernard Boltze, uno de sus dirigentes, mientras subraya que "el informe de 1994 demuestra que aumenta cada a?o el n¨²mero de presos en el mundo".Para Fabianne Teltsian, responsable de relaciones internacionales, "es importante poner de relieve que, en los ¨²ltimos a?os, asistimos a una tendencia a prolongar de nuevo las penas, as¨ª como a un endurecimiento de las condiciones de detenci¨®n, entre ellas la proliferaci¨®n del recurso al aislamiento", factores que, sin duda, van estrechamente ligados, como lo prueban los estallidos de violencia en c¨¢rceles "como las de Carner¨²n o las de Venezuela, algunos de cuyos centros, como el de Maracaibo, figuran entre los de mayor densidad de poblaci¨®n reclusa", a?ade Teltsian.
Histeria carcelaria
De entre las estad¨ªsticas manejadas correspondientes a los 32 pa¨ªses estudiados destaca la referida a Estados Unidos. "Es donde con mayor fuerza se ve lo que podemos denominar histeria carcelaria, que ha llevado incluso a crear prisiones dentro de la prisi¨®n", dice el informe. Por cada 100.000 habitantes hay all¨ª'509 presos. Namibia, que sigue en el escalaf¨®n, ya s¨®lo tiene 210 encarcelados por '100.000 ciudadanos libres. Espa?a cuenta con 117, una Cifra parecida a la portuguesa, la canadiense, la neozelandesa o la uruguaya, pero bastante superior a los 80 prisiorieros alemanes, franceses o colombianos, o a los 35 o 31 presos de Bangladesh y Nepal.La discriminaci¨®n de que son objeto las mujeres "en muchos lugares permanecen siempre encerradas, sin posibilidad de trabajar o leer"-; el problema que ha creado el sida -"ning¨²n pa¨ªs lo ha resuelto: en unos se multiplica a trav¨¦s de las jeringuillas; en otros, como los latinoamericanos, tienden a negar la existencia de la enfermedad"-, o los desastres generados por la miseria y la incultura -"en varios pa¨ªses de ?frica, el Estado no se ocupa de la alimentaci¨®n de los presos, que pueden as¨ª morir de hambre si no tienen familia o amigos vecinos al centro penitenciario "son factores que se a?aden a la presencia de la brutalidad.
En la Europa rica hay tambi¨¦n muchas diferencias entre un pa¨ªs y otro. En la pen¨ªnsula Ib¨¦rica hay el doble de presos que plazas y la comida es muy grasa y de mala calidad. En Francia y Alemania es mejor no ser extranjero: cuatro semanas de aislamiento total es un castigo frecuente.
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